¿Qué resulta al asociar “Historia”, “Arte” y “Juego de tronos”? Descúbrelo en el libro de Ana Martínez-Acitores

Ediciones Atlantis publica ‘¿Realidad o ficción? Arte e historia en Juego de Tronos’, escrita por la autora burgalesa residente en Valladolid, Ana Martínez-Acitores González que atrapada por el fenómeno G. R. R. Martin ha convertido un trabajo académico en su ópera prima, desvelando con precisión histórica cómo se atisba el Romanticismo alemán desde la cima del Muro, qué impulsa a vikingos y hombres de las Islas del Hierro al saqueo y la rapiña, el medievalismo europeo de Invernalia, el clasicismo italiano de Desembarco del Rey, el exotismo andalusí de Dorne, los ecos de Babilonia en tierras donde pisa la khaleesi. Un libro que no le puede faltar a todo aquel que desee poseer el conocimiento de un Maestre o la perspicacia de una Mano del Rey.

‘Arte e historia en Juego de Tronos’ nació como un trabajo de universidad, ¿Qué te animó a querer publicarlo?
A todo aquel que me preguntaba por mi situación académica, yo le respondía que estaba haciendo un trabajo de fin de máster sobre Juego de tronos. Ojalá pudiera haber fotografiado cada cara de cada oyente ante tal contestación, pero me quedé con la respuesta que más escuché: “¡Cuando lo termines, quiero leerlo¡”. Yo misma pensaba: “¿Quién, en su sano juicio, va a querer leer voluntariamente un proyecto de un máster de investigación histórica?”. Pero según iba avanzando, me iban emocionando más y más los resultados, a mí y a los interesados, a los que iba explicando el contenido del mismo. Al ver que el número de atraídos por la propuesta iba creciendo, decidí lanzarme al mundo editorial. Muchos me advirtieron de lo difícil que es publicar un libro, sin embargo, en poco más de una semana obtuve una respuesta positiva de Ediciones Atlantis. 

¿Cómo ha sido la metodología planteada en el proceso de creación?
En ningún momento pensé en la publicación del trabajo, sólo lo hice una vez lo defendí, por tanto, la metodología ha sido la de un trabajo académico. Comencé viendo la serie por enésima vez, pero de una forma distinta. Como ya conocía la trama, me fijé en otro tipo de detalles: ambientación, vestimenta, la filosofía de cada uno de los siete reinos, costumbres, políticas, sus gobernantes, religiones… Todo lo fui desmigando y, gracias a mi formación como historiadora del arte, en seguida me vinieron los símiles históricos y artísticos. Me fui dando cuenta de que el planteamiento de Desembarco del Rey y su Fortaleza Roja tiene un aire al Renacimiento italiano que, por ejemplo, no tiene Invernalia, que es más de una Inglaterra medieval, o que la condición de Daenerys Targaryen la había leído yo en alguna biografía de Cleopatra… y sin ir muy lejos, el exotismo, el refinamiento y la situación alejada del reino de Dorne, que es la región más austral, también lo encontramos en nuestra al-Ándalus. 

Partiendo de esa primera fase visual, vino el proceso de lectura. Aunque yo tenía las ideas en la cabeza, tenía que documentarlas adecuadamente. En este libro trato la Historia de Europa, desde al-Ándalus hasta Escandinavia, desde las antiguas civilizaciones del Mediterráneo y Asia Menor hasta el Romanticismo del siglo XIX. He consultado multitud de bibliografía para dotar al trabajo de un rigor histórico. Debo añadir que también ha sido una lectura obligada la propia saga Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin, pues todos sabemos que una película o serie no es más que la punta del iceberg del libro en el que se basa.

¿Está dirigido a los incondicionales de Juego de Tronos, o puede hacer que los lectores se interesen por la serie?
Hasta la fecha los pocos que lo han leído, que han sido familiares, han empezado a ver la serie a raíz de la lectura. Pero ese no es mi objetivo, además, Juego de tronos ha alcanzado un punto en el que no necesita promoción ninguna. Por tanto, plantearé otra pregunta: ¿Puede hacer que los lectores se interesen por la Historia? Desde luego que sí. Los incondicionales de Juego de tronos, entre los que me incluyo, consumimos cualquier cosa que lleve asociado ese nombre. ¿Qué resulta al asociar “Historia”, “Arte” y “Juego de tronos”? Que, sin quererlo, como un entretenimiento, el lector va a aprender cosas que no sabía sobre la Historia y el Arte gracias al hilo narrativo de la serie. Juego de tronos es una lección de Historia subliminal y conceptual, lo que le falta al espectador no iniciado en la Historia es que le expliquen la implicación histórica de la serie, y ese es el objetivo fundamental del libro.

¿Cómo crees que puedes sorprender al lector?
Quiero cambiar la mentalidad del lector, quiero hacerle ver que la Historia no es aburrida, que es apasionante. Son los historiadores los que hacen aburrida la Historia y los que han creado ese estigma que pesa sobre ella. De poco sirve el conocimiento histórico si se queda entre un reducido círculo de eruditos investigadores. La Historia es de todos, es nuestra, y por tanto merece que llegue a cada uno de nosotros. Sin banalizar la Historia y desde el rigor científico, en este libro explico ciertos acontecimientos históricos de otra manera. Si un incondicional de la familia Stark lee qué parecidos tiene Invernalia con la Edad Media anglosajona, seguro que este tema histórico que, a priori puede parecer aburrido, acaba fascinándole. Este libro es un intermediario que da a conocer la Historia gracias a un fenómeno social, que suscitará intereses históricos en los lectores.

¿Sigues escribiendo?
Escribir en un acto catártico. Soltar un torrente de tinta sobre un papel o aporrear un teclado es una forma de liberar pensamientos, emociones, sensaciones… no es sólo un acto de creación, a veces es una forma de alivio. Por eso, no es que siga escribiendo, es que siempre lo he hecho, aunque sean cosas que nadie leerá, siempre es bueno escribir.

Académicamente, sí que seguiré escribiendo. Actualmente estoy haciendo la tesis doctoral sobre arte, sociedad y mentalidad española en el siglo XIX, concretamente orbitando en torno a la figura de Francisco de Goya y su obra. Diría que es un artista por el que siento una admiración casi espiritual, y ahora tengo la fortuna de trabajar sobre él, así que me queda mucho por escribir, sí.

Un libro de tu infancia sería…
Tengo un recuerdo especial con El principito, que me regaló mi tía cuando cumplí 6 o 7 años. Recuerdo que lo leía mucho, y ahora alguna que otra vez también lo hago, tanto que está algo desgastado y algunas de las páginas están sueltas, pero todavía lo conservo con mucho cariño.


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