María del Mar García Sabate: "Me gustan esas novelas que, una vez las terminas, siguen tomando forma en tu cabeza."

1. ¿Cómo nació la idea de situar la historia en una isla remota y casi atemporal? ¿Qué significado tiene y qué simboliza ese aislamiento?

Desde el comienzo, describo un terreno desconocido e inalcanzable. Es extraño y hermoso en ocasiones, aterrador en otras. Aún así, es un lugar completamente aislado, es verdad. Lo hice así para que ninguno de los personajes huyera, por muy raro que suene.

Físicamente las personas podemos huir. Mentalmente, no. Hay una parte de nuestra personalidad que mantenemos escondida en un agujero muy profundo, oculto tras varias cortinas y muchas puertas que, inconscientemente, cerramos con candado. Muchas veces, ni sabemos que existe. O pensamos que se ha esfumado para dejar paso a la persona que somos en el presente.

Hay un proceso y unas preguntas a responder durante la novela. No todo el mundo las responde igual: detrás de cada cortina, hay una persona diferente. 

En este caso, e independientemente del lector, esta isla se ajusta a un personaje en concreto.

2. La relación entre Ena y Kai está llena de tensiones, silencios y ambigüedad. ¿Qué querías explorar a través de ese vínculo?

La ambigüedad está por todas partes, en mi libro. También es cierto que Ena es la receptora principal de todos esos silencios y momentos de tensión. Cuando la novela empieza, ella acaba de llegar a la mansión, no sabe cómo funcionan las cosas. Se tiene que adaptar y, por lo tanto, cambia. Evoluciona. El desencadenante de ese cambio es la imperturbabilidad de Kai. 

Kai no es un personaje redondo. Me refiero a que no se desarrolla como los otros personajes: se mantiene siempre dentro del ojo del huracán. Para entenderla, hay que detenerse: observar, escuchar, entender. Poco a poco, Ena aprende a hacer eso.

3. La novela habla mucho de transformación y pérdida de identidad. ¿Sientes que Ena se pierde a sí misma o que encuentra una nueva versión?

No hay nada perdido ni nada nuevo. Descubre lo que siempre estuvo ahí.

Ena es igual de imperfecta que el resto de los personajes. Pero es la narradora principal, así que somos testigos de todos sus traspiés. 

El lector puede estar de acuerdo con sus decisiones o totalmente en contra. 

4. El uso del espacio —la mansión, los jardines, las flores— es muy visual y cargado de significados. ¿Tuviste referencias literarias o cinematográficas en mente al construir ese universo?

Sí, hay algunos guiños repartidos entre sus páginas. Los fans de Hercule Poirot los sabrán encontrar. Christie amaba plantear crímenes en círculos de la clase alta, artistas y personajes varios, con todas las extravagancias que eso conlleva. Fue mi forma de rendirle homenaje: es mi autora preferida.

También me inspiré en los escenarios del El conde de Montecristo. No hay nada como ese libro, de la misma forma que no hay nada como las descripciones del estilo de vida de la clase aristocrática parisina de la época.

Y, por supuesto, lo aderecé con un poco del Fantasma de la ópera, tanto del libro como de la película. Soy una fan absoluta.

5. La historia sugiere mucho más de lo que dice abiertamente. ¿Fue una decisión consciente dejar tantos espacios en blanco para que el lector los complete?

Fue completamente consciente.

No quise que mi novela fuera un monólogo, quería crear una conversación, algo que invitara a los lectores a formar su propia opinión. Tal vez estén de acuerdo, tal vez no; las preguntas las dejo abiertas.

Me gustan esas novelas que, una vez las terminas, siguen tomando forma en tu cabeza. Es como un trago de ron: baja por la garganta, pero el sabor se aferra a tu lengua. 

Pues esa era mi intención: abrir una botella de ron literario.

6. ¿Cómo fue el proceso de escritura: fluido, lento, intuitivo…? ¿Te enfrentaste a momentos de incertidumbre narrativa mientras desarrollabas la historia?

La reescribí tres veces: no me gustaban ninguno de los dos primeros borradores. Solía escribir de noche, en completa soledad y silencio en mi habitación en una iglesia en Londres. No fue tan mágico como suena: hacía mucho frío y necesitaba varias mantas. Imaginad a un oso polar dándole al boli frente a una hilera de ventanas emplomadas. De esa forma se escribió este libro.

7. ¿Cuáles son tus próximos proyectos literarios?

¡Demasiados! Pero ahora mismo estoy trabajando en uno que me hacía muchísima ilusión empezar. Es una novela de ciencia ficción que narra la aventura de un grupo de hackers. Está situada en la España del futuro. Para ello, leo papeles que proponen nuevas tecnologías basadas en varios campos.

Claro que, como me dedico de forma profesional a ello, también tengo cierta perspectiva acerca de dicho desarrollo y sus ramificaciones. Me doy la libertad de especular. Si hay alguna barbaridad, espero darme cuenta antes de que sea demasiado tarde.

Describo una España muy diferente a la de hoy en día, sin caer en utopías ni distopías. Me gustan los personajes y me divierte especular acerca de qué tecnologías habrá en el futuro, o cómo será la gente, o los ideales o la sociopolítica. 

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