1.- ¿Quién es Roberto Montijo?
Roberto Montijo es el alter ego de Roberto Rodríguez. El segundo es un periodista que cubre el mundial de Fórmula 1 desde su pueblo extremeño y tiene mucha curiosidad por entender el mundo que le rodea, aunque no termina de conseguirlo. El primero solo es un impostor que usurpa el nombre de su pueblo para escribir en redes sociales y, ahora, en papel impreso.
2.- ¿Qué van a encontrarse los lectores en Cuidado con lo que haces en Internet?
De lo que más contento estoy es de que sea una novela divertida. Me siento en paz con su ritmo y en ningún momento me parece que decaiga la tensión. Después, 'Cuidado con lo que haces en Internet' trata de arrojar un poco de luz a los gigantescos cambios que estamos experimentando desde hace más de una década en la forma de enfrentarnos a la información. El clima irrespirable que se genera en las redes sociales y la responsabilidad que tenemos todos como sociedad de respetarnos y entendernos en el mundo virtual al mismo nivel que lo hacemos en el físico.
3.- Es innegable que el personaje principal de la novela presenta algunas semejanzas con el autor. Ambos sois periodistas deportivos y especializados en motor; suponemos, y esperamos, que pocas semejanzas más.
Es innegable que León Barbaño se parece mucho a Roberto Montijo. En cierto modo, ha sido la forma más fácil que este vago ha encontrado para no tener que documentarse demasiado sobre el contexto, pero en realidad León también es la peor versión de Roberto. Es el reverso tenebroso de alguien que dedica demasiado tiempo a saber qué opinan unos desconocidos sobre él y, peor aún, le da demasiada importancia.
4.- El periodismo actual y su relación con el mundo de las redes sociales es uno de los temas centrales de la novela. Como periodista, ¿qué opinión te merece esto?
No es solo el periodismo el que se relaciona con las redes sociales. Toda la sociedad se relaciona con ellas, y desgraciadamente desde las autoridades nadie le pone límites. Al contrario, los nuevos grandes mecenas del periodismo, que ya no se llaman Rupert Murdoch o William Randolph Hearst sino Google o Facebook, premian a quien suelta el exabrupto más grande, con el clima de crispación y de tensión que eso crea más en los individuos que en la sociedad.
5.- ¿Tuviste claro desde el principio que tu obra sería una novela negra?
Es difícil ubicar el principio. Desde hace muchos años he tenido la curiosidad de escribir una historia de ficción, ya fuese novela o cualquier otro género. En más de una ocasión comencé con historias que no pasaron del primer capítulo, pero esta vez encajaron todas las piezas. Cuando empecé a escribir tenía la historia ya muy clara en mi cabeza y tardé solo semanas en desarrollarla por completo.
6.- ¿Cómo y cuándo surge la idea principal de la historia?
En mi redacción es muy frecuente encontrar a profesionales a los que realmente les han afectado los comentarios que reciben sobre su trabajo. Yo normalmente me los tomo con más estoicismo, pero hubo uno, que sale reflejado en el libro, que me minó particularmente la moral después de un día muy complicado. Por un momento se me pasó por la cabeza toma la trama de la novela, casi como si fuese un flashazo, aunque más bien parecía un deseo imposible. Así que en lugar de dejar que me hiciese más mala sangre, la aproveché para iniciar esta historia.
7.- Se trata de una novela breve. ¿Has querido con esto buscar una mayor contundencia? ¿Ha sido premeditado?
No ha sido premeditado en ningún caso. Tenía muy claro que vale más una novela corta con buen ritmo que una larga con picos y valles. Mi modo de escritura es muy directo, supongo que defecto profesional del periodismo, así que tiene sentido que sea un libro breve. Estoy conforme con que sea así, y de hecho dentro del propio texto se bromea con ello.
8.- ¿Te encuentras trabajando en algún nuevo proyecto narrativo?
Hay ideas en la cabeza como aviones en el cielo. Pero que aterrice alguno es tan complicado...
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