Guillermo Martínez Collado: "Somos demasiado benignos con nosotros y toleramos nuestros errores, cosa que no hacemos con los demás."

1.- ¿Quién es Guillermo Martínez Collado?

Quienes me conocen bien dicen que soy una persona alegre y extrovertida. Que soy un poco raro en mis gustos. Por los libros que leo, o las películas y los discos que me gustan. 

Creo que podrían decir de mí que soy una persona trabajadora y pienso que eso es bueno y hace que me sienta orgulloso. En los doce años que llevo trabajando en un negocio de hostelería en Ribadesella no he faltado ni un día. 

También trato de ser un tipo equilibrado e intento esquivar los excesos. No es fácil el equilibrio, así que intentarlo es divertido. 

2.- ¿En qué momento te inicias en esto de escribir? 

Siempre he tenido inclinación a desarrollar la creatividad, ya fuera dibujando o escribiendo. Lo que sucede es que era un desastre y lo dejaba todo inacabado. Cuando iba al instituto, en Villaviciosa, trataba de hacer cómics. Participé en uno que hicimos unos alumnos del centro. También me presenté al concurso de relatos y obtuve un premio. Desde allí en adelante todo era empezar algo para acabar dejándolo apartado al poco tiempo. Sin embargo tenía la certeza de que debía escribir.

En el año 2020, los ERTES que surgieron a raíz de la pandemia del coronavirus me llevaron a tener de repente un montón de tiempo libre. En el mes de noviembre nos mandaron para casa. Llevaba tiempo mirando una web que cuelga concursos de relatos y cosas de ese tipo. Me apunté un puñado de ellos y empecé a dedicarme unas horas al día a preparar unos cuentos, me lo tomé en serio. Los mandé y en seguida me olvidé de ello. Unos meses después me llegó un paquete a casa. Era la antología del concurso Antonio Trueba de Balmaseda. Habían elegido mi relato para formar parte de su libro. Ver un texto mío en aquellas páginas me gustó. Me motivó. 

Busqué otro puñado de concursos y volví a preparar más relatos, y de nuevo conseguí que me publicaran, esta vez en un certamen internacional donde se presentaban más de tres mil personas. Se convirtió una especie de droga. Empecé a organizar mi tiempo para poder escribir a diario. De repente era capaz de escribir todos los días, acababa las cosas que empezaba y de vez en cuando conseguía que me publicaran en alguna antología. Luego descubrí lo de las revistas literarias. Para entonces ya escribía con mucha regularidad. 

3.- La mayoría de los cuentos incluidos en Maleza ya han sido publicados anteriormente en diversas antologías, certámenes y revistas literarias. ¿Cómo definirías este libro?

Creo que Maleza pretende ser un libro de relatos al estilo de Raymond Carver o Tobias Wolf, salvando las distancias de calidad literaria con estos escritores, que son enormes. O por usar una referencia más cercana, Jon Bilbao. Más allá de ser una recopilación de los mejores textos que he ido publicando, que lo es, pretende ser coherente en su conjunto. Y además podría encajar dentro de lo que se llama realismo o realismo sucio.

4.- ¿Qué tienen en común todos los relatos incluidos?

A través de los relatos circula la idea de que algo no va bien en la vida de sus personajes. En todos ellos se enfrentan a algo que los supera y hay deseo de cambio. Eso genera una sensación de drama, que al final es lo que muchas veces sostiene la historia. A pesar de todo diría que también hay algunos que pueden considerarse divertidos y, dentro de que se adquieren a un estilo, hay cierta diversidad dentro de ellos.

5.- Empleando tus propias palabras tus personajes se muestran atrapados por su dificultad para comprender o ser comprendidos. ¿Nos entendemos cada vez menos?

Vivimos en un mundo con mucho ruido. Estamos bombardeados constantemente por información que nos llega a través de nuestras pantallas y que cambia cada pocos segundos. Todo sucede tan rápido que no somos capaces de asimilarlo. Eso posibilita una falta de comprensión hacia lo que sucede, ya sea a nosotros mismos o a los demás. 

Además creo que hay poca autocrítica. Somos demasiado benignos con nosotros y toleramos nuestros errores, cosa que no hacemos con los demás. 

También tenemos un problema emocional para externalizar nuestros sentimientos. Cuando algo nos va mal, nos aislamos en lugar de compartirlo con aquellos que nos rodean. Creo que en general todo esto genera una sensación de confusión de la que es difícil escapar.

