Juan Sánchez Vallejo: "Trato de trasladar al lector una clara conciencia sobre la magnitud de este hecho social, en una sociedad a la que aún no veo sensibilizada para luchar y conseguir cubrir con dignidad las necesidades del anciano."

Ediciones Atlantis presenta 'La vejez (años a la vida y vida a los años), un libro de Juan Sánchez Vallejo, ni optimista ni pesimista, acerca de un futuro plagado de viejos y de los retos que esto conlleva a los gobiernos y la sociedad en general. 

1- ¿Qué van a encontrarse tus lectores en tu nueva obra?
Es un libro que analiza y describe la vejez como una etapa vital que ocupa cada vez más espacio en la sociedad, con lo que ello supone: revalorar la situación de los mayores tanto en el espacio familiar como en el existencial y social, y siempre con la amenaza que, inevitablemente, va a acompañar al anciano: la soledad. Y sin olvidar que la soledad conlleva situaciones que han de tenerse en cuenta para solucionarlas: prestaciones sociales (geriátricos), asistencia psicológica y sanitaria, en una edad en que son --lógicamente-- abundantes las dolencias degenerativas, como el Parkinson, la artrosis, Alzheimer, etc. 

2- ¿Qué te ha llevado a tratar un tema como este?
Trato de trasladar al lector una clara conciencia sobre la magnitud de este hecho social, en una  sociedad a la  que aún no veo sensibilizada para luchar y conseguir cubrir con dignidad las necesidades del anciano. Tengamos en cuenta, por ejemplo, que España tendrá en 2050 la población más envejecida del mundo, con una media de edad poblacional de...¡¡...52 años!!

3- ¿Cuál es la intencionalidad de este libro?
Pues eso: dentro de mis modestas posibilidades, lograr ir concienciando a la sociedad en que vivo de lo que ya vamos teniendo: cada vez más viejos/as, muchos de ellos/as malviviendo y sufriendo el peor de los males: LA SOLEDAD, y, por supuesto, LA POBREZA (ambas cosas suelen ir juntas). Debemos exigir a nuestros gobernantes todos los medios posibles (centros geriátricos, atención socio-económica, atención sanitaria, etc.) que eviten o palíen todas las deficiencias y dificultades que, hoy por hoy, se ciernen sobre la existencia del anciano por el hecho de serlo. 

4- Al margen de lo que encontremos entre las páginas de ‘La vejez’, ¿te consideras una persona optimista, o más bien al contrario frente a los desafíos sociales que se nos echan encima?
Siempre me he considerado una persona optimista, pero --como se suele decir-- "la realidad es terca". Hay una frase "tragi-cómica" de mi admirado humorista "El Roto" que dice así: "Viviréis más años, nos dijeron. Parecía una promesa, pero era una amenaza". Yo aspiro con este libro a que esa PROMESA se quede, cuanto menos, en eso: en PROMESA ILUSIONANTE. ¡Que no sea triste pensar en la vejez, sino que la vejez se viva, si no con alegría (sería también irreal) sí como un estado natural de equilibrio y experiencia, no exento de eso que se llama "ALEGRÍA DE VIVIR"!.

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