José Vicente Ruiz Paños sobre 'Lo inolvidable': "Trata de la lucha, perdida de antemano, del protagonista por retener el recuerdo de su vida junto a su mujer".

Ediciones Atlantis publica 'Lo inolvidable', una novela de José Vicente Ruiz Paños que habla de la enfermedad de Alzheimer en primera persona y sobre lo duro que es asistir desde fuera al inexorable avance de “la goma de borrar recuerdos”.

Lo inolvidable es una novela que habla sobre el Alzheimer. ¿Qué te ha impulsado a escribir esta novela?
Sí, habla sobre el Alzheimer pero sobre todo es una historia de amor. Trata de la lucha, perdida de antemano, del protagonista por retener el recuerdo de su vida junto a su mujer. Su amor es algo inolvidable, algo que merece la pena arrebatarle a la enfermedad. Y la única posibilidad que tiene es dejarlo todo por escrito antes de que “la goma de borrar recuerdos” acabe con todo.
Pero todo eso es lo que impulsa al protagonista a escribir y me preguntan a mí, como escritor. No sé exactamente qué me animó a escribir la novela. Empecé poco después de la muerte de mi madre, que sufrió esa enfermedad durante muchos años, y eso debe tener bastante culpa, pero no me he hecho ningún estudio psicoanalítico profundo ni nada de eso. Simplemente me puse a escribir y salio Lo inolvidable.

Supongo que esta novela no sólo es ficción y podemos encontrar en ella muchos hechos reales.
En realidad, sí es ficción. Y eso es algo que ya he tenido que aclarar a alguno de los pocos amigos que han leído la novela. Todo lo que nos cuenta el protagonista, narrador en primera persona, es inventado. Todo salvo alguna pequeña anécdota que he incluido. Reconozco que coincido con él en algunas cosas (a los dos nos gusta Bach, el flamenco, etc) pero en otras muchas somos muy diferentes. Son sus sentimientos, sus ideas, sus recuerdos y NO los míos. Hay quien viene y me suelta… “No estoy de acuerdo con lo que dices sobre tal tema” y yo siempre contesto: “Y a mí qué me cuentas, díselo al personaje, que es quien defiende eso”. Espero que no me pase lo mismo si algún día escribo la historia de un asesino en serie.

¿Qué se va a encontrar el lector?
Sobre todo una historia de amor, para mi gusto demasiado ñoña y convencional al principio (al fin y al cabo, se trata de un amor de juventud, de un primer amor). Y según va avanzando el libro vamos viendo que también lo hace la enfermedad, lo que afecta tanto a la forma como al fondo de la narración. La palabra Alzheimer no aparece en el texto porque mi idea original es que el lector fuese descubriendo por sí mismo que algo raro le está pasando al protagonista pero sí que está en la sinopsis de la contraportada, con lo que, por desgracia, se pierde el factor sorpresa.
Ocurre algo que he comprobado en la vida real, que con el Alzheimer van desapareciendo las autocensuras que todos nos ponemos en el día a día. Se pierde la vergüenza, el pudor por decir lo que de verdad sentimos y pensamos porque cada vez afecta menos lo que piensen los demás. Es una extraña libertad que tienen porque ya nadie se lo tiene en cuenta, “pobrecillos”.
Y hay otros componentes que deberá ir descubriendo el lector: Música, poesía, política, algo de suspense…
 
¿Crees que de alguna forma, tu novela puede ayudar a aquellas personas que están sufriendo de cerca esta enfermedad?
No es esa mi intención al escribir esta novela. No se trata de un libro de autoayuda ni nada parecido. Eso sí, es una manera de dar visibilidad a los enfermos de Alzheimer, de intentar ponerse en su lugar. Me parece importante porque incluso para las personas que les queremos y tratamos de cuidarles lo mejor posible, la enfermedad acaba por levantar una frontera entre los dos mundos; nos hace pensar que el enfermo ya no es el mismo ser querido de antes, que ya es otra persona, y eso me parece un grave error. Ellos siguen ahí aunque les sea cada vez más difícil comunicarse con nosotros, aunque su realidad sea totalmente distinta a la nuestra.
He intentado huir del tono lastimoso y compasivo pero no sé si lo he conseguido. Es posible que arranque alguna lágrima de los lectores que sufran de cerca algún caso de Alzheimer (ya se ha dado algún caso) y no sé si eso servirá de ayuda o todo lo contrario. Si alguien pasa un mal rato leyendo mi novela, de verdad que lo lamento. No voy a hacer chistes sobre esto, que ya hay demasiados. Y tampoco voy a falsear la realidad, que como canta Serrat: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.
 


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