Ediciones Atlantis presenta este sábado en la Fundación Paurides de Elda, 'Visiones de un destino', una novela urbana escrita Beatriz Vidal en la que el humor, el destino y sus señales cobran especial protagonismo.
Pues una persona risueña, amante de los animales, a la que le gusta ayudar a los demás. Siempre que puedo colaboro con alguna ONG. Soy una persona que cree en el amor y en la bondad del ser humano. Me apasiona lo desconocido, el más allá, las buenas conversaciones con una copa de vino, y si hay una chimenea… soy la persona más feliz del mundo. Puedo pasar horas, días enteros contemplando el fuego y creando historias. Esa es mi gran pasión. ¡Ah! Y curiosa. Soy muy curiosa.
- ¿Qué te impulsa a escribir?
Mi vida es la escritura, si no estoy creando mi luz interior se apaga. Como una flor a la que no se riega y se marchita. Es una necesidad. No puedo imaginar la vida sin ella. Si a eso le sumas el poder de la palabra para cambiar vidas, para hacer que el lector se evada mientras lee, sonría y olvide sus problemas… Pues qué mejor motivo para seguir haciéndolo.
- ¿Cómo fue el proceso creativo de ‘Visiones de un destino’?
El proceso creativo siempre es divertido. En el caso de Visiones de un destino, además de tratar sobre un tema en el que creo mucho, el destino y sus señales, está escrita con mucho humor, así que ese cóctel hizo que disfrutara muchísimo de su escritura. En unos diez meses, siete de creación y tres de reescrituras y correcciones, estaba acabada. Y es que una vez empiezo a escribir la primera página ya no puedo parar, me pasa siempre. Me doy cuenta de que he pasado demasiadas horas sentada cuando comienzo a no sentir la pierna izquierda. Es el modo que tiene mi cuerpo de decirme: ¡Levántate de la silla!
- ¿Hay algún personaje con el que te sientas identificada?
Con Clhoé, es inocente, cree en la gente y no tiene maldad. Y algo tremendamente curioso es que cuando comencé a escribir la novela vivía en El Hierro, islas Canarias. La terminé, escribí tres más. También guiones y teatro. No tenía intención de marcharme. Y siete años más tarde la vida da un giro de ciento ochenta grados y me encuentro viviendo en Menorca, como la protagonista de mi libro… Cuanto menos curioso. Creo que me metí tanto en el personaje que he acabado siguiendo sus pasos sin ser consciente de ello.
- ¿Cuál es el último libro que has regalado?
“La felicidad es un té contigo”, se lo regalé a mi rubia, que marchaba de nuevo a ser presa de su paraíso, muy, muy lejos. Necesitaba evadirse de todo. Necesitaba una historia divertida, narrada con humor. ¡Le encantó!
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