Luis Miguel Prieto Fonseca: "Esta novela es un trabajo tremendamente ambicioso que pone a prueba cada una de las páginas que se han escrito sobre un conflicto que, después de 80 años, sigue suscitando miles de preguntas aun sin responder."

1.- Tu segunda novela publicada en Ediciones Atlantis y de nuevo la II Guerra Mundial como telón de fondo. Sin spoilers, cuéntanos acerca de La crisálida del tártaro. ¿Qué van a encontrarse los lectores?

Lo primero con lo que los lectores se van a encontrar es con un desafío. La Crisálida del Tártaro, es un trabajo tremendamente ambicioso que pone a prueba cada una de las páginas que se han escrito sobre un conflicto que, después de 80 años, sigue suscitando miles de preguntas aun sin responder.

En esta ocasión el desarrollo de la novela es lineal y recorre 4 años de la conflagración, exactamente desde mayo del 41 hasta mayo del 45. El desafío del lector consistirá en luchar contra unos principios dudosamente establecidos por aquellos que, a lo largo del tiempo, han escrito la historia. No sólo conceptos como agresor o agredido, liberalismo u oligarquía van a ser puestos en entre dicho en cada una de sus páginas, la propia historia de la humanidad, como la conocemos y como nos la han contado, saltará por los aires.

El lector se hará las preguntas incómodas que los encargados de modelar la crónica del mundo nunca han estado, ni van a estar, dispuestos a contestar. La política, la religión y la ciencia, cada vez se ven más rodeados por una sociedad más versada e inteligente, con acceso casi ilimitado a cualquier información y que ya no se conforma con escusas.

La Segunda Guerra Mundial, va gestando otra historia paralela dentro de su propia historia, una Crisálida llena de luz y de sombras que crece a lo largo de 330 páginas en una novela de acción y aventuras con un ritmo frenético, que recorre algunos de los parajes más salvajes y desconocidos del planeta, con ánimo tanto de entretener como de docencia, en la que no falta el espionaje, la conspiración, escenas bélicas de blindados e incluso varios capítulos claustrofóbicos dentro de un submarino, que harán las delicias del lector dejándole sin aliento hasta la última página.

2.- Eres un amante de la novela negra que, sin embargo, no deja de interesarse e investigar sobre la II Guerra Mundial. ¿Cómo así? 

Pasé toda mi adolescencia devorando a los grandes historiadores de la Segunda Guerra Mundial como William Sheridan Allen, Alan Bullock  o David Irving, y tratando de conseguir traducciones decentes al castellano de maestros de la novela negra como Dashiel Hammett, Raymond Chandler,  Jim Thompson o Chester Himes, entre otros.

He leído muchísimo a lo largo de mi más de medio siglo de vida, pero nunca he disfrutado tanto como con estos dos géneros, que tienen mucho más que ver entre ellos de lo que a priori puede parecer.

Opino que el trabajo de investigación que se necesita para realizar cualquier ensayo histórico, puede y debe ser aplicado para construir una impecable novela negra y la Crisálida del Tártaro es un magnífico ejemplo de ello.

Creo sinceramente que el secreto del éxito de mi trabajo precisamente es ese, el estilo de novela negra con el que afronto el marco beligerante de una guerra, creando un “cliffhanger” mientras dibujo escenas bélicas repletas de acción y al mismo tiempo puntos de giro que obliguen al lector a dar la vuelta a otra página, jugando al despiste hasta el final, a pesar de que la historia siempre tiene escrito uno, y rellenando cada escena de un ambiente opresivo y negro, rodeada de psicología oscura.

3.- ¿Por qué crees que la II Guerra Mundial en general, y el nazismo en particular, genera tanta fascinación?

Ningún conflicto puede ser comparado con la Segunda Guerra Mundial, algo que avalan los más de 60 millones de muertos durante la misma.

Pero sin olvidar este detalle sangriento de relevancia, la revolución armamentística, tecnológica o química que fue llevada a cabo en menos de 6 años, todavía tiene repercusión en nuestros días; los aviones a reacción, los primeros cohetes extra terráqueos, submarinos con una autonomía de inmersión y profundidad más avanzada incluso que algunos modelos actuales, experimentos genéticos llevados a cabo por primera vez en personas, o los estudios sobre otras fuentes de combustibles no fósiles etc (llevados a cabo curiosa y exclusivamente por el bando perdedor del conflicto), son un claro ejemplo de ello.