6.- ¿Cómo surgen las ideas? ¿Cuáles son tus principales fuentes de inspiración?

Cada relato ha sido escrito de manera independiente, así que ha ido surgiendo de distintas formas. A veces estás leyendo algo que te da una idea. Otras veces escuchando música. Pero en general la semilla de las historias me surge en el día a día. Es algo muy pequeño que apunto y comienzo a pensar en ello. Después empieza a tomar forma, esto sucede muy bien cuando vas a caminar o a hacer una ruta en bici. Cuando empiezo a escribir la historia, suele estar muy trabajada en mi cabeza. Pero lo cierto es que cuando te pones a plasmar el relato, este puede coger una deriva diferente. Disfruto mucho todo este proceso y me divierte, y es algo que seguiría haciendo me publiquen o no los cuentos. 

Me siento muy influido por los escritores que me gustan. Inevitablemente creo que lo que uno escribe siente la mano de lo que lee en ese momento. Así que Raymond Carver, Tobias Wolf o Jon Bilbao como mencioné antes, Irvine Welsh y Kiko Amat, que me gustan y me divierten, Chuck Palanniuk, Richard Ford o Jon Cheever pueden ser algunos nombres que me inspiran muy fuerte cuando los leo.

7.- ¿Musas, trabajo duro o algo en medio?

Debe ser el camino del medio. Al menos en mi caso. Durante muchos años tuve ideas que me parecían geniales, pero no tuve la constancia de trabajar en ellas para que llegaran a algo. Y no hablo de publicar, hablo sencillamente del hecho de escribir.

Tampoco sirve de nada machacarse si no te vienen las ideas. Cierto es que cuando tienes el hábito cogido las cosas van saliendo.

8.- Llama la atención que el ciclismo y las bicicletas tienen una presencia notable en tu obra.

Esto me hace gracia, porque ha ido surgiendo de manera natural. Siempre me gustó el ciclismo. De pequeño seguía las carreras por televisión. Cuando no las retransmitían, consultaba los resultados en el teletexto, aquel hermano mayor de internet. Compraba las revistas que cubrían la temporada y recortaba las fotos para jugar a las chapas. Me fascinaba el Giro de Italia y su maglia rosa de líder. Pedaleaba por mi pueblo imaginando que subía algún gran puerto de los que veía en el Tour.

Con quince años compré mi primera bicicleta de carretera y he seguido practicando el ciclismo toda mi vida. He participado en marchas por toda Asturias. Cuando tengo vacaciones meto la bici en el coche y me voy a subir algún puerto por mi región, por Cantabria o por León. Si no puedo salir a rodar un día que tenía planeado hacerlo, se me endurece el carácter y me enfado.

Supongo que por eso el ciclismo o los ciclistas aparecen en mis historias de manera natural. Y más que ser relatos de este deporte, creo que el ciclismo viste la historia y ayuda a que esta ocurra. Puede ser un padre y un hijo que van a ver una carrera y descubren que no tienen nada en común, un tipo que atropella a un ciclista y lanza su cadáver por encima del quitamiedos, o una relación imposible entre hermanos que viene de sus envidias en la época en la que competían. 

A día de hoy, en los nuevos textos que voy escribiendo, aún surgen de vez en cuando historias que cruzan con las bicicletas, y supongo que siempre va a ser así. 

9.- ¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿Te planteas escribir novela?

Creo que me he convertido en un cortoplacista profesional. Primero me planteé hacer un puñado de relatos y fue lo que hice. Y luego otros pocos más y que me publicaran alguno. Después empecé a plantearme que salieran en un libro si juntaba bastantes relatos de calidad entre concursos y revistas. 

A día de hoy quiero hacer relatos mejores, y es lo que estoy intentando. Creo que los que estoy escribiendo ahora cumplen esa expectativa. Sigo publicando en revistas literarias y poco a poco consigo salir en algunas nuevas que antes no podía ni plantearme. Ojalá algún día pueda escribir esos cuentos directamente para ser publicados en un libro, que alguien me dijera “queremos que escribas unas historias y nosotros te las vamos a editar". Eso estaría bien.

El paso a escribir una novela llegará, o no, a su debido tiempo. No es algo que piense ahora mismo.


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