Alberto Melis Belloch: "Resulta paradójico que un género cuyos límites los pone la imaginación, acabase siendo tan predecible."

1: ¿Quién es Alberto Melis?

Hay muchas posibles respuestas a esta pregunta, a decir verdad. Alberto Melis es un monitor de actividades deportivas (Zumba, GAP, Cross Training…) Alberto Melis también es escritor desde hace relativamente poco. Le encanta el voleibol, los videojuegos, las series, los animes…

Sinceramente se podría decir que soy lo que siempre se ha concebido como un “friki”. No obstante, creo que todo esto queda en un segundo plano. Más allá de la escritura, algo que ha venido a mi vida como un regalo para poder expresar lo que llevo dentro, considero que simplemente soy un tipo normal al que le gustan las historias. No me importa quién ni cómo las cuente. Me da igual si es en papel, a través de las palabras; me da igual si es en forma de dibujos; me da igual si es a través de una voz; una serie, una peli, un videojuego… Nada de eso me importa. Yo simplemente quiero buenas historias, con buenos personajes y una trama en la que implicarme.

Así que eso soy, un devorador de historias.

Es por eso que, al final, me hice escritor. Para contar las mías propias. Había más opciones, todas ellas válidas, pero creo que la escritura era la que más se adecuaba a mis características. 

2: Sin spoilers, háblanos de tu novela “Las Nueve Emociones de Emold”. 

Las Nueve Emociones de Emold es una novela distópica de fantasía que gira alrededor de Aidon, una ciudad donde las emociones son reprimidas de forma severa. Debido a un estatuto real con más de diez mil años de antigüedad, los ciudadanos se ven forzados a escoger una de las emociones más básicas del ser humano, aferrándose a esta para el resto de sus vidas y sin poder sentir las restantes. Es por esto que la sociedad está muy estructurada, con unos moldes establecidos que ninguno se atreve siquiera a cuestionar.

En este contexto, nuestro personaje principal llega a la ciudad desde unas islas lejanas donde estas costumbres no están tan arraigadas. Sin embargo, para no destacar en esta sociedad de emociones, debe comportarse acorde a sus costumbres, reprimiendo lo mejor posible cualquier emoción que no sea la designada.

3: ¿Por qué crees que el género de la fantasía épica suele ser tan conservador?

Bueno, a decir verdad creo que es lógico que el género se haya estancado durante tantos años. Generalmente cuando ves que algo funciona intentas copiarlo, tener el mismo éxito. Muchos lo consiguen; otros no. En nuestro caso fue con el “abuelo Tolkien”. Literalmente es un hombre que revolucionó el género en su día, con millones y millones de ejemplares vendidos. Creo un antes y un después dentro del mundillo, y era de esperar que muchos intentasen replicar ese éxito.

Muchos lo consiguieron, y es por eso que el género acabó estancándose a mis ojos. Lo que había empezado como algo original comenzó a usarse una y otra vez, desgastando su significado, los autores que se atrevían a innovar no eran publicados porque las editoriales buscaban algo más similar a Tolkien, y lo único que se veía era el viaje del héroe, los elfos, orcos, magos, hechizos…

Resulta paradójico que un género cuyos límites los pone la imaginación, acabase siendo tan predecible.

Por suerte considero que esto está cambiando cada vez más, y el género fantástico comienza a remontar con obras tan impresionantes como inesperadas.

Al final cuando nos cuentan una historia queremos eso: que nos sorprendan.

4: Eres seguidor pero crítico con este género. ¿Qué autores te han marcado más como lector?

Pues como lector diría que la primera autora que entró en mi vida fue Laura Gallego. Literalmente es la persona por la que comencé a leer por ocio, y no por imposición. Hasta los quince años leer para mí era una tarea escolar, algo obligatorio. Pero cuando descubrí Memorias de Idhun por fin entendí lo que es que te apasione un libro, que vivas por y para un personaje (en mi caso fue Jack). Es por eso que siempre le estaré agradecido por introducirme en el mundo de la lectura, sin ella no estaría aquí hoy. 

El segundo autor al que mencionaré será Patrick Rothfuss, con El Nombre del Viento. Lo sé, lo sé… lleva como diez años tratando de sacar su tercera novela, pero la increíble historia y elenco de personajes que ha creado sigue fascinándome a día de hoy. Fue sin duda la segunda saga que marcó mi vida como lector.

Y el tercer y más especial autor será sin duda el gran Brandon Sanderson. No creo que haya palabras suficientes para expresar lo que siento por este hombre, que me ha enseñado todo lo que sé sobre escribir desde la distancia, pero lo intentaré.

Empecé con Nacidos de la Bruma, como casi todos, y desde entonces… no he podido parar. La forma en la que hilaba el Cosmere me parecía increíble, llena de atrevimiento y originalidad. Todos sus libros me han gustado, sin excepciones. Pero el Archivo de las Tormentas… sencillamente me noqueó.

Fue por él que comencé a escribir. Literalmente al terminar Juramentada, mi primer pensamiento fue: “Yo quiero hacer eso. Quiero despertar esas emociones en la gente.” Es por eso que comencé a crear en mi cabeza. A menudo me preguntaba: “¿Cómo construiría yo un mundo entero?”

Y poco a poco esa pregunta fue respondiéndose sobre el papel.

Tal vez como lector Brandon Sanderson no haya sido un punto de inflexión, como Laura Gallego, pero como escritor diría que sin duda ha sido la mayor referencia para mí.

5: Encontramos alguna similitud entre tu novela y el clásico orwelliano 1984. ¿Estás de acuerdo?

Sí, estoy de acuerdo. Con matices, pero de acuerdo.

Podría decirse que ambas novelas siguen un patrón distópico similar. No obstante, creo que “Las Nueve Emociones de Emold”, por su narrativa e idiosincrasia en las conversaciones, despertará unos sentimientos totalmente distintos para el lector.

Se podría decir que ambas historias comparten similitudes pero contadas de una forma totalmente distinta.

6: En tu opinión, ¿qué debemos hacer con las emociones? ¿Rienda suelta?

Considero que las emociones son algo verdaderamente poderoso más allá de este libro, y en muchas ocasiones no les damos el valor que se merecen. Debemos ser conscientes de que estas nos dicen mucho sobre nosotros mismos, escucharlas es tan importante como sentirlas.

En cuanto a qué hacer con ellas… supongo que depende de cada persona.

Desde mi experiencia creo que las emociones están para sentirlas, tanto las buenas como las malas. Si estás triste, permítete estar triste durante un tiempo, esto te ayudará de cara al futuro para valorar los buenos momentos. No obstante, tampoco debemos anclarnos a estas. Una vez traspasamos cierta frontera, debemos darnos cuenta de que necesitamos ayuda.

Poniendo el mismo ejemplo de antes: si estás triste, permítete estar triste. Pero si ese sentimiento comienza a alargarse y comienza a pesar demasiado en ti, entonces pide ayuda a quien tengas cerca o a un especialista.

Las emociones son como un vaso de agua, si lo levantas durante un rato no pasa nada, pero cuanto más tardas en soltarlo más te pesa, hasta que al final, con el tiempo, tu brazo no puede con él. Por muy fuerte que seas.

7: ¿Estás con algún nuevo proyecto literario?

Sí, lo estoy.

Todavía no puedo decir nada al respecto porque está en fase de construcción, pero sí puedo adelantaros que llevo aproximadamente un 60% de este. Espero tenerlo completo dentro de poco y, con suerte, publicarlo antes de que termine el año.


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