Miquel Carrillo Marcos & Antoni Castelló Tarrida: "Es posible que tengamos muy presente ‘el lado oscuro’ del ser humano y la complejidad de la vida y las relaciones sociales."

1. Réquiem por la Tierra Negra es vuestro segundo libro. ¿Cómo se escribe una novela a cuatro manos? ¿Empleáis alguna metodología específica?

Más que cuatro manos, son dos cabezas que se complementan razonablemente. Miquel es un excelente guionista y Antoni se ocupa más de buscar inconsistencias en la historia y desarrollos colaterales. Nos sugerimos posibilidades el uno al otro y vamos haciendo avanzar la historia. Los personajes tienen vida propia y debemos respetarla, por lo que los primeros planteamientos se van reconvirtiendo, de manera gradual, en desarrollos que adquieren mayor solidez. Los puntos clave de la historia están presentes en el esquema inicial, sobre todo en la mente de Miquel, pero la concreción se va realizando con idas y venidas hacia los capítulos anteriores, modificándolos en función de los avances.

2. Sin spoilers, ¿qué van a encontrarse los lectores en esta novela? 

Van a encontrar una historia policial compleja en la que se reproducen situaciones que podrían ser perfectamente actuales con ligerísimos cambios. El comportamiento humano nunca es lineal ni estrictamente planificado, por lo que se cometen errores, hay beneficios no intencionales, casualidades y una fuerte carga de azar. Incluso en las aproximaciones más sistemáticas hay muchas variables que quedan fuera de control. Y así es como funciona el protagonista: a pesar de entender lo mejor posible y tomar buenas decisiones, está en manos de situaciones azarosas, complejas e impredecibles a las que se tiene que ir ajustando. Más que una inteligencia preclara, casi divina, de muchos personajes de ficción, el protagonista razona con lo que tiene en cada momento y va replanteando la situación a medida que las nuevas pistas hacen cambiar el escenario.

3. ¿Por qué novela negra? ¿Qué es lo que más os atrae del género?

Ambos hemos sido asiduos lectores de este género, por lo que ha habido siempre una atracción espontánea por el mismo y una innegable influencia de escritores y escritoras mucho mejores que nosotros (desde Váquez Montalbán hasta clásicos como Dashiell Hammett o Patricia Highsmith, entre muchas otras brillantes figuras del siglo XX y XXI). Es posible que tengamos muy presente ‘el lado oscuro’ del ser humano y la complejidad de la vida y las relaciones sociales. En todo caso, sea por vocación o por experiencia (ya tenemos una edad), pensamos que las cosas no cambian porque se les modifique el nombre o se dejen de mencionar.

4. ¿En qué momento y por qué decidís situarla poco después de la Semana Trágica de Barcelona? ¿Queríais aproximaros igualmente a la novela histórica?

La dimensión histórica es uno de los ejes que dan estructura a nuestro pensamiento, ya que se trata de de un componente fundamental para comprender la realidad. Justamente la falta de historicidad suele conducir a perder de vista similitudes entre situaciones que ya se han producido y situaciones actuales. Aunque la tecnología y las formas de proceder sean cambiantes, el funcionamiento humano es el mismo desde hace milenios. Este es el factor común que permite sacar partido a la perspectiva histórica. La Semana Trágica, supone un elemento más de presión que cierne sobre la resolución del caso en una ciudad que, lejos de contenerse, tiene motivos para una nueva explosión social.

Por otro lado, hay temas que, de contextualizarse en el presente, podrían enardecer bastantes susceptibilidades de personas implicadas en los mismos o que tienen intereses relacionados. Aunque los paralelismos entre épocas pueden ser muy importantes, las diferencias en los detalles – la tecnología, el vestuario, las costumbres, etcétera – permiten neutralizar gran parte de las susceptibilidades, ya que enmascaran situaciones de manera que parecen menos actuales de lo que en realidad son.

5. En Réquiem por la Tierra Negra la ciudad de Barcelona se erige casi como un personaje central. ¿Se trata de un homenaje a la ciudad?

Sin duda hay un homenaje a las características que configuran la ‘personalidad’ de esta ciudad, como el dinamismo, la multiplicidad de pensamiento e ideologías, pero también con su parte oscura. En la trama de la novela, la ciudad se presenta como un personaje aliado del mal. Aunque, quizá, Barcelona es un pretexto para poner de manifiesto situaciones que han caracterizado la historia de España, como la coexistencia de orientaciones hacia el progreso y la internacionalización, con orientaciones inmovilistas, que buscan el interés propio sin mayor perspectiva de país ni de futuro. La configuración del protagonista como un policía capaz de hablar otros idiomas, sintonizar con policías de otras culturas, pensar en términos internacionales y no subyugarse a los poderes fácticos del propio país, sigue siendo un ejemplo de esa disyuntiva.

6. ¿Cuáles son esos elementos de la ciudad que aún perduran en el SXXI?

Más allá de la estructura geográfica y urbanística, que ya estaba muy bien trazada a finales del siglo XIX, la ciudad ha mantenido su personalidad, quizá acentuada por el reconocimiento internacional tras los Juegos Olímpicos de 1992. Y, por ello, sigue siendo un claro ejemplo de las tensiones entre innovación y tradición. De momento, conviven aceptablemente, puede que sea porque no se ha concentrado demasiado poder en ninguna de las líneas. Pero no están resueltas. Actualmente, podemos visitar numerosos lugares que se mencionan en la novela y que ya estaban en la Barcelona de 1910. La fuente del parque de la ciudadela, el castillo de los Tres Dragones, la estatua de Colón, el bar Marsella, el nombre de las calles, los teatros Apolo, Condal, Arnau, el bar Borrell, la plaza Sant Jaume o la biblioteca Arús. Otros, tan sólo son un simple recuerdo de lo que llegó a ser el Paralelo.

7. ¿Cuáles son los próximos proyectos?

Siempre solemos tener algunas ideas que compiten para concretarse. Dejándolas seguir su camino y explorándolas en paralelo es como alguna de las mismas acaba sobresaliendo, puede que debido a razones triviales o circunstanciales. Y es entonces cuando intentamos darle forma. A veces acaban en nada, ya que les falta solidez o no somos capaces de dotarlas de bastante estructura o coherencia, pero algunas toman forma y se acaban materializando en novela. 

Lo que sí buscamos de manera explícita es que los personajes, particularmente las personas protagonistas, tengan más matices y dimensiones, es decir, que sean menos planos. Las dudas, el tener algunas contradicciones o los dilemas morales mal resueltos forman parte del funcionamiento humano, igual que las inconsistencias en el comportamiento. Personajes virtuosos o perversos al 100% son demasiado esquemáticos y, por ello, excesivamente ficticios. El funcionamiento humano sigue siendo el hilo conductor de nuestras novelas, por lo que nos esforzamos en limitar las licencias que nos podemos permitir para crear personajes planos. Puede el esquema de ‘buenos contra malos’ siga siendo atractivo para algunas (quizá muchas) personas. Pero es irreal.


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