Antonio Tormo Garrido: "Durante la escritura se impuso como necesidad el escribir una maravillosa y dura historia que fructificara en una explosión de amor."

1.- ¿Quién es Antonio Tormo Garrido?

Soy un feliz jubilado que vive en Torremolinos. Soy catedrático de Bioquímica y fui decano de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UCM. Mi vida profesional hasta mi retiro fue la docencia (Genética Molecular), la investigación (Biología Molecular Procariota) y la gestión académica. Mi meta fue y es descubrir la Vida. Y la vida ha sido más que amable conmigo. No podría pedirle nada más (bueno, un poco más de capacidad pulmonar, un poco menos de kilos y un poco más de pelo, pero ya).

2.- Háblanos, sin spoilers, de tu novela ‘Las vírgenes de Canfranc’. 

Es una novela con un fuerte componente autobiográfico en la que el 50% de lo que se cuenta es verídico pero, el otro 50% es una deformación morbosa de la realidad hasta llegar a la antítesis de lo que es el autor. Un personaje que descubre la belleza de la maldad. Su Sed de Mal le conduce por un camino sin retorno aunque lleno de futuro en el que triunfará plenamente.

3.- La obra contiene elementos dispares y diversos, como la vida misma: amor y amistad, belleza, pero también oscuridad. ¿Por qué una novela negra? 

Fue una manera de reírme de mí mismo. La verdad es que comencé a escribir como si fuera un juego, pero poco a poco la historia me fue absorbiendo, devorándome. Lo tenía todo tan claro que los capítulos los escribí sin orden. De hecho, el final lo escribí casi al principio. El epílogo, no. Surgió con la lectura final del manuscrito. Descubrí que faltaba algo muy importante, algo obligado para dar sentido a toda la novela. En realidad son muchas novelas. La naturaleza ocupa un importante espacio, la gastronomía, el humor. El Amor. Los protagonistas son todos reales, bueno, algunos no, algunos malos son de ficción. Para mí esta novela es un homenaje a mi vida, a mi marido, a mi familia, a mis amigos, a mis lugares queridos, a mi historia. Pero en clave de perversión y maldad. Cuando estaba en Canfranc escribiendo, veía a mis amigos, a mis vecinos y pensaba, “reir, reir que en breve ya no podréis”. Todos quieren leer la novela. El morbo les lleva a pensar cómo los describiré, si serán el asesino o si serán asesinados. He cambiado los nombres pero todos se identifican de inmediato. La verdad es que ha sido un disfrute escribir sobre ellos. Durante la escritura se impuso como necesidad el escribir una maravillosa y dura historia que fructificara en una explosión de amor. La parte maravillosa es la realidad, la parte dura es simplemente el resultado de una mente calenturienta retorciendo e inventando malignamente.

4.- ¿Cuánto hay de Antonio Tormo Garrido en los personajes de ‘Las vírgenes de Canfranc? 

Pregunta fácil, pero también complicada. Hay mucho, muchísimo. Soy yo, contando mi vida, riéndome de mi, viviendo con mis amigos, con mis colegas, con mi familia. Pero todo envuelto en un sudario de maldad y destrucción. Algunos que han leído la novela me preguntan después por la veracidad o no de ciertos aspectos. Tiemblo al pensar que pudieran tener dudas sobre ello. La verdad es que en los personajes emulsiono realidad y ficción haciendo a veces difícil separar ambas facetas. Me gusta, le da un toque perverso.

 5.- Estás jubilado, ¿qué lugar ocupa la literatura en tu vida a día de hoy? 

Un lugar importantísimo. Desde pequeños nuestros padres nos enseñaron a amar los libros. En casa los había por todos lados. Miles. Tantos que gran parte de ellos nunca se leyeron. Mi padre tenía ansiedad en comprar todo libro que veía, cuidarlo, mimarlo, catalogarlo. Incluso instauró un premio en el que él era, por supuesto, el único miembro del jurado. El premio consistía en pasar a ocupar un espacio junto a los otros libros premiados en una biblioteca especial dedicada a ellos. Mi madre, sin tanto perifollo, leía y leía. De tales palos, tales astillas. Todos mis hermanos son grandes lectores. Uno de mis momentos más felices fue estar, recién estrenada mi adolescencia, ¡por fin calentito con un brasero de cama!, en el pueblo, arropado hasta las orejas, feliz de oír llover y leyendo la primera serie de los Episodios Nacionales de Pérez Galdós.  Ahora, mi estudio, es una habitación con un balcón al mar, una gran mesa con dos ordenadores y libros por todas las paredes de suelo a techo. Aunque tengo que reconocer que compro pocos libros en papel. Los ebooks son maravillosos, puedes llevar bibliotecas enteras sin ocupar espacio. Eso sí. No huelen a ese maravilloso olor que tienen los libros, no sientes la calidez del papel al pasar pagina. No tienen historia como los usados de papel en los que al abrirlos encuentras una flor prensada, una postal, un billete de tren…

6.- ¿Estás trabajando ya en algún nuevo proyecto?

Estoy pergeñando una nueva novela. Con un trasfondo genético contará una visión particular sobre la lucha entre la libertad y el derecho a equivocarse versus la programación de tu vida. La pregunta es ¿qué prefieres? Tu libertad y recorrer tu propio camino con la posibilidad de equivocarte y arruinar tu vida o seguir el camino que te dicten sabiendo que tus probabilidades de triunfo y de alcanzar la felicidad son altas.

También me gustaría escribir sobre una historia muy triste que me contaron hace muchos, muchísimos años. Fue mi tía Luisa que, de niños, nos hacía disfrutar con historias macabras, al anochecer, en una masía valenciana con la música de los grillos de fondo. Acerca de una niña que apareció asesinada en un nicho tapiado, sin ataúd, sin nada. Solo el esqueleto y unas flores secas junto a ella. Me resultó tan conmovedor, tan triste que desearía escribir una historia de amor imposible. 


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