Ediciones Atlantis presenta en 'Música para algoritmos', un libro de Álex Garrido que nació como respuesta a la pregunta: ¿Qué ocurrirá cuando un programa informático te conozca mejor que tú mismo?
- ¿Cómo surgió la idea para escribir esta novela?
La idea originaria de Música para algoritmos surgió, de manera muy clara, al leer el ensayo “Homo Deus” de Yuval Noah Harari. En él se plantea, entre otras cuestiones, la pregunta de qué pasará cuando los ordenadores tengan tanta información sobre nosotros que nos conozcan mejor que nosotros mismos. Me pareció un punto de partida fascinante porque no tiene nada de fantasioso: como psicólogo, sé que muchísimas veces la gente no tiene ni la más remota idea de las cosas que influyen en las decisiones que toman. Los programas de Google o de cualquier empresa tecnológica ya predicen tremendamente bien qué vídeos queremos ver, qué música nos va a gustar, qué destinos nos interesaría visitar, qué noticias nos interesará leer... Cuando tengan un conocimiento todavía más profundo, ¿por qué no preguntarles qué trabajo coger, qué pareja escoger, dónde vivir...? La verdad es que, en cierta medida, ya estamos haciendo eso. No sé muy bien en qué nos convierte o qué implicaciones tiene delegar ese tipo de decisiones en los ordenadores, por eso me pareció interesante explorarlo en la novela.
- ¿Qué obras han influido en este libro?
Me da la impresión de que las influencias que se pueden encontrar en este libro son muchísimas pero en una cantidad pequeñita. No creo que haya mucho de ningún otro autor que me guste en Música para algoritmos, pero sí hay pinceladas de Terry Pratchett, toques de Ghost in the Shell (que es una peli, pero bueno...), un poquito de Ted Chiang (el autor de La llegada) y mil cosas más. Por mucho que me guste un autor, me parecería muy aburrido intentar escribir en el estilo de, además de muy trabajoso... mucho mejor ir inventándoselo por el camino.
- ¿Qué se va a encontrar el lector en ‘Música para algoritmos’?
Pues una historia de ciencia ficción y humor, y un poquito de aventuras. Soy incapaz de escribir nada sin meter humor por algún lado, no sé si habrá tema lo suficientemente serio como para que el humor esté de más. Mi señor padre ahora diría “no te olvides mencionar que también hay filosofía!”, pero la filosofía vende muy poco, así que no lo voy a mencionar... En cualquier caso, la filosofía se debe desprender de la historia, no colgar como un pegote en un ladrillo de diálogo. No sufras, padre.
- ¿Hay algún personaje al que le hayas cogido especial cariño?
Me siento tentado de mencionar a Renzel, que tiene un nombre completamente absurdo y escucha black metal a pesar de parecer un pitufo, pero me decantaré por Don Microso, el poderoso hacker que vive en casa de su madre y tiene prohibido trabajar en ningún sitio. La protagonista, Eva, le describe como un héroe de acción atrapado en el cuerpo de un pescador retirado, y creo que con eso está dicho todo. O quizá no.
- Si te pregunto por un libro de tu infancia… ¿Cuál es el primero que te viene a la cabeza?
Sin duda, Shakanjoisha, de Jordi Sierra y Fabra. Está lleno de aventuras e historias inteligentes y profundas. Es un libro que, cuando lo vuelves a leer de adulto, te sigue encantando y no te da vergüenza ajena. Os estoy mirando a vosotros, Los cinco.
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