Ediciones Atlantis prese ‘Relatos de la Gran Guerra’, un libro de relatos, escrito por el autor Daniel L-Serrano Páez, conocido como “Canichu”, que nos traslada a los diferentes escenarios de la pesadilla que supuso la I Guerra Mundial.
¿Cómo surgió la idea para escribir esta colección de relatos?
Realmente yo llevo escribiendo desde hace mucho tiempo. En 2014 comenzaron los aniversarios de los cien años de la Primera Guerra Mundial, por lo cual contactó conmigo un amigo que trabaja en el periódico Diagonal porque estaban preparando un número especial para el verano donde querían que escribieran diversos historiadores y expertos sobre diversos temas de aquella guerra. Mi amigo quería que yo escribiera sobre la Literatura que generó ese conflicto. Me publicaron un reportaje de dos páginas que, sin embargo, estaba cortado, porque el original era muy extenso, es precisamente el original sin cortes el que se lee a final de libro. La cuestión es que me animé a escribir relatos de ficción sobre el conflicto con mensaje antibélico, aunque con lenguaje bélico. Había pasado medio año leyendo a montones de autores que habían vivido esa guerra. El resultado es el que se puede leer ahora con todos esos relatos compilados en un libro. Su redacción se extendió hasta 2015, uno de ellos en concreto lo llegué a escribir a lo largo de varios días aprovechando los descansos de quince minutos de un trabajo muy breve que tuve. Tengo los originales guardados de ese relato concreto… están en varios pedazos de papel de secamanos.
¿Qué te impulsa a escribir?
Yo escribo desde muy niño. Entre 1988 y 1989 ya aparecen algunos de mis primeros poemas y mis primeros cuentos. Yo tenía apenas diez años. Desde entonces no he parado. Escribo, implico a otros para que escriban, autopublico pequeñas revistas literarios, la mayoría gracias a otros amigos interesados también en ello. He pasado por varios estilos y he tocado varios géneros. Ahora bien, esta es la primera vez que me publican en libro. Me gusta contar historias, transmitirlas y que la gente las lea salga contenta y satisfecha de la lectura. Hay que estimular el cerebro, más en unas épocas donde parece que la gente tiende a leer mucho, pero sólo en pequeños mensajes de texto en su teléfono. Sólo de la lectura más larga se sacan reflexiones propias y ajenas, y de ahí todo un mundo interior muy rico para comprender y entender al mundo y a menudo a nosotros mismos. La vida gana más cuando eres consciente de su entendimiento, aunque este entendimiento sea sobre lo no entendible.
¿A quién va dirigida esta obra?
A todo el mundo. Soy consciente que una colección de relatos de la Primera Guerra Mundial va a atraer en principio a amantes de lo bélico, pero la obra trata de ir más allá. Trato de explicar mentalidades individuales que, hoy por hoy, los historiadores sabemos que en conjunto es algo que fue vital para la psicología de masas y la evolución de los acontecimientos. En el relato donde unos africanos se cuestionan su acción en la guerra no hay nada que no se diera en bastantes casos en la vida real. El panafricanismo nació precisamente en torno a esas fechas. La guerra les abrió la mente a muchos de los africanos respecto a sus capacidades y al dominio colonial europeo. Ellos entran en contacto con una serie de soldados blancos con unas determinadas ideas, como por ejemplo las socialistas. Hay cosas en estos relatos que pudieran chocar, pero nada de lo que narro en ficción es imposible, trato de explicar así unos procesos individuales que estaban conformando en conjunto la Historia del momento. También ahora ocurre. A la Juana la desahucian y se va a protestar a la calle, y unos meses más tarde la Juana se ve muy cerca de un partido político nuevo que le cae simpático porque la apoya, y más tarde comprende el drama de los refugiados sirios y trata de mandar ayuda humanitaria. Los asuntos privados de Juana se suman así a otros asuntos privados de otras personas, dando lugar a los asuntos públicos, a la evolución de los acontecimientos y a la Historia misma. De eso va el libro.
¿Qué va a encontrar el lector de realidad y ficción?
