Título: "Alfil blanco, Peón negro"
Autor: Alonso Holguín F.J.
Serie: Atlantis Serie Premium
ISBN:978-84-941855-8-8
Precio:22,00 €
Numero de páginas: 496
Dimensiones:15x21 cm
La lucha del Bien contra el Mal se presenta en esta extensa novela con unos perfiles nítidos en la definición entre uno y otro bando, sin espacios intermedios ni grises, contrariamente al relativismo que acostumbra a impregnar toda la novela negra desde sus orígenes. Una constante en este género literario que empieza por sus mismos protagonistas, ambivalentes y desclasados, solo hay que recordar, entre los españoles, al Carvalho de Vázquez Montalbán y, entre los americanos, a Phillip Marlowe o a Donald Lam.
Este planteo ético del autor que, en este caso y vista la rotundidad con que la frontera se traza entre bondad y maldad, podemos calificar de Moral –así, con mayúscula-, lleva al lector, desde las primeras páginas, a un posicionamiento que, si bien es lícito literariamente hablando, sustrae a la trama de los vaivenes que un cierto claroscuro le aportaría. Pero eso, que podría ser interpretado como una carencia, es la principal cualidad de la novela y el reflejo de su autor porque no hay trampa ni cartón, cambios temporales ni conejos en la chistera (algo muy de moda actualmente). El argumento y su desarrollo son troncales, de una pieza. Tanto como lo es el rotundo y compacto haz de líctores que figura en el emblema de la Benemérita.
Alfonso Holguín, descarga su experiencia como guardia civil con una riqueza de argot que dota a “Alfil blanco, Peón negro” de verosimilitud y riqueza lingüística en cuanto al vocabulario (hermanos, cucos, garrapata) y en las situaciones que plantea a la hora de blindar un operativo estableciendo zonas de seguridad.
Incluso las tramas colaterales de la novela, familiares, profesionales, incluso culinarias, están imbuidas de esa bipolaridad que el propio título de la novela ya indica. Holguín se encuentra a gusto al relatar hasta los pormenores la vida de Pablo y Markel, por un lado y, aunque menos, de Albéitar por el otro. Su prosa es premiosa y detallista.
En el único punto en donde Holguín, tal vez su experiencia personal en el cuerpo así se lo haya demostrado, introduce sombras es en la fiscalía, siempre proclive al pacto o la componenda en aras de un bien supuestamente mayor (información o cante de los delincuentes, cuando no política de bajo nivel).
Volviendo a Pablo y a Merkel, el hecho de que la empresa a la que pertenecen, dedicada a perseguir el delito, se sitúe extramuros de los poderes y la organización reglada y garantista del Estado nos habla de la carga de profundidad que contiene “Alfil blanco, peón negro”, una crítica, aunque subliminal, directa a su capacidad para perseguir la criminalidad de manera eficiente.
Aparecen en la novela, perfectamente documentados, los sistemas de blanqueo y evasión de capitales y los paraísos fiscales, al lado de delitos más carnales como son el mal trato a menores o la violencia de género. El autor, con pocas pinceladas, nos sitúa en la crueldad que ese tipo de crímenes contiene y que con frecuencia se desarrolla en el entorno más próximo.
No puedo dejar de manifestar que la impresión que me ha causado la novela, aparte de sus valores literarios, y conociendo la biografía profesional de Holguín, es la de que en ella hay mucho de catarsis personal por parte del autor, de reencuentro con un inconsciente y unos valores que precisaba poner en negro sobre blanco, la exteriorización de un poso no siempre transparente ni positivo dejado por años de experiencia y a veces, entiendo y temo, de íntima frustración.
José Vaccaro Ruiz
Jose, maestro, excelente crítica de la novela de Alonso Holguín, me entran ganas de leerla en cuanto caiga en mis manos, y perdona que te haya tapado con mi humilde comentario sobre otro de nuestros autores, si crees que te causo algún perjuicio, a ti o al autor, por favor dímelo para que lo retire con urgencia y lo cuelgue en unos días. Un abrazo
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