Descubre 'Blue Soul. Primera llama' a su autor J. Manuel Escutia: "Si lo que parece fantasía es real, entonces, ¿qué no lo es?"

Ediciones Atlantis presenta 'Blue Soul. Primera llama', un libro de género fantástico escrito por el joven autor conquense J. Manuel Escutia en el que el lector se sumergirá en una narración original y diferente, protagonizada por diversas mitologías, y ambientada principalmente en Cuenca y Japón.

-¿Qué te impulsó a escribir esta novela?
  Me encanta leer, y siempre he tenido mucha imaginación, pero nunca había pensado en escribir las historias que se me ocurrían porque simplemente no creía que fuera a darme para un libro, o que le fuera a interesar a alguien. En los meses previos a empezar a escribir esta novela, me cansé de leer libros aburridos o monótonos, con historias predecibles o poco elaboradas; pocos libros me resultaban realmente interesantes o emocionantes, pocos merecían la pena, por lo que decidí escribir el mío propio. Un libro donde pudiera ocurrir cualquier cosa, en cualquier momento y de cualquier manera, pero donde todo tuviera una explicación, por absurda que fuera.
Empecé a escribirlo para mí, sin intención de enseñárselo a nadie, pero según iba avanzando la historia me di cuenta del potencial que tenía, y que merecía la pena intentar publicarlo para compartir con los demás lectores la emoción que sentía creando toda la trama.

-¿Cómo surgió la idea de mezclar samuráis, vampiros, demonios y otras criaturas mitológicas, y centrar la historia en lugares como Cuenca o Japón?
Necesitaba una temática que me permitiera inventarme la historia sin necesidad de documentarme o informarme exhaustivamente, algo que pudiera explotar y explorar mi imaginación, y el género fantástico era el que mejor encajaba, además de ser también mi género favorito. Dentro de la fantasía, la mitología era el elemento más emocionante, y el mezclar todas las mitologías aportaba muchas posibilidades.
 Además, pretendía crear algo diferente, lo más original posible. Actualmente es muy difícil crear algo original, pues se ha escrito prácticamente sobre todo, y cuanto más te documentas para intentar crear algo diferente, más contaminada está tu imaginación y más influencias condicionan tu creación, por sutiles que sean. Por eso, intenté olvidarme de lo que conocía, crear mi propia historia surgida de mí, y cuando caía en alguna similitud, en alguna referencia, en lugar de intentar ignorarlo y escribir algo diferente, lo negaba. Es decir, aquello que pudiera influir o condicionar la historia, lo despreciaba, lo negaba, daba un rodeo y le quitaba importancia.
 Así, mezclé todas las mitologías, relacionándolas entre sí y con la historia de nuestro planeta, y proporcioné una condición mortal a todas las criaturas y seres mitológicos.
 En cuanto a la localización, necesitaba un lugar para situar una de las bases principales, y Cuenca me proporcionaba una excelente opción en uno de sus pueblos. Los japoneses llevan siglos practicando la meditación, el autocontrol, y tienen una actitud que no se ve en otros sitios, por lo que eso, unido a su ascendencia samurai (que tanta importancia daban al honor y la lealtad por encima de todo) me hizo escoger Japón como una de las principales localizaciones de la historia, al poder ayudar a Saito con su condición de "medio humano".

-¿Cómo ha influido el practicar aikido en el planteamiento y desarrollo de la novela?
Curiosamente, lo que pueda parecer más fantasioso o exagerado, es real. Practicar aikido me permitió conocerme a mí mismo, entender mi cuerpo y mi mente, cambiar mi actitud en el dojo y evolucionar como persona. Así que me dije, "Si yo en cuatro años he conseguido sentir mínimamente algo así, ¿por qué no va a conseguir dominarlo a la perfección alguien de la condición de Saito, que además cuenta con la ayuda de los expertos que llevan siglos dedicándose a eso?". Aunque resulte difícil de entender, esta parte es quizás la más real, y sólo quien haya experimentado lo mismo será capaz de comprenderlo. Ese es, quizás, otro de los atractivos del libro; qué es real y qué no, porque si lo que parece fantasía es real, entonces, ¿qué no lo es?

Por otra parte, me ayudó bastante al describir las escenas de lucha de los primeros capítulos; son algo exageradas y resaltadas, pero la base está ahí. Me encantan las novelas de samuráis y quería comprobar cómo quedaban en la historia ese tipo de escenas, donde se describe el combate movimiento a movimiento, pero cuando vi que no terminaba de encajar con la dinámica tanto de la historia como del ritmo narrativo, pues pausaba un poco la lectura, decidí dejar esas escenas iniciales para que el lector se haga una idea general sobre cómo son los combates, y posteriormente describir ese tipo de escenas "por encima".

-¿Hay algún motivo por el que el libro está escrito en futuro?
Porque encaja a la perfección con mi idea de hacer algo diferente, pues aunque sé que hay textos en futuro, no he tenido la oportunidad de leer ninguno, por lo que para mí ha supuesto un reto y un triunfo lograr darle