Yago Arriaga: "El libro es una novela contada a modo de diario en el que día tras día un ciudadano como tú y como yo se dedica a observar el mundo y su movimiento bajo esta terrible amenaza que perla cada día los telediarios de muertos y heridos."

Ediciones Atlantis presenta '49 días. Crónicas de una pandemia', del escritor Yago Arriaga, una obra acerca de todo lo que puede ocurrir en una familia encerrada durante 49 días en un piso de barrio. Sí, por el estado de alarma. 

1.- ¿De qué trata ’49 días. Crónica de una pandemia’?
Pues trata de todos nosotros. De todo aquello que se crea de la necesidad de hacer frente a algo como hasta ahora no habíamos tenido que enfrentar, como individuos, como vecinos y como sociedad en su conjunto. Un buen día te despiertas y descubres que un virus se ha expandido por todo el planeta y que el Estado, todos los gobiernos que están igual de desconcertados y tienen tan poco conocimiento como los ciudadanos a los que representan, decretan un Estado de Alarma en el que por profilaxis se te prohibe algo que hasta ahora había sido tan esencial y tan fuera de debate como la libertad. Y hablo de la libertad de movimiento, de contacto, de encuentro... El libro es una novela contada a modo de diario en el que día tras día un ciudadano como tú y como yo se dedica a observar el mundo y su movimiento bajo esta terrible amenaza que perla cada día los telediarios de muertos y heridos. Lo observa, lo siente y lo cuenta. Habla de cómo una ciudad se une y se rebela contra algo que hasta la fecha parecía una fantasía perversa. La novela trata de reflejar cómo se vivió el Estado de Alarma encerrado en un piso con su pareja y sus dos perros en un céntrico barrio de Madrid desde la honestidad, y la contemplación de los microrrelatos que surgían de sus vecinos. 

2.- ¿Cómo fue el proceso creativo? ¿Desde el primer día de confinamiento tuviste claro que querías elaborar un diario?
Esta pregunta tiene quizás la respuesta más curiosa de todas, porque te adelanto que no creo que existiese un "proceso creativo" como tal. Un buen día el presidente sale por televisión diciendo que se declara el Estado de Alarma y yo, cuya manera de comunicarse siempre ha sido a través de la literatura, me descubro ante la compulsión de sacar todo ese caos, ese terror, ese desconcierto... sacarlo de mí vomitándolo en un papel para así poder observarlo de frente y que diese algo menos de "miedo". Escribo un post en mi perfil de facebook a nada y a nadie en concreto, y me descubro ante la necesidad de escribir cada día; quiero decir, sentarme, procesar todo lo que ha significado el día bajo estas nuevisimas y violentísimas circunstancias, y lentamente descubro que se va uniendo cada vez más gente, leyendo, abriendo debate sobre lo que he escrito, empatizando con cada historia... y un buen día me descubro que escribo porque toda esa gente me espera. Cerca del día 49, me doy cuenta de que tiene una línea argumental muy clara, muy verosímil y que poseo el material suficiente para poder plantearme publicarlo. Hago los ajustes para que tenga el formato de una historia más o menos cerrada y lo paso a Ediciones Atlantis (a los que les estaré eternamente agradecidos por creer en el proyecto). Y me dicen que les gusta, y que quieren llevarlo. Fue una suerte, un milagro y un orgasmo. Y aquí estamos, tu y yo. En papel, el librerías. Agradezco también a Guillo Moreno, el artista que hizo la portada, por esa sensibilidad tan increíble que reflejó exactamente en un gráfico lo que he tratado de plasmar en el relato. Y a Raúl Alfonso, virtuoso de la pluma donde los haya, por escribir un prólogo que consigue enmarcar el texto en un contexto veraz, honesto y absolutamente necesario.

3.- ¿Alguna vez pensaste en una publicación?
Lo cierto es que no. Fue un ejercicio de expiación desde la entraña. Casi terapéutico. Pero las personas que lo han leído durante todo el proceso de creación, que han demostrado una empatía brutal hacia lo que escribo me dieron la pauta a la hora de plantearme llegar a más gente porque te voy a ser totalmente sincero... me encanta la idea de que gente que personalmente no me conoce de nada, a través de como yo, mi pareja y mis perros (mi familia, a fin de cuentas) vivimos esto, sea capaz de recordar cómo, cuándo, qué y cuánto vivieron todo aquello, y digan "¡claro! que increíble... sí, yo también he llamado más a mi madre por teléfono." o "¡es verdad! yo también he aprendido a conocer y a querer más a mi pareja" o "si es que a mi también me hablan mis perros".

4.- ¿Qué lugar ocupa la literatura en tu vida?
 Diría que empecé a escribir cuando tenía catorce años. Tengo cuarenta y uno. Nunca he dejado de hacerlo. Me calma, me equilibra, me relaja jugar con las palabras y su fonética, transmitir sensaciones a través de los sonidos. Es como magia. De hecho, te diré que cuando discuto, no suelo hacerlo en persona. Me voy a una cafetería, escribo un texto y luego se lo leo a la persona implicada. Es diría la forma más orgánica que tengo para comunicarme. Y ya hablaríamos de lo que escriben otras personas. Leer es un regalo, es un viaje donde puedes ir de la mano de alguien que sabe exactamente a donde quiere llevarte. Creo que cuando te metes en un libro, cuando lloras o te ríes con una historia es porque conectas, y eso te hace insuperablemente libre. La literatura es mi manera de comunicarme, de viajar, de soñar despierto, de vivir bajo la piel de otras personas....

5.- ¿Tienes más proyectos en mente?
Tengo muchos proyectos, ahora que la pandemia me ha regalado la enseñanza que escribir es cuestion de dos cosas. Bueno, de tres... de disciplina, de tiempo, y de aprender mucho de los demás (otros escritores). Tengo una novela avanzada llamada "Habitaciones Vacías", sobre cuatro personajes unidos por la muerte de un quinto que aprenden a enfrentar sus dilemas desde el amor y la compasión, perdonándose a sí mismos a través de los demás. Otra, "Las Palomas de Febrero", que empecé hace diez años, sobre cómo el amor hacia alguien que ve la vida desde tu ángulo opuesto puede hacerte el regalo más apropiado, que no es otro el de comprender que todo es cuestión de enfoques, que todos valen, y que dilapida en "tener que..." por el "querer". Aparte, estoy escribiendo muchísimo teatro para una acción preciosa llamada "TeatroLecturaEnCasa" que nos regala semanalmente una obra corta de quince minutos en la que soy dramaturgo. Aparte, una obra larga llamada "Gaviotas", inspirada en "La Gaviota" de Chejov. No me aburro, y me aburriré bastante menos de ahora en adelante. 

6.- ¿Cuál es la última novela que has leído?
La última novela que me he leido ha sido "El Ministerio de la Felicidad Suprema" de Arundathi Roi, segunda novela de la misma autora de "El Dios de las Pequeñas Cosas", uno de mis libros de cabecera. Es una novela que tardó dieciocho años en escribir, lo que le ha permitido dibujar unos personajes casi perfectos y que trata sobre la India y el conflicto palestino-nepalí contada por una colección de personajes bellísimos en su arquitectura lejos de arquetipos. Mezcla historia con realismo mágico en boca de un arcoiris de personajes que van desde una transexual prostituta en medio de una Nova Delih famélica a una guerrillera en un triángulo amoroso complicadísimo. Una auténtica delicia que se lee como quien toma un buen vino, a sorbitos y disfrutando cada palabra que en ella está escrita.

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