Juan Pablo Rozas: "Las pérdidas y alegrías del narrador están matizadas por el humor; nuestro personaje, bajo los efectos del alcohol, por las tardes se permite una mirada de sí mismo desde cierta distancia, distancia que permite ver a nuestro hombre sin proyecto, sin dirección ni propósito, pero con un enorme y sencillo deseo: ser hombre… ".

1.- ¿Quién es Juan Pablo Rozas?

Pregunta imposible de responder…durante 73 años (algo menos si resto la infancia) he tratado de acertar en lo que soy, pero cuando creo hallarme, aquel que creí atrapar se escapa despavorido. El narrador de la novela afirma: “tú decías que no somos, que estamos siendo”; sin embargo puedo aportar algunos datos:

Nacimiento en Santiago Chile en 1948

Hijo de Agricultores de la zona de Linares, Chile,  en donde transcurre la infancia entre los meses de verano; para los inviernos la familia se trasladaba a Santiago donde eventualmente asistía al colegio…mi madre fue mi primera profesora.

Por el padre pertenezco a una antigua familia de terratenientes (adquirieron las tierras más o menos en 1.780 a una misión jesuita después que expulsaron a la Orden del imperio español) Las mayor parte de las  tierras fueron expropiadas en tiempos de la reforma agraria el año 1.968…aún quedan algunas cordilleras.

Mi madre pasó parte de su infancia y adolescencia  en la Alemania antes de la guerra porque su padre, ingeniero, fue comisionado a ese país para fabricar trenes para Chile. Es una familia intelectual; uno de mis tíos (Jorge Eduardo Rivera) tradujo la versión más usada de “Ser y Tiempo” de Heidegger. Otro estudio física en el instituto Plank con Heissenber 

De este sándwich provienen mis inclinaciones:

Arquitecto de profesión. 

Aficionado pianista 

Tenista de segunda

Padre de cuatro hijos, cinco nietos muy cercanos

Lector empedernido…

Escritor… dos novelas publicadas con elogios de la crítica y escasa difusión. 

En resumen, aficionado a todo, profesional en casi nada. 

2.- ¿Qué van a encontrarse tus lectores en ‘Paz para un hombre sin voluntad’?

La literatura debiera ser como aquellas abruptas montañas que devuelven, en un eco, el silencioso grito del narrador. Silencioso porque imagino al lector abandonando sus cotidianas costumbres para adentrarse en otro mundo que, por instantes,  resuena en su interior. 

¡Alta pretensión, con la palabra tocar el corazón del otro! Sin embargo es lo que quise con la novela, hacer visible las invisibles alegrías y sufrimientos de un anónimo narrador, un personaje sin importancia, que a duras penas se rasca con sus uñas, y que como a tantos de nosotros, no vemos en nuestro cotidiano deambular.

A pesar de los fracasos éste es capaz de percibir momentos fugaces de totalidad en la veloz caída...caída a la nada, o al paraíso, o en la reencarnación según sea preferencia de los lectores…pero caída al fin.

La novela es añoranzas de la plenitud perdida, perdida como siempre nos sucede después de vivirla. El narrador hace suya, dolorosamente, aquella frase de Goethe: “detente bello instante”. Otro poeta (creo que fue Keats) afirmaba “saben de la melancolía aquellos que han roto las uvas de la alegría contra el paladar”. Difícil cuestión que, por supuesto, no está resuelta en el texto, solo expuesta para que, quizás, alguien encuentre en las frases algún sentido.

Las pérdidas y alegrías del narrador están matizadas por el humor; nuestro personaje, bajo los efectos del alcohol, por las tardes se permite una mirada de sí mismo desde cierta distancia, distancia que permite ver a nuestro hombre sin proyecto, sin dirección ni propósito, pero con un enorme y sencillo deseo: ser hombre… 

3.- Anterior a esta, tienes dos novelas publicadas: ‘La franja’ y ‘Lungue’. ¿Qué les une a las tres?

Las tres novelas constituyen casi una saga. La franja describe un lugar ficticio desde la vida de un viejo jefe de la estación de ferrocarriles llamada “Lungue”, estación donde ya no se detienen los trenes; Lungue es la historia de tres generaciones de los propietarios de la hacienda del mismo nombre contada por -¡sorpresa! – el idéntico narrador de “Paz para un hombre….” Y nuestra actual novela relata, en primera persona, lo sucedido a nuestro personaje antes y después de escribir “Lungue”. La trilogía es un universo desmenuzado desde distintos puntos de vista. 

4.- Amores perdidos, claudicaciones, decadencia física… ¿y la esperanza?

Quien nada espera recibe en demasía. Cuentan que San Antonio, el eremita, se sustentaba con un mendrugo que dios mismo le enviaba diariamente en el pico de un cuervo. (Velázquez pinta la escena) También en el desierto los judíos se alimentaron del mana que el todopoderoso les regalaba… esperanza… la oscuridad iluminada por una débil llamita a la que ansiosos nos dirigimos. También están los otros…nuestro personaje se sostiene en “La visita diaria a la farmacia donde la señorita Noel, riendo, me recuerda que solo ayer compré tal receta, o ver las portadas de los diarios en la estación de buses para que después don Arturo, si está disponible, me facilite el periódico que hojeo en un mismo escaño frente a la pequeña iglesia, observar el cortejo del perro que llaman Sargento con la hembra que me acompaña, son minucias que tejen, en el corazón, la urdiembre que me sostiene. ¡Es la ciudad verdadera, la del Medioevo y sus campanas! “ 

5.-¿Tienes algún nuevo proyecto en mente?

Me gustaría escribir sobre otros personajes de la misma familia, algo tengo avanzado.


Share:

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Popular

Archivo del blog

Recent Posts

Facebook

Twitter

Buscar este blog