Pero en mi opinión, la fascinación que todavía hoy día despierta el concepto holístico de nazismo, empieza mucho tiempo atrás y hay que buscarla en el ocultismo de las sociedades secretas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuyos estudios dieron como fruto la Ariosofía primero y el Nacional-Socialismo después, y que de forma tan torpe fueron ocultadas y hechas desaparecer después de la guerra sin escusa y sin dar ninguna explicación al respecto por el bando ganador. El “ser humano” por imperativo natural, tiende a escarbar en aquello que se le prohíbe o se le oculta, y esa obsesión por enterrar cada símbolo que podía asociarse al nazismo y sobre todo, al nazismo esotérico, ha convertido a las SS por ejemplo, en algo tan espectacular y provocativo como las órdenes de caballería de la edad media. Ni siquiera imperios como el egipcio o el romano, la civilización grecolatina o la Ilustración, han influido tanto en el desarrollo de lo que llamamos cultura de occidente, como lo han hecho miles de Swastikas ondeando en multitudinarios desfiles dirigidos por la personalidad y el carácter de hombres con el carisma velado de Adolf Hitler o Heinrich Himmler.

4.- Como experto en el tema, ¿qué motivos llevaron a los nazis a interesarse tanto en el esoterismo, la magia y el ocultismo?

El nazismo o nazismo esotérico, fue una ideología con gran contenido místico entre los círculos más elevados de sus seguidores, dotada de una fuerte corriente pseudocientífica y basada en gran parte en fundamentos metafísicos usados en la interpretación de textos proféticos, sobre todo, védicos.

Fue a partir de 1907, cuando un joven aspirante a pintor llamado Adolf Hitler comenzó a sufrir unas extrañas visiones y sucesos paranormales, muchos de los cuales se produjeron en presencia de su amigo August Kubizek (hechos documentados que paulatinamente han sido enterrados hasta ser prácticamente imposible dar con ellos y con su contenido sin adulterar), que le llevaron a contactar con un editor llamado Liebenfels, de una revista esotérica denominada Ostara.

Esta publicación y otras de corte similar servirían de medio de expresión a movimientos como la Liga Pangermánica y sociedades secretas como la Sociedad Thule, entre otras, que combinaban, a partes iguales,  antisemitismo, teosofía y ocultismo, dando lugar a lo que se ha dado en llamar la Ariosofía. Esta corriente propugnaba la vuelta a un, supuestamente, glorioso y pagano pasado ario, de la mano de líderes carismáticos dotados de poderes ocultos, en una tierra más septentrional de todas las existentes, Hiperbórea, y que para los nacionalistas alemanes simbolizaba el origen nórdico de su raza.

Vocablos como ario, nórdico, indogermano, germano o ariogermano, acabaron por generalizarse no sólo entre los nazis más ortodoxos, sino entre el resto común de la ciudadanía.

Ciencias como la astrología y pseudociencias como la videncia, unidas a teorías espiritualistas y neopaganas, impulsaron la creación de Ahnenerbe en 1935, ya con el partido nazi en el poder, institución que se encargaría, entre otras cosas, de confirmar las teorías de civilizaciones prediluvianas predecesoras de la Aria,  impulsadas por la Teosofía de Madame Blavatsky.

5.- En tus novelas siempre trabajas mucho la creación de los personajes. ¿Qué puedes decirnos de algunos de los personajes de La crisálida del tártaro?

Como siempre, los personajes son la parte más importante de mis trabajos, son seres de carne y hueso que pueden oír, hablar, observar, aprender, que tienen carta blanca para expresarse y sobre todo que pueden sentir, ese es el verdadero secreto, yo los doto de una vida y una energía propias.

En esta ocasión, los protagonistas son personajes conocidos de la historia, a los que devuelvo a la vida para que nos cuenten ese relato que en su momento no pudieron o no quisieron o nos les dejaron contar, a los que se unen otros que, dentro de su anonimato ficticio, están llenos de personalidad, crueldad o tienen el poder de atracción de diosas, y juntos se convertirán en héroes para el resto de personajes y por supuesto para cada lector.

Yo me siento entre ellos para hablar antes de comenzar a escribir cada escena, los sitúo, pero luego son ellos los que me arrastran en una ola de improvisación fantástica, una comunión perfecta en la que cada gesto, cada mirada y cada palabra quedan escrupulosamente registradas en la novela.

Rudolf Hess junto a Heinrich Himmler, que duda cabe, son los dos protagonistas principales de la novela, los polos contrarios de un imán, con un mismo objetivo pero en el que pueden apreciarse, en todo su esplendor, los lados oscuro y níveo de la energía que nos rodea y la forma en la que ésta puede ser utilizada.

Otros personajes de calado fundamental son Winston Churchill y Franklin Delano Roosevelt. El lector podrá sentir como su piel se eriza por momentos durante la lectura. Como he dicho ya en más de una ocasión, la historia siempre la escriben los ganadores, pero la verdad escrita con renglones torcidos, queda sepultada bajo la herrumbre del silencio y del olvido. La cara más oscura que estos dos personajes  son capaces de representar, su lado más inhumano que también es necesario cuando lo que se pretende es ganar una guerra, es la que el lector quiere conocer, quiere sentir, quiere sufrir en su propia conciencia, no la que todo el mundo conoce, y esa es la que yo le muestro con detalle, perfectamente narrada y escrupulosamente documentada. 

Por supuesto, también se encontrará con otros personajes a lo largo de la novela mucho más benignos como son María Orsic, Otto Rahn, amigo inseparable de Rudolf Hess y la inolvidable capitana Morrigan, Riga, la heroína espiritual del relato y a la que tanto Hess como el propio lector verán crecer hasta convertirse en la referencia más importante del mismo.

6.- Tu anterior novela, Hojas de otoño, fue publicada hace algunos años ya. ¿Cuánto tiempo te ha llevado la elaboración de esta nueva obra?

Hojas de Otoño fue publicada exactamente hace cuatro años, ¡y qué cuatro años! Como todos o casi todos conocen ya a estas alturas, trabajo como sanitario en el Hospital La Paz de Madrid, en la Unidad de Reanimación Cardio-torácia, que fue convertida en una UVI de Covid-19 durante la fase más dura y letal de la pandemia.

Esa experiencia, que nos ha marcado a todos profundamente, también retrasó mucho, por ejemplo, la labor de escritura en mi caso.

La Crisálida del Tártaro ha sido el fruto de cuatro años intensísimos de trabajo, dos de ellos dedicados, casi, en exclusiva a la investigación y a la documentación, dedicando los otros dos años a una labor combinada de documentación y escritura.

Como también he indicado antes, no entiendo la transcripción de una novela sin esta labor de exploración e información. A estas alturas nadie puede negar ya, que mis novelas de “ficción” se sustentan en la más absoluta y muchas veces nauseabunda  “no ficción” que la realidad oculta, pero para llegar a ella hay que escarbar y arrancar con las uñas esa losa llamada “verdad” detrás de la que, muchas veces, se oculta el autentico axioma.

He leído cientos de documentos, miles de páginas, el noventa por ciento de ellos en lengua extranjera, y para sorpresa de la inmensa mayoría, no en inglés, idioma en el que me manejo perfectamente después de mi experiencia viviendo en Irlanda. He tenido que traducir documentos rusos, checos, polacos, alemanes e incluso suecos, siendo en este último idioma en el único que encontré información clasificada sobre la misteriosa muerte del Duque de Kent, algo que no está disponible en ningún archivo británico para sorpresa no sólo mía, sino para el resto de la sociedad, dado que era el hermano del monarca británico durante la Segunda Guerra Mundial.

La historia, como cualquier sociedad que se precie, dispone de sus propios vertederos para depositar y enterrar la basura, solamente hay que querer reciclarla evitando no hundirte y quedar sepultado por ella. 

7.- ¿Tienes algún nuevo proyecto en mente? ¿Seguirás combinando la novela negra con la novela histórica y bélica?

Desde luego ideas nunca faltan e ilusión y ganas tampoco, desgraciadamente de lo que no dispongo es de tiempo suficiente para dar rienda suelta a mi imaginación.

Tengo un proyecto en mente que me encantaría desarrollar. 

No voy a negar que me apasionaría escribir una novela negra, un Hard-Boiled con ritmo de Thriller pero ambientado en la época de la Segunda Guerra Mundial, aunque quién sabe, lo mismo se cruza en mi camino otro conejo blanco y seré yo mismo el que me lance por el hueco de un árbol, sólo para saber lo que hay al otro lado, como he hecho siempre, como no dejaré de hacer nunca.


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