Me desayuno con una terrible noticia, como lo son todas las referidas a la violencia. Más si cabe cuando el acto violento supone la confirmación de un fenómeno social que, lamentablemente, se va consolidando en nuestro ámbito ante la sensación de impotencia y frustración de los que no nos resignamos a este estado de cosas. Me refiero a la VIOLENCIA DE GÉNERO, y –más concretamente— al asesinato del actor Koldo Losada presuntamente a manos de su marido. Y es que la violencia de género también alcanza a los matrimonios entre homosexuales, lo que demuestra fehacientemente que en la denominada “violencia de género” intervienen factores que incluso trascienden la prepotencia del género masculino, tan prolongado ya en su devenir histórico que “ha generado ideología”, a la que llamamos MACHISMO.
Siempre he mantenido que el machismo es el sustrato psicológico necesario para potenciales violencias convivenciales, pero en ningún caso el único; tal vez ni siquiera el más importante. Como psiquiatra que soy, y durante mi ya dilatada experiencia profesional, he podido constatar que –en última instancia—es el instinto de posesión el que suele enloquecer a seres débiles de carácter e inmaduros, originándoles tal estado de confusión mental y agresividad que ¡¡antes verte muerta/o que de otro/a!! o ¡¡la maté porque era mía!!
Estos seres neuróticos jamás entenderán al amor como experiencia compartida, sino como dominio “a capricho”.
Por cierto: siendo la violencia de género, como lo es, una lacra social de primer orden (44 víctimas mortales en lo que va de año) ¿cómo es posible que –según encuesta del CIS—solo preocupe al 0,5 % de los/as españoles/as? Queda claro que el machismo sigue fuertemente arraigado en nuestra sociedad.
Fdo: JUAN SÁNCHEZ VALLEJO
(Médico psiquiatra)
Eibar noviembre de 2014
Publicado en www.escritoresatlantis.com
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