Es mi primera vez que acudo a la Feria del Libro de Madrid, mirando a la
gente desde dentro y hacia fuera en una de las casetas (la Nº 50) en esta
edición de 2015.
Me he sentido bien arropado y cómodo por quienes allí vendían mis libros
para que yo los firmara que, con mucha amabilidad me han dado también buenos
motivos de conversación agradable, lo que hace muy cómodo ese pequeños espacio
de sitio y de tiempo que por allá ocupé.
Y la gente fuera de esa caseta, a veces, esperando un poco de cola (lo que
siempre es un halago…) siempre dirigiéndose a uno con agradables sonrisas y ya
mi libro en sus manos para que se lo dedicara, algunas veces con comentarios
sobre cuando en alguna ocasión de mi vida habíamos coincidido en alguna parte,
para que yo lo recordara satisfactoriamente, como muchas veces si que ocurría,
pero otras… era un motivo para continuar una conversación hasta hallar ese punto
de inflexión o de conexión en nuestras pasadas vidas. Naturalmente todo solía
acabar con agradables sonrisas y apretones de manos, otras con eso del “pues a
ver si nos volvemos a ver, etc. etc…”)
Dicen que lo importante no es que te compren el libro (que si lo es… :-)
sino que finalmente te lo lean. Y yo a veces les añado más… “que espero una vez
que lo lean, me comuniquen su crítica sobre su contenido, cosa que siempre lo
recibiré con mucho agrado”. Hasta ahora tengo el orgullo de no haber recibido,
desde lo que ya lo hicieron así, una crítica o comentario que me haya molestado.
Más bien alguna sugerencia como para ayudar a mejorar algún dato que ya
escribí.
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