Marisa Gea: 'Tiempo sin días fue surgiendo despacio cada tarde que pasaba encerrada en mi estudio tecleando ante una situación anómala y extraña que nos tenía en vilo. '

1.- ¿Quién es Marisa Gea?

Soy  una mujer que  ha sentido desde niña la necesidad de contarse e imaginarse la vida a través de la palabra escrita. Siempre tuve diarios, cuadernos  que rellenaba cada noche antes de dormir como si me fuera la vida en ello. Me crié entre mayores, en medio de la naturaleza y ponía voz a los animales de compañía, sobre todo mis gatos   Tímida y comedida, la escritura ha sido el canal de expresión que me ha fortalecido, organizado mis ideas y encontrando el sosiego que necesito. 

2.- ¿A qué se refieren estos ‘Tiempos sin días’? 

Tiempo sin días fue surgiendo despacio cada tarde que pasaba encerrada en mi estudio tecleando ante una situación anómala y extraña que nos tenía en vilo.  En principio era un diario de crisis con datos fríos que fue quedando escondido y afloraron historias conmovedoras  que  cobraron  protagonismo.  No pensaba hacer un libro. Escribía por necesidad como digo,  sobre lo que me contaban mi familia y amigas, además de rememorar el pasado y fijarme en pequeños detalles que cobraron importancia.  

3.- Dices que la escritura es un asidero para vivir mejor. ¿Ha sido así especialmente en estos tiempos de pandemia?

La escritura es un asidero para vivir y especialmente así lo he sentido en este tiempo en el que desaparecieron los días con sus rutinas, las ocupaciones cotidianas, los encuentros, el ocio, las obligaciones adquiridas que nunca hubiera imaginado que iban a ser destruidas de un plumazo. Contármelo ha sido vital para hacerme a la idea de esta anomalía.  

4.- ¿Quién dirías que puede disfrutar más de un libro como este?

Todo el mundo puede verse reconocido en este libro, porque hay experiencias distintas, de personas mayores, de cosas cotidianas que se vieron interrumpidas,  nostalgia de la infancia, proyecciones, la necesidad de ser agradecida por lo que tenemos a pesar de todo, las ausencias, el dolor compartido, la solidaridad que aflora en los malos momentos… Evidentemente, mis seres queridos están en estos relatos y se van a ver reconocidos,  los cito con su propio nombre, pero igualmente hay textos que son imaginarios pero verosímiles sin duda alguna, y puede identificarse con ellos cualquier persona. 

5.- Háblanos del proceso creativo. ¿Cómo surgían las ideas? ¿Cuánto tiempo te llevaba cada relato? ¿Estableciste algunas rutinas?

Las ideas surgían trabajando.  Me propuse escribir cada tarde, como una obligación ya que no podía hacer todo aquello que hacía antes y dándole un valor nuevo a la escritura. Esto  formalizó una rutina diaria. A veces no me gustaba lo que escribía, no tenía el día y rememoraba situaciones vividas. Otras  tardes estaba inspirada y  surgieron pequeños relatos anecdóticos como breves cuentos. Pero sobre todo me inquietaba lo que otros sentían, mi madre y sus miedos, la evolución de mi hija que pasó el virus, mis hermanos, amigas,  mis tías mayores, los  testimonios de las noticias. Cada cual aportaba algo a mis días que fui recogiendo con cariño y ha quedado  cronológicamente unido como un todo irrepetible. El libro se fue haciendo solo con delicadeza y con ganas por ver el final del túnel. 

6.- ¿Tienes algún nuevo proyecto en mente?

Tengo muchos proyectos. Ya he establecido una rutina y tengo varias ideas desarrolladas. Un libro de conversaciones con mi madre que ya estábamos en ello antes de la pandemia y ahí sigue. Una novela corta con un trasfondo  de violencia machista, la historia de la casa de mi abuela, otros relatos basados en cartas que me llegaron cuando era adolescente y me sentí recluida, las chicas de las excavaciones, relatos del desierto, entre hospitales… Muchos proyectos, vaya.  
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