Ediciones Atlantis presenta la novela 'El cuaderno de Ninoche' del autor Francisco Molera, una obra que nos acerca a la historia reciente española desde una perspectiva humanista y profunda.
1.- Háblanos un poco de Francisco Molera.
Nací el año 1943. Pasé mi infancia y primera juventud en Belalcázar, un hermoso pueblo de la sierra de Córdoba, en el límite con Extremadura.
En los años sesenta, llegué a Madrid para estudiar Económicas, Psicología y Filosofía, en la Universidad Complutense. Trabajé en diferentes áreas de la Función Pública española, hasta incorporarme en 1987 a los Servicios de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea, en Bruselas.
A lo largo del tiempo, he sido una persona apasio
nada por la vida y he intentado, con aciertos y errores, mantenerme abierto a todas sus manifestaciones.
2.- El cuaderno de Ninoche indaga y reconstruye una parte considerable de la historia reciente española. ¿Qué te ha llevado a escribir una novela como esta?
No hubiese escrito “El cuaderno de Ninoche” si, de forma inesperada, no hubiera recibido un diario de quince páginas, escrito a los veinte años por Ninoche, la hija del brillante periodista y escritor, Andrés García de la Barga y Gómez de la Serna, más conocido como Corpus Barga. Su lectura me produjo una profunda emoción y empecé a escribir. “El cuaderno de Ninoche” es mi aproximación a esas páginas que hablan de unos hechos que forman parte de mi propia historia. Es un relato, una novela o como se quiera llamar, donde la ficción y la realidad se mezclan para encontrar, entre las palabras, su lugar y su forma.
3.- Es una novela profunda y con un estilo narrativo elegante pero muy accesible. ¿A qué autores consideras tus maestros?
Su pregunta no me resulta fácil de responder, pero lo intentaré.
En mi formación, tuve la gran suerte de encontrar excelentes profesores, especialistas de la cultura clásica de Grecia y de Roma. Por mi forma de ser y mi sensibilidad, fue mayor la influencia del mundo griego que romano. El equilibrio de la belleza, la verdad y el bien en los clásicos griegos, me ha acompañado a lo largo del tiempo.
A los veinte años, la lectura de la corriente personalista francesa de Emmanuel Mounier me abrió las puertas, desde la cultura cristiana, a otras formas de pensamiento.
Entre los clásicos españoles, Cervantes y su Quijote, han sido una fuente continua de aprendizaje, de conocimiento de la naturaleza humana y de la realidad española.
Hermann Hesse, Albert Camus, Hannah Arendt siguen siendo puntos de referencia, para no perderme en el mundo globalizado que vivimos.
A lo largo de mi vida, he necesitado la poesía. Entre los poetas: Antonio Machado, Miguel Hernández, León Felipe, Federico García Lorca…
No puedo terminar, sin referirme a un libro que descubrí a mis catorce años: “Le Petit Prince” de Antoine Saint- Exupéry. Allí aprendí que” lo esencial es invisible a los ojos y solamente puede verse con el corazón”. También escuché otros secretos del Principito y de su pequeño asteroide B-612, tan desconocido y tan lejos de nuestro planeta Tierra.Todavía me pregunto “si las estrellas se iluminan con el fin de que, algún día, cada uno pueda encontrar la suya”.
4.- ¿Cómo concibes la literatura?
José Luis Sampedro, profesor mío en la Facultad de Económicas de la Universidad Complutense, decía que escribir es vivir. Yo concibo la literatura como una forma de vida: de manifestación o de creación de vida.
5.- Dicen que se puede conocer a una persona por lo que lee. ¿Cuál es el último libro que has leído?
Con frecuencia, suelo leer varios libros, a veces muy diferentes, al mismo tiempo.
Últimamente, he leído la novela de Paul Auster, “4321” y los poemas de Fernando Valverde, poeta de Granada, de la joven generación, que he descubierto recientemente.
1.- Háblanos un poco de Francisco Molera.
Nací el año 1943. Pasé mi infancia y primera juventud en Belalcázar, un hermoso pueblo de la sierra de Córdoba, en el límite con Extremadura.
En los años sesenta, llegué a Madrid para estudiar Económicas, Psicología y Filosofía, en la Universidad Complutense. Trabajé en diferentes áreas de la Función Pública española, hasta incorporarme en 1987 a los Servicios de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea, en Bruselas.
A lo largo del tiempo, he sido una persona apasio
2.- El cuaderno de Ninoche indaga y reconstruye una parte considerable de la historia reciente española. ¿Qué te ha llevado a escribir una novela como esta?
No hubiese escrito “El cuaderno de Ninoche” si, de forma inesperada, no hubiera recibido un diario de quince páginas, escrito a los veinte años por Ninoche, la hija del brillante periodista y escritor, Andrés García de la Barga y Gómez de la Serna, más conocido como Corpus Barga. Su lectura me produjo una profunda emoción y empecé a escribir. “El cuaderno de Ninoche” es mi aproximación a esas páginas que hablan de unos hechos que forman parte de mi propia historia. Es un relato, una novela o como se quiera llamar, donde la ficción y la realidad se mezclan para encontrar, entre las palabras, su lugar y su forma.
3.- Es una novela profunda y con un estilo narrativo elegante pero muy accesible. ¿A qué autores consideras tus maestros?
Su pregunta no me resulta fácil de responder, pero lo intentaré.
En mi formación, tuve la gran suerte de encontrar excelentes profesores, especialistas de la cultura clásica de Grecia y de Roma. Por mi forma de ser y mi sensibilidad, fue mayor la influencia del mundo griego que romano. El equilibrio de la belleza, la verdad y el bien en los clásicos griegos, me ha acompañado a lo largo del tiempo.
A los veinte años, la lectura de la corriente personalista francesa de Emmanuel Mounier me abrió las puertas, desde la cultura cristiana, a otras formas de pensamiento.
Entre los clásicos españoles, Cervantes y su Quijote, han sido una fuente continua de aprendizaje, de conocimiento de la naturaleza humana y de la realidad española.
Hermann Hesse, Albert Camus, Hannah Arendt siguen siendo puntos de referencia, para no perderme en el mundo globalizado que vivimos.
A lo largo de mi vida, he necesitado la poesía. Entre los poetas: Antonio Machado, Miguel Hernández, León Felipe, Federico García Lorca…
No puedo terminar, sin referirme a un libro que descubrí a mis catorce años: “Le Petit Prince” de Antoine Saint- Exupéry. Allí aprendí que” lo esencial es invisible a los ojos y solamente puede verse con el corazón”. También escuché otros secretos del Principito y de su pequeño asteroide B-612, tan desconocido y tan lejos de nuestro planeta Tierra.Todavía me pregunto “si las estrellas se iluminan con el fin de que, algún día, cada uno pueda encontrar la suya”.
4.- ¿Cómo concibes la literatura?
José Luis Sampedro, profesor mío en la Facultad de Económicas de la Universidad Complutense, decía que escribir es vivir. Yo concibo la literatura como una forma de vida: de manifestación o de creación de vida.
5.- Dicen que se puede conocer a una persona por lo que lee. ¿Cuál es el último libro que has leído?
Con frecuencia, suelo leer varios libros, a veces muy diferentes, al mismo tiempo.
Últimamente, he leído la novela de Paul Auster, “4321” y los poemas de Fernando Valverde, poeta de Granada, de la joven generación, que he descubierto recientemente.
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