Concepción López Adamuz: "Hijo del dolor es la historia de unas personas que superan todos los problemas que la vida les pone por delante y lo hacen con fortaleza. "

1.- Tu segunda novela publicada y de nuevo con Ediciones Atlantis. ¿Qué puedes adelantar a los lectores acerca de esta nueva historia?

Hijo del dolor es la historia de unas personas que superan todos los problemas que la vida les pone por delante y lo hacen con fortaleza. 

La protagonista es una mujer a la que yo llamo “mujer de luz”, porque no solo emerge de sus desgracias, sino que es un faro por el que los que están a su alrededor salen de sus sombras.

Es una historia armada alrededor de la concepción, nacimiento y adopción de un niño en Venezuela. Se desarrolla entre 1925 y 1946.

2.- ¿Has sentido alguna evolución o cambios significativos a la hora de escribir esta nueva obra con respecto a la anterior, Hilo eterno

Claro, en Hijo del Dolor hay menos de mí que en mi primera novela; el lenguaje y vocabulario están más cuidado y ha sido más fácil llegar al final. 

Hilo Eterno fue el gran reto de mi vida en cuanto a la autoría de una novela; el resultado me abrió el camino para seguir creando otras historias que lleguen al corazón de los lectores, enganchándolos a la trama desde el primer capítulo.

3.- Hijo del dolor, al igual que Hilo eterno, nos parece una novela muy elaborada, con tramas complejas y personajes bien construidos. Dan la sensación de ser obras muy exigentes para el escritor. En todos los sentidos. ¿Qué puedes decirnos de esto?

Es lo que pretendo en cada una de mis novelas. Para ello realizo una labor de investigación previa bastante exhaustiva, me sitúo en la época y utilizo pinceladas históricas en la narrativa de un texto novelado; la descripción de personas y lugares es una de las armas que utilizo. El objetivo es que el lector pueda reconocer el lugar y la época en los que se desarrolla la historia, al mismo tiempo que sienta la necesidad de conocer el desenlace final.

4.- Hilo Eterno llevaba al lector hasta África. Hijo del dolor se sitúa en unas coordenadas muy específicas: Venezuela, entre los años 1925 y 1946. ¿Cuándo y cómo surge la primera idea de esta historia?

Hace unos cinco años conocí a un venezolano que hablaba de su madre y de su mamá. Curiosa, le pregunté por esa distinción y me respondió que su madre era la mujer que lo había engendrado y su mamá la que lo había adoptado, educado y ayudado a crecer. Él no conocía los motivos por los que había sido adoptado por una amiga de su madre. A partir de ahí inventé toda la historia.

5.- ¿Cómo ha sido la labor de documentación e investigación? Parece una obra que ha debido suponer un esfuerzo importante en este sentido. Más, tal vez, que Hilo eterno.  

La labor de documentación e investigación ha sido la parte más dura y extensa en el tiempo a la hora de dar forma a esta obra: libros de historia venezolana, de arte, de costumbres, de léxico… 

Como cosa curiosa: adjunto en el libro un glosario de términos propios del lugar, palabras castellanas utilizadas por los venezolanos con distinto significado del que le damos en España.

6.- En los últimos tiempos estás incursionando en campos tan dispares como la poesía o los cuentos infantiles. ¿Te encuentras igual de cómoda? ¿Te interesan todos los géneros por igual?

Las historias infantiles me han acompañado en mis años de docente; escribía pequeños cuentos para mis alumnos en los que reflejaba los valores que quería resaltar. Ahora, escribo esas historias para mi nieta. Y me encanta inventar para alimentar su inocencia y su ilusión.

En cuanto a la poesía solo puedo decir que comencé a entrar en ese maravilloso mundo hace unos tres años. No he sido lectora compulsiva de poesía, solo una de vez en cuando. Pero una vez que entré en el mundo poético, y dependiendo de los días, escribir un poema me alimenta los sentidos, los sentimientos y el alma. 

Pero tanto las historias infantiles como las poesías me ayudan a expresar mis deseos, pensamientos… sin embargo, mi género sigue siendo la novela. 

7.- Por último, dos curiosidades. Empezaste a interesarte por la cultura con los comics cuando eras una niña. ¿Cuáles eran tus comics favoritos por aquel entonces? Y ¿tu interés por los cuentos infantiles guarda relación con tu labor de cuarenta años como profesora de primaria?

Recuerdo de mi infancia los TBO, los comics del Capitán Trueno, de El Jabato, Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape…

Hasta mi jubilación solo me atreví a entrar en el mundo de las historias infantiles como medio para la Animación a la Lectura con mis alumnos y para los cursos que impartí a otros maestros. Fue en el momento en el que mi tiempo me pertenecía cuando me sumergí en el mundo de la escritura. 

Mi interés por las historias infantiles guarda relación con “mis niños”, como siempre he llamado a mis alumnos, y con la ternura y amor que despierta una nieta.

 


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