Tras publicar ‘El heredero al trono del Averno', Sócrates García nos sorprende con una nueva novela de terror: ‘La mirada de los muertos’, que presentada este 9 de septiembre en la localidad leonesa de Santa María del Páramo.
· ¿Qué se va a encontrar el lector en ‘La mirada de los muertos?
Se encontrará con una novela de terror en la que, el narrador omnisciente, cuenta una historia en primera persona pero desde una perspectiva de tercera persona. Un pequeño recurso literario que utilizo, para intentar hacer sentir al lector un narrador más cercano.
Se encontrará también descripciones muy detalladas de las experiencias paranormales y las pesadillas sufridas por los protagonistas, que determinaran el desarrollo de una trama en la que prima la descripción y la narración, junto a la inserción de varias líneas de dialogo, que le conducirán por una historia fantasmagórica, demoniaca y espectral, y menos sangrienta que mi anterior obra.
· ¿Cómo te has enfrentado a esta segunda novela?
Trataba de hacer algo diferente a mi anterior obra, pero sin abandonar la esencia ni el género, no quería encasillarme en un estilo demasiado gore y por eso decidí hacer una historia de terror más psicológico. Era consciente de que mi sello de identidad tenía que ser la descripción de las escenas más tétricas, pero no tenían por qué ser siempre sanguinarias y decidí recurrir a otra clase de terror mediante una historia que puede ponerte los pelos de punta sin necesidad de desbordar ríos de sangre.
Lo que realmente buscaba era crear una historia digna de los setenta pero escrita en la actualidad. Digamos, que esta es la novela que ha salido, de mi continua búsqueda de un clásico intemporal en este género.
· A parte del género, ¿Qué tiene en común con tu anterior novela publicada?
En ambas el narrador hace especial hincapié en la descripción de las escenas con más acción que, como ya he mencionado antes, pienso que puede servirme como sello de identidad como autor, ya sabes, algo con lo que el lector que me haya leído antes, pueda identificarme perfectamente en la nueva obra.
Durante el desarrollo de la trama existe una mención a Zagreo “El heredero al trono del averno”, en principio iba a tratarse de una mención esporádica a modo de sorpresa, pero al final cogió tanta fuerza que casi podría decirse que se trata de la segunda parte de la obra, aunque sean historias completamente diferentes y sea completamente factible leer “La mirada de los muertos” sin haber leído antes la anterior. Digamos que son historias paralelas dentro de un mismo universo, el de mi imaginación.
· ¿Cómo ha sido tu evolución como autor?
Si tuviera que elegir solamente una palabra, diría que mi evolución como autor ha sido constante, tan lenta y progresivamente que apenas he podido darme cuenta de lo mucho que maduran los escritos con el paso de los años. Solo puedo apreciarlo cuando vuelvo la vista atrás para releer antiguos manuscritos y viejos poemas.
Constante porque nunca hay que dejar de aprender, siempre hay que dar un paso más y continuar con el camino que has elegido, el que te ilusiona y te llena de libertad.
Constante, porque me recuerdo emborronando las hojas de un cuaderno con mis primeros versos, versos preadolescentes y pequeñas redacciones del colegio, continué con la ciencia ficción sin abandonar la poesía y ahora he encontrado en el terror una nueva forma de sentirme vivo.
Constante, porque hace un poco más de un año, cuando escribía en mi ordenador como si estuviera poseído, para evadirme un poco de los problemas reales, jamás hubiera pensado que una editorial iba a interesarse por mi obra. Por eso sobre todo, constante porque Ediciones Atlantis y J.D Álvarez, su editor, se cruzaron en mí camino.
· ¿Sigues escribiendo?
Por supuesto que sigo escribiendo, creo que sería más fácil dejar de respirar que de escribir. Para mi es algo que me sale de forma mecánica, es una sana adicción que arrastro desde que era chiquitito y jamás podría dejarlo.
Nunca lo he hecho por dinero, ni por fama, ni por impresionar ni demostrar nada a nadie más que a mí mismo, solo escribo porque cuando no lo hago me siento incompleto, como que algo me faltara. Por eso siempre me refiero a mi obra como tal, no como un trabajo. Cómo dijo en su día Gustave Flaubert:
“Escribo por el solo placer de escribir, para mí solo, sin ninguna finalidad de dinero o publicidad. En mi pobre vida, tan vulgar y tranquila, las frases son aventuras y no recojo otras flores que las metáforas.”
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