Sergio Vallejo: "Me gusta el cuento como género porque exige un lector interesado en lo que lee. Además, el cuento me permite generar silencios o huecos incómodos, verdades no dichas".

Ediciones Atlantis presenta 'Órbitas no comprendidas y otros cuentos' del escritor Sergio Vallejo, una colección de cuentos que nos hablan de la soledad, la incomunicación y la angustia existencial de la vida contemporánea. 

1. Háblanos de tu libro Órbitas no comprendidas y otros cuentos.
Tiene un origen curioso. El primer relato que escribí fue La vida en las cenizas, durante el primer año de carrera. Viajé a Covadonga y me documenté. Pasó el tiempo, seguí escribiendo y comencé a frustrarme porque casi todos los textos contenían ideas parecidas por no decir idénticas. Comenzó a atormentarme la idea de que no era un escritor, que tan sólo daba vueltas siempre al mismo tema. Llegaron los bloqueos y no fue capaz de escribir más. Ahí apareció mi primera órbita: sentarme a escribir era una réplica exacta de una frustración que siempre se repetía. Pensé en ello y leí más a Nietzsche. Lo tuve claro: problematizaría lo cíclico, el fenómeno eterno que siempre se está dando. Con esa idea de fondo, empecé nuevos cuentos y, al final, escribí el volumen que hoy publico. 

2. ¿Cuál es el nexo que une todos estos cuentos?
La angustia, la soledad, la tristeza… La incomunicación, la desconexión total con lo que se entiende generalmente con la realidad. Hay muchas maneras de percibir las cosas y eso puede causar problemas. Me seduce pensar en la órbita como filosofía de vida vitalista, pero también creo que no comprenderla conlleva un riesgo. Una órbita no comprendida es el mito de Sísifo. Ni siquiera la muerte es una salida.

3. ¿Cómo describirías tu estilo como escritor y hacia dónde te gustaría ir?
Es difícil hablar de mi estilo. Lo poco que puedo decir de él es que no lo medito demasiado, que a veces peca de parecerse a determinadas voces de otros autores. Me interesa lo oscuro, la degradación, el vacío. Quizá mi estilo se sitúe ahí, y si no, desde luego es hacia donde querría orientarlo.

4. ¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿Te planteas salir del relato breve?
Me gusta el cuento como género porque exige un lector interesado en lo que lee. Además, el cuento me permite generar silencios o huecos incómodos, verdades no dichas. No obstante, sí que me planteo salir y escribir algo distinto. Actualmente me interesa mucho la autoficción como género posmoderno y la cultura milenial. Hay una generación, que es la mía, que necesita de referencias literarias que verdaderamente pueda sentir como propias, que sea tomada en serio. También me gustaría publicar poesía, pero, sin duda, es lo que más me cuesta escribir.

5. ¿Algún autor que te haya marcado especialmente?
Hay muchas presencias en el libro de grandes autores. Cito a Lorca y a Cernuda, sus desgarros siempre irán conmigo a todas partes. Cortázar y García Márquez son los narradores de mi adolescencia, y están por todas partes. Como he mencionado antes, Nietzsche es el basamento teórico de todos los cuentos. En el falso epílogo llamado Epílogo menciono todas esas grandes influencias que, de un modo u otro, me gustaría dejar atrás en busca de una voz más independiente.

6. ¿El último libro que has leído?
El último poemario que leí fue Transporte de animales vivos, de José Antonio Llera, un poeta extremeño con una personalidad tremenda y un manejo del lenguaje asombroso. En cuanto a narrativa, leí Formas de volver a casa, de Alejandro Zambra, y me fascinó su teoría sobre los personajes secundarios y la recuperación de la memoria histórica.

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