Un puzzle. Yo como Hugo Pratt soy de los que le gusta mezclarlo todo en una coctelera y esperar a que el lector que lo desee vaya desentrañando lo real y lo ficticio. Hay personajes reales y personajes ficticios por toda la obra. Por ejemplo en el relato de los aviadores, menos uno de los personajes todos existieron. Del mismo modo los contextos, las máquinas, las ideas, son reales, sólo que los aplico a personas irreales. Hay, eso sí, un gran anacronismo en uno de los relatos, puesto a drede para quien lo detecte, pero ¿quién dice que no se pudiera dar en la vida real? La Historia no es algo cerrado, las ciencias humanas no son “dos más dos son cuatro”. A mi me gusta jugar con el lector, insinuar, dejar cosas ocultas, pero con claras pistas para quien esté atento a encontrarlas. De todos modos, pensemos que la ficción es parte muy real de la realidad. Imaginemos por ejemplo a los exploradores del Dorado que creían de verdad en el Dorado y eso provocó toda una mentalidad que ha puesto América como la ha puesto quinientos años después. O imaginemos a todas esas personas que en la Edad Antigua, por no entrar en polémica actual, creyeron en dioses mitológicos, para ellos eran reales y sus actitudes y actos derivaron de la existencia “real” de esos dioses. La tierra es plana y nadie se adentra en el mar, esa ficción es real mientras se cree en ella.
¿Con que título reciente te has quitado el sombrero?
Con bastantes, a pesar de mi calvicie. Bromas aparte, sí, con bastantes. El año pasado me dio por leer muchos libros de poesía, sobre todo de pequeñas editoriales con tiradas casi locales. La breve historia que nadie honra (ed. Torremozas), de Carmen Nieto, me parece uno de los mejores libros que se han escrito en poesía el año pasado, junto a algún otro que podría citar. Aunque sin duda el mejor libro de poesía publicado el año pasado fue Rosa enferma (Huerga y Fierro editores), uno de los dos libros póstumos de Leopoldo María Panero, es muy breve pero es desgarrador, me estremece. El hombre sabía que se moría y se enfrenta a la muerte creyendo que ya no habrá nada, no habrá existencia, pero lo terrible es que él nos dice de mil maneras que quiere existir, no quiere dejar de existir, pero se resigna. Es aterrador… y bello, como una rosa enferma. En cuanto a prosa, últimamente estoy leyendo autores antiguos y obras antiguas, como El Maestro y Margarita, de Bulgakov, o, en cómic, algunos antiguos héroes personales de mi infancia, Corto Maltés, Conan...
Un libro de tu infancia sería…
Un libro de mi infancia serían mil libros. Hay uno de mi adolescencia que me gustó mucho, Manaos, de Alberto Vázquez-Figueroa, precisamente otra narración en ficción de una historia real, el uso de esclavos clandestinos en Brasil para extraer caucho que usaba Goodyear en sus neumáticos, la fuga de uno, su persecución y la caída de ese imperio económico con el contrabando de semillas del árbol del caucho. Pero también estaban las novelas de aventuras como La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, o libros que leí enteros siendo muy joven, como El Quijote, de Cervantes, o Crimen y castigo, de Dostoievski, y casi todas las distopías más famosas, las de Zamiatin, Orwell, Huxley, Bradbury, Golding… Pero me has preguntado por uno de mi infancia, no de mi juventud… El pirata Garrapata, de Juan Muñoz Martín, creo que está en la clave de toda una generación de españoles, la de los treintañeros a la que yo pertenezco, que somos los mismos a los que se nos prometía de todo y la crisis económica nos dejó con nada… y nos dejará. Según las estadísticas cuando se acabe la crisis para 2018 ó 2019 la mayoría de nosotros cumpliremos cuarenta años, por entonces no nos contratarán por nuestra edad. Nada tuvimos y nada tendremos… somos una generación malograda y perdida… No sé porqué El pirata Garrapata me ha llevado a decirte esto, será porque hay que echarle humor al asunto y mirar lo malo de forma entrañable. También me gustó mucho Azules contra grises, de Guillermo Solana y William Camus, una historia de ficción de la Guerra de Secesión Norteamericana. La historia interminable, de Michael Ende, donde la ficción y la realidad ahí sí que son un entramado inseparable, o varios de Julio Verne.
Quienes conocemos a Dani le reconocemos en esta entrevista. Como él dice en ella, disfruta contando historias...y nosotros de escucharlas. Gracias a Atlantis por hacer llegar a más gente esa parte de Dani.
ResponderEliminarNo había visto este comentario hasta ahora. Muchas gracias, Duna. A ver si pudiera ir a Cataluña y lo presentamos allí.
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