Juan Carlos Roldán García: "Decidirme por este título no fue sencillo, pues es difícil definir al conjunto de víctimas. "

 • En el libro, muchas mujeres se refieren a los policías de protección como sus “ángeles de la guarda”. ¿Cómo ha influido tu experiencia profesional en tu manera de contar estas historias?.

El contacto con estas mujeres nos ha hecho ver en ellas la desesperación que sufren a diario, ver en primera persona, como les trata la vida. Como por culpa de su maltratador son eso «MUÑECAS DE TRAPO» manejadas a su antojo. También es cierto, que nos han enseñado muchas cosas, sin ellas saberlo. Nos han enseñado su valentía, su entereza, su capacidad de sufrimiento, etc. Siempre, están los demás antes que ellas mismas.

¿Hubo algún testimonio que te resultó especialmente difícil de escribir o de escuchar? ¿Cómo gestionas emocionalmente tu implicación con cada caso?.

Todos los testimonios, unos más que otros son desgarradores, porque hemos vivido con ellas cosas muy íntimas. También he de decir que por evitar que fueran reconocidas he intentado suavizar el lenguaje utilizado, mostrar ciertas intimidades por no hacer carnaza. Han sido tantas las víctimas atendidas que me resulta difícil decantarme por algún caso en especial.

La gestión de nuestras emociones o nuestros sentimientos ha sido difícil de gestionar, pues cada caso, cada detalle, cada mujer te pellizca el corazón. Han sido muchas las veces que he llorado con ellas, que me he sentido impotente, que sentía que mi trabajo no llegaba donde quería. Un recuerdo especial tengo de las víctimas de maltrato psicológico, pues este es uno de los más dañinos y a la vez de los más difíciles de demostrar.

El título Muñecas de trapo es impactante y poético. ¿Qué simboliza para ti esa imagen y cómo surgió la decisión de titular así el libro?.

Decidirme por este título no fue sencillo, pues es difícil definir al conjunto de víctimas. Recuerdo que en una Charla que impartí a Policías de varios Cuerpos de Seguridad en un momento dado realicé una reflexión y les manifesté que por el trato recibido, por el daño causado, estas mujeres se sentían como «MUÑECAS DE TRAPO».

Uno de los grandes aciertos de la obra es su equilibrio entre la crudeza de los hechos y el respeto hacia las víctimas. ¿Cómo encontraste ese tono narrativo tan delicado?.

El respeto hacia estas mujeres ha de ser fundamental, uno de nuestros mayores valores. He intentando plasmar de forma respetuosa y utilizando un lenguaje sencillo las conversaciones mantenidas con ellas, de forma que el público lector pudiera entender lo que en él se plasmaba. De esta forma el libro puede llegar a cualquier persona, sin tecnicismos, de fácil comprensión.

Muchos capítulos contienen conceptos psicológicos explicados de forma muy clara (como la vergüenza tóxica o la dependencia emocional). ¿Buscabas también que el libro funcionara como una herramienta formativa?.

Así es, he intentado que las lectoras, en general y las víctimas en particular, vea y entiendan el por qué de su situación, cuál es el motivo por el que su agresor se comporta de esa manera, el por qué ellas no se dan cuenta de por lo que están pasando. Y de esta forma llegar a ellas, pues eso es lo más difícil de nuestro trabajo, el llegar a ellas y convencerlas de que están siendo víctimas del machismo malvado de sus parejas.

¿Qué reacciones has recibido de víctimas, familiares o profesionales desde la publicación del libro?. ¿Alguna te ha marcado especialmente?.

Normalmente las mujeres víctimas de violencia de género, son muy agradecidas por el trato que mantenemos con ellas, por nuestro comportamiento. Porque en el fondo no creen que un hombre pueda tratarles con respeto y consideración, que un hombre las entienda; o como alguna de ellas nos manifestó «todavía quedan hombres buenos».

Sí muchas de ellas me han marcado, cada una de ellas es especial. Cómo no marcarnos, es muy duro el sufrimiento al que se enfrentan. Cierto es que algunas de ellas han mostrado más empatía hacia nosotros, sus protectores. Al igual que otras han pasado sin más, así lo decidieron ellas mismas.

¿Qué mensaje esperas que se le quede grabado al lector al cerrar el libro, especialmente a quienes aún no reconocen las señales de la violencia?.

El mensaje que pretendo enviar al lector es por un lado que de la violencia se sale, dos que se dejen ayudar, que hay muy buenos profesionales –no todos lo son-, que se dejen aconsejar. Pero sobre todo que puedan identificar que ciertos comportamientos de sus parejas no los ha de tolerar.

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