Eran cerca de las 5.20 de la tarde. A la par, Alexia Cué llamaba a su padre y mi mujer me telefoneaba para contarme que mientras nuestro hijo estaba merendando fruta, habían vivido un terremoto. Curiosamente el paisaje desde el coche se mostraba como un océano de trigo verde efervescente, el sol entrecruzando las nubes bañando la carretera... Hasta ahí, todo bien dentro de la normal anormalidad de los sucesos. Sin embargo, no podíamos creer lo que oíamos cuando Juan tena, promotor de Ceres café y Libros, nos comentó que precisamente en Talavera, lugar donde presentaríamos, repito el título del libro: "Una luz del más allá", de Carlos Cué, precisamente esa misma madrugada sobre Talavera, un asteroide había atravesado la atmósfera a una velocidad de 60.000 km/sg estrellando sus últimas partículas en las afueras. Parece un capítulo de Cuarto Milenio, a los que por cierto saludo desde aquí, pero nada más lejos de la realidad. Una luz del más allá, terremotos, asteroides... y hablo además de una novela de ciencia ficción repleta de fenómenos paranormales. ¿Casualidad, lo sobrenatural de la novela entrecruzado con esos instantes en los que la tierra y el cielo tiemblan, paranoia de editor? Quién sabe, pero el caso es así fue. Un día tan intenso que todavía no me he hecho a la idea.
editor
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