Eugenio Piñeiro Mejuto: "La estación de los condenados, más que una novela ecologista-feminista, es un relato que atañe directamente a la supervivencia de la humanidad."

¿Cuál dirías que es el tema central de esta nueva obra?
Defino a esta obra como ecologista-feminista. En un principio, pretendía escribir un relato con mensaje ecologista, pero a medida que iba desarrollando esta obra, de manera natural, se volvió feminista.
Y ha sucedido porque el ecologismo y el feminismo no son ideologías políticas de izquierdas. Son formas de pensar y enfrentarse al mundo, que atañen a una misma cosa.
Porque el ecologismo no consiste en salvar al mundo natural de los seres humanos, ni el feminismo, en que las mujeres manden sobre los hombres. La naturaleza ha sobrevivido a cosas mucho más destructivas que la actual civilización humana. La vida de este planeta va a seguir, hagamos lo que hagamos. Así que la cuestión es; ¿sobreviviremos los seres humanos a nosotros mismos? Porque ésta es la verdadera finalidad del ecologismo; evitar la extinción de la humanidad.
Asimismo, el feminismo consiste en que ambos géneros, mujeres y hombres, tengan los mismos derechos y libertades ante la ley (Esta definición está en la el diccionario de la RAE. Búsquenlo, antes de tacharme de femini-nazi), empezando por dejar considerar a las mujeres como seres humanos de segunda categoría, o meros objetos sexuales, y terminando por protegerlas. Porque es un hecho biológico indiscutible, que una población con mayoría de hembras tiene más probabilidades de prosperar, que otra con mayoría de machos. Esta segunda población está abocada a la extinción. Por lo tanto, más que proteger a las mujeres, el feminismo trata de proteger a toda la humanidad.
Y bajo esta perspectiva, La estación de los condenados, más que una novela ecologista-feminista, es un relato que atañe directamente a la supervivencia de la humanidad. Es el verdadero tema de este libro. 

¿Cómo crees que ha sido tu evolución como escritor durante estos años con Ediciones Atlantis?
Ante todo, estoy economizando páginas. He detectado, durante las firmas de libros de mis dos primeras novelas (El Heraldo del Caos y El Observador), que los potenciales lectores emitían un suspiro de pesadez cuando veían el grosor de estos ejemplares. Así que estoy tratando de que mis obras sean más delgadas, aunque igual de intensas e interesantes.
Y otra cosa, estoy intentando contar historias diferentes con cada nuevo relato que escribo. Por esa razón, cuando escribí La odisea de Tashiko, me negaba a que la protagonista fuese, simplemente, una versión femenina de El Heraldo del Caos. Y con La colonia infernal, me pasé al género de terror.

¿Algunas de tus obras de referencia?
La obra de referencia de esta novela sería la película de El Bosque, de M. Night Shyamalan. Y por cierto, el mismo director hizo otra vuelta de tuerca con un argumento similar, con la serie de televisión de Wayward Pines. Y que conste en acta, que primero vi la película, luego escribí la novela, y después vi la serie.

¿Cuál es el último libro que has leído?
El último libro que he leído es El llanto del traidor, de J. L. Goikotxeta, publicada por Ediciones Atlantis. Es la tercera y última parte de Crónicas de Shámsala. Y he de reconocer, que en esta editorial se publican obras mucho más violentas y explícitas que las mías, aunque igual de imaginativas e interesantes.

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