César Bort: "Toda la trama está atravesada por el intento de entender el papel que juega el Lenguaje en la conformación de la Realidad, retorciendo la lógica para ponerlo a prueba."

Ediciones Atlantis presenta 'El arca del dragón' del escritor César Bort, una novela fantástica de ambición sin límites.

1.- ¿Quién es César Bort?
¿Quién soy? Estoy en proceso de averiguarlo. Sin embargo, algunas cosas sé. Cosas que me individualizan, no porque sean especiales, sino porque las he hecho yo y he aprendido de ellas: he trabajado de manobra, de camionero, de conductor de autobús… entre otros empleos. He estudiado Filosofía y un Máster de pensamiento contemporáneo. He vivido en ciudades y pueblos, en España y en el extranjero. He estado solo y acompañado… y otra vez solo y de nuevo acompañado. ¿Quién soy? No soy nadie, uno más, uno cualquiera. Soy como todos y como todos también soy una posibilidad, algo por descubrir, algo por inventar. ¿Quién soy? Todavía no lo sé, pero estoy en proceso de averiguarlo. 

2.- ‘El arca del dragón’ es una novela muy ambiciosa. ¿Podrías adelantarnos algo de su argumento?
Sí es ambiciosa porque intenta crear un Universo nuevo, civilizaciones nuevas. Es una novela de aventuras con sus magos, sus piratas, sus sacerdotes, sus reyes… que se entremezclan en una historia de relaciones, de desencuentros, de traiciones, de asesinatos, de guerra…
Todo sucede en otra Galaxia o en la nuestra en otro tiempo. Nos encontramos en un momento de equilibrio precario. Los démonei tienen el poder, aunque es más nominal que real. Los sylvani se han hecho fuertes, poderosos y están preparados para enfrentarse a los démonei. Entre sylvani y démonei hay un Tratado de Comercio. Entonces entran en escena los Enuk Krelai, que son démonei disidentes, diría que revolucionarios y son los que rompen el equilibrio. A partir de ahí los acontecimientos se van sucediendo como fichas de dominó que caen una tras otra. Cada cuál intenta, a su manera, coger ventaja de la situación, algunos lo consiguen y otros no. 
Todos los acontecimientos conducirán a una batalla decisiva donde confluirán todos los elementos y personajes. La estupidez colectiva, los egos desmesurados, las buenas intenciones y las ansias de poder se entremezclan para mostrarnos cómo la realidad acaba siempre escapando de las manos de quien pretende controlarla, y abriendo un camino propio, a veces terrible, a veces esperanzador.

3.- Como autor, ¿qué objetivos o qué temas dirías que son los principales de esta novela?
Toda la trama está atravesada por el intento de entender el papel que juega el Lenguaje en la conformación de la Realidad, retorciendo la lógica para ponerlo a prueba. Me pregunto por el inicio de las religiones, por el poder de las palabras, de las verdades y las mentiras. Hay algo que, sin embargo, no puedo explicar a través del Lenguaje: el Arte.
También se hace hincapié en las relaciones entre personajes: odio, amistad, amor, confianza, empatía y sus contrarios. 
Hay un último tema que entrelaza los dos anteriores, se trata de los prejuicios u opiniones que tenemos sobre los demás y que creamos y/o heredamos a partir de epítetos, etiquetas, invenciones y a partir de las cuáles nos creemos capacitados para emitir un juicio sobre cualquiera, lo conozcamos o no.
Luego hay temas que se entremezclan con los principales, que son necesarios y la novela va adquiriendo volumen, personalidad y profundidad
La novela tiene objetivos sencillos: quiere gustar, hacer reír, llorar, enfadarse, en definitiva, hacer sentir. Hay también un objetivo inocente: quiere hacer pensar. 

4.- ¿Cómo te definirías como escritor?
Lírico sin ser barroco. Barroco sin ser churrigueresco. Utilizo las descripciones de forma meditada y no banal. Cuido a los personajes y los intento alejar de clichés, muchas veces lo que piensan se contradice con lo que explica el narrador o lo matizan. Me gusta utilizar el diálogo para dar ritmo o pausar la narración. Procuro que los motivos que empujan a actuar sean creíbles.

5.- ¿Cuáles son los escritores que más te han marcado?
Robert Louis Stevenson por su capacidad de decir lo que quiere sin dar vueltas innecesarias. La Isla del Tesoro fue la primera novela que leí y eso, igual que el primer amor, no se olvida con facilidad.
Immanuel Kant por su capacidad de dar vueltas y vueltas para al final decir lo que en un principio no quería y, aun así, aceptarlo.
Georges Bataille por saber llevarte al borde de la locura.
Fiódor Dostoievski por ser un genio.
J.R.R. Tolkien por supuesto.
Y tantos otros…

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