César Gómez Lorenzo: "He volcado todas mis reflexiones, todo lo que tengo en la cabeza [...] quería explorar las costuras de lo grande, ese es mi estilo. "

1.- ¿Quién es César Gómez Lorenzo?

Uno de tantos. Alguien que, como todos, sale adelante en un mundo que se suele oponer a ello. No es fácil vencer la mediocridad, como decía cierto pirata, pero siempre hay que intentarlo. No me creo nadie especial ni alguien con habilidades destacables. Además, por cada fortaleza tengo una notable debilidad. Pero si realmente tuviera que definirme, creo que hablan más de mí las cosas que amo que los adjetivos que se me puedan atribuir. Y es que yo soy un gran entusiasta de la naturaleza. Actualmente estudio Gestión Forestal y del Medio Natural, y los animales y plantas han sido siempre parte del ambiente que he frecuentado. En parte por eso creo que he sido un incomprendido, mi sitio nunca estuvo entre paredes, mi sitio es el monte y los mares.

2.- Háblanos de tu primera novela publicada ‘El día que maté a Dios’. 

Sobre todo, este libro ha sido una sorpresa. Jamás pensé que fuera realmente a publicarlo, e incluso a veces pienso que no debería haberlo hecho. Es cierto que me ha traído muchos problemas, pero es una gran ilusión que ha ido creciendo poco a poco y en la que he puesto hasta mi sangre. Y, al final, veo que ha merecido la pena.

En cuanto a las entrañas de este, quería algo original. Y así ha salido, ni yo mismo sé encajarla en un género. 

Es una novela hecha con mucho cariño. En ella he volcado todas mis reflexiones, todo lo que tengo en la cabeza. Y en ella quería explorar las costuras de lo grande, ese es mi estilo. Llevar lo emocionante a lo mundano, lo ficticio no tiene por qué ser perfecto. Mejor o peor, en esta obra he tratado de hablar de personas, no de personajes. De inquietudes, de filosofía, de muchas crisis existenciales, algo de drama pero sin olvidar la comedia. La vida es agria y dulce a partes iguales, esa es la esencia del libro. El “sería gracioso de no ser tan triste”.

3.- Tu novela cuenta con grandes dosis de simbolismo y surrealismo. ¿Quiénes crees que disfrutarán más de esta historia?

Creo que disfrutará de ella quien se pare un rato a entenderla, pero eso ocurre con todas, claro. Tampoco es difícil de comprender, simplemente es una obra de la que se puede extraer un mensaje claro si se ve el conjunto de sus partes cuando previamente se han observado todas por separado. Además, no creo que haya una única interpretación correcta, cualquiera puede sacar un significado que no sea el que yo había pensado en un principio y seguir teniendo razón.

En general es una novela ligera, con numerosos chistes y mucho diálogo, por no mencionar el volumen, que es hasta despreciable, en el sentido científico de la palabra. Por lo que cualquiera puede coger y leerla, pero no todo el mundo va a pararse a reflexionar. Eso me apena en cierta manera, porque el principal objetivo de esta obra es entretener e invitar al pensamiento a partes iguales. Disfrutar sin olvidar la metafísica.

Intento apelar con ella a la mayoría de públicos adultos, llevar una crítica no solo al que quiera recibirla, también al que esté mínimamente dispuesto a escuchar. En ese sentido es una trampa, parece que vas a encontrar una narración y encuentras una serie de pequeños ensayos disfrazados de ficción.

Quien realmente la ha disfrutado en su máximo esplendor he sido yo. La he escrito para un nicho, uno tan pequeño que solo me abarca a mí. Pero todos los curiosos, sobrepensadores y transgresores pueden recrearse en ella de igual manera.

4.- Háblanos del proceso creativo particular de esta novela. ¿Cómo ha sido? ¿Cuándo tienes la idea principal? ¿Cuánto tiempo te lleva darle forma?

 Tenía el título en la mente, quería matar a Dios. Estuve rumiando esto unos cuantos días. Y cuando volvía de un viaje, pasando por el  Barranco del Tesoro, al lado de La Herrería, se me vino a la cabeza la primera oración que aparece en la novela. Después de eso me lo tomé como un puzle. ¿Cómo se mata a Dios? Pues estuve como Carlos, mientras que él se lo figuraba, yo tampoco tenía ninguna pista sobre cómo se podría hacer. Pero fueron los personajes y un par de vueltas de mis metafóricos engranajes cerebrales los que me dieron la idea.

Muchos escritores construyen un gran esquema de difíciles tramas con personajes extraños o polifacéticos. Y así empiezo siempre, con un esquema, pero no suele salir bien. Tengo muy claro cuando empiezo dibujarlo que, al cabo de dos páginas, voy a tirar por la tangente. Así que he adoptado mi propia forma, improvisar. Lo digo por alguna parte de este libro, para mí un escritor o narrador es el que es capaz de dos cosas: de crear relaciones entre elementos a años luz de distancia uno del otro, y de observar con detalle las historias que ocurren en su cabeza. Dejo que sean los personajes y sus actos los que me cuenten a mí la trama, y no al revés, que, pienso, es forzarlo. Voy creando pequeños trozos de historias que siguen una misma línea, y cuando se acaba la línea la ato a otra. No digo que sea el mejor método, de hecho, quizá sea el peor, pero es el que a mí me funciona.

En cuanto al tiempo, me ha llevado unos cuantos meses, algo menos de medio año en total, pero porque es corta. Con el ritmo que suelo llevar en la escritura, algún proyecto más grande podría durar bastante más. Hay que tener en cuenta que no me puedo dedicar al cien por cien a esto, y muchos factores influyen en el tiempo que se tarda en hacer un manuscrito.

5.- ¿Algún nuevo proyecto en ciernes?

Desde luego. Ahora mismo estoy con lo que quiero convertir en una serie de novelas ambientada en un mundo original llamado el Plano. Y lo cierto es que ya llevo la mitad de la primera. Van a estar todas localizadas en dicho mundo, pero no en el mismo tiempo, y tampoco van a ser los mismos personajes. Se podría categorizar dentro de la fantasía o baja fantasía, y, aunque no hay un sistema de magia como tal, sí que he querido cambiar algunas leyes físicas y biológicas para dar como resultado algunas situaciones de ensueño y bestias maravillosas.

Planeo continuar con la escritura. He recibido muchísimo apoyo por parte de mis amigos y familiares, y esto me ha esperanzado mucho. Además, he visto que es compaginable con mi vida profesional y estudiantil y por ello voy a seguir intentándolo. 

Espero nunca perder esa llama que arde dentro de mí y que me obliga a contar las historias que brotan por mi cabeza. 


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