Alberto de Lucas Vicente: "Me gusta extraer todo el potencial semántico de las palabras. Me encanta que el texto tenga varias capas de significación. Al mismo tiempo, para mí es fundamental el humor, incluso en los momentos más dramáticos."

Ediciones Atlantis presenta 'Entre París y La Habana' una novela de Alberto de Lucas Vicente acerca de dos vidas conectadas entre sí: la de un joven pintor impresionista y la de un aspirante a poeta en la Cuba postrevolucionaria. 

1.- Por favor, resúmenos tu novela ‘Entre París y La Habana’
 Es complicado porque no se trata de una novela en cuyo eje central sea su argumento. Y no es que no lo tenga (de hecho, la novela está llena de pequeñas historias), pero no son las peripecias de los protagonistas las que hacen avance la lectura; sino las preocupaciones, reflexiones y emociones de los protagonistas. Podríamos decir que el libro narra dos historias que se cruzarán en algún momento. Por un lado, nos encontramos a un pintor impresionista al que no le ha ido muy bien en la vida, pero que se encuentra ante una oportunidad de resarcirse, al menos en parte. Sin embargo, al enfrentarse a su lienzo vacío para pintar el cuadro con el que habrá de mostrar su valía, se siente incapaz de empezar. Esa crisis de inspiración le hace evocar las decisiones que, a lo largo de su vida, le han llevado a ese momento. Por otro lado, en La Habana posrevolucionaria un joven aspirante a poeta se enamora apasionadamente de la chica de la que no debería. A lo largo de varias páginas veremos el debate constante entre su lado racional y sus impulsos emocionales para conquistar a esa chica, llegando, incluso, a poner en riesgo su vida.

2.- Eres doctor en Arte y Humanidades. Suponemos que tienes predilección por el impresionismo.
 Pues sí, eso pone en mi título, pero puede resultar engañoso. Mi formación es en Filología Hispánica y la denominación original de mi posgrado, antes del último cambio en los planes de estudio, es "Doctor en Lingüística". Así que, en realidad, mi especialidad es la Lingüística y la Lengua Española, y la Literatura es mi gran pasión. No obstante, siempre me ha gustado mucho la pintura y, de niño, mis padres cultivaron esta pasión comprándome un coleccionable por fascículos sobre los pintores impresionistas. Siempre me ha fascinado su capacidad de evocar y sugerir, en vez de mostrar sin dejar espacio a la imaginación. Creo que eso mismo es lo que intento hacer cuando escribo.

3.- ¿Cómo y por qué surge la idea de mezclar el impresionismo con la Cuba postrevolucionaria?
La verdad es que no lo sé. Al menos, no lo tengo muy claro. París y La Habana, en las épocas en las que transcurren las historias de la novela, tienen (al menos para mí) un gran poder evocador. En realidad, no son más que la excusa perfecta para desarrollar a mis personajes. Ambas tienen para mí cualidades casi humanas, con una evolución que, a pesar de la enorme distancia, tanto cronológica como geográfica, tiene extrañas concomitancias. Todas estas características se diluyen con otros rasgos y se trasladan así a mis protagonistas, como una parte más de su psicología, como un elemento más en su descripción.

4.- ¿Nos darías algunas pinceladas (nunca mejor dicho) acerca de tu estilo como escritor de novelas?
Me gusta extraer todo el potencial semántico de las palabras. Me encanta que el texto tenga varias capas de significación. Al mismo tiempo, para mí es fundamental el humor, incluso en los momentos más dramáticos, pero a menudo prefiero la sonrisa cómplice a la carcajada. Por eso suelo hacer uso de la ironía con frecuencia. También disfruto mucho con las conexiones extrañas, con las relaciones insospechadas (que, con frecuencia, me llevan a la intertextualidad). Por último, suelo escribir intentando acercarme al lector, contarle una historia como en una conversación cotidiana. Como ves, es una mezcla bastante personal, lo que creo que le da cierta originalidad a mi voz narrativa.

5.- ¿Cuál es el último libro que has leído?
Una antología de cuentos de Ignacio Aldecoa.

6.- Háblanos de un cuadro (solo uno) que consideres una verdadera obra maestra.
Es difícil elegir solo uno. Algunos de mis preferidos aparecen nombrados o indirectamente aludidos en la novela. Sin embargo, hay uno que puedo destacar porque es, en parte e intentando marcar algunas diferencias con él, la principal inspiración que empleé (de forma solo semiconsciente) para la descripción del cuadro que tanta importancia tiene en mi libro. Se trata de Impresión, sol naciente, de Monet. Me parece increíble todo lo que es capaz de crear con lo que parece, a simple vista, un conjunto caótico de manchas desordenadas. Como ya he dicho, la capacidad de sugerir, de expresar de manera secundaria e indirecta, es algo que me atrae especialmente.

Share:

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Popular

Archivo del blog

Recent Posts

Facebook

Twitter

Buscar este blog