Ediciones Atlantis presenta 'Desde las tripas', una novela original e intimista escrita por el autor madrileño Luis Miguel Rodrigo González. En sus páginas, el lector descubrirá que la capacidad de este libro se extiende más allá de sus páginas, con su contenido, con sus posibles relecturas, interpretaciones, prospecciones y ahondamientos.
¿Cómo surgió la idea para escribir este libro?
Fue como un fogonazo que me tomó por la pechera una tarde de verano y no me soltó hasta que el libro quedó terminado. Se me impuso la historia, venida de no se sabe dónde, y a partir de ahí solo tuve que no interponerme demasiado para que la narración fuera fluyendo. Tras escribirla me doy cuenta de que hay un factor común a toda la obra: la realidad depende de los puntos de vista desde los cuales se observe. Esta obviedad es uno de los motivos que hacen que la gente siga leyendo, porque los libros posibilitan una libertad al lector que, por ejemplo, el cine, anula, otorgando producto acabados, manufacturados, regidos por una única mirada, que suele ser la del director.
¿En qué momento se te ocurrió hacer de la tapa de una lata de atún el hilo conductor de tu novela?
Siempre me han atraído las armas blancas, pero hay algo muy inquietante en este objeto. Algo que en principio no habría de ser usado como arma, se puede convertir en imprescindible para salvar la vida. Estamos acostumbrados a ver cómo se puede sacar provecho de un fragmento de espejo, un lápiz afilado o la pata de una silla; dan un aire perturbador a la escena, precisamente porque no son objetos en principio destinados a dañar. Y que sin embargo son potencialmente destructivos. En la cárcel se fabrican todo tipo de armas con los materiales más insospechados, es un modo de creación. Arte cisorio, del corte.
¿Qué has querido transmitir con el título?
Creo firmemente que todos y cada uno de nosotros llevamos en nuestro interior algo valiosísimo que, lamentablemente, no siempre sacamos a la luz. En mi trabajo clínico he podido verificar que gracias a los tratamientos muchas personas se atreven a acometer sus deseos, llegando a hacer producciones que antes de ser iniciado el proceso curativo no se habrían consentido llevar a cabo. Han de ser superadas muchas barreras para dejar brotar lo que en nuestro ser anida: miedos, autodestructividad, rechazo, fracaso. Son tantas las ocasiones en que he podido comprobar esto que creo que buena parte del sufrimiento psíquico es debido a que los pacientes no han encontrado —o no se han permitido— su modo peculiar, único e irrepetible de dar salida a aquello precioso que late en su interior. En sus tripas, quiero decir.
Desde las tripas es una novela intimista y muy psicológica ¿Qué la hace diferente del resto?
He procurado, como hice en mi anterior novela El ojeador, introducir cuestiones novedosas poco utilizadas en la narrativa. No me basta con que la obra esté trenzada, me impongo el objetivo de hacer trabajar al lector, no consentirle una posición acomodaticia, pasiva; no me interesa un lector que no quiera investigar. Me gustaría pensar que el lector que se confronta con mis libros es instado a poner en suspenso sus planteamientos existenciales, que al menos en algún momento se vean tambaleados sus cimientos personales. La eliminación de la puntuación en algunos pasajes, la ocultación del género de los protagonistas, los giros inesperados, la poesía. Y la intromisión de personajes marginales a la historia principal, lo cual tiene que ver con mi compromiso de dar voz a los que no cuentan. No sé si la novela será muy diferente a otras, pero creo que sorprenderá al lector, y le descolocará. Ese es mi objetivo.
A través de tu obra el lector podrá experimentar diversos sentimientos. ¿Hay alguno que te haya sido más difícil de transmitir?
Más que transmitir un sentimiento, la idea persistente es que el lector encuentre libertad en su lectura para experimentar con lo que lleva dentro de sí. Que se tope con ello, que no lo deje abandonado; o que si lo abandona sea por decisión propia, no por desconocimiento. Puede que alguno acabe por concederse la posibilidad de ser quien realmente es. Y salir del sofá.
¿Qué situaciones o hechos te motivan a escribir?
Escribo porque no puedo no hacerlo. Tiendo a pensar que es la escritura quien me escribe a mí, más que yo a ella; verdaderamente, es quien lleva la voz cantante. Por otro lado, me gusta fantasear con la idea de que allí donde no logro llegar, quizá con la escritura me pueda aproximar más. Visto así, escribo por impotencia.
Un libro de tu infancia sería…
De pequeño me gustaba 20000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne. Ahora, como psicoanalista, me adentro todos los días en terreno desconocido. Quizá provenga de ahí mi afición por ahondar. Del mismo modo que el Nautilus emergía a superficie, así es la escritura. Y el inconsciente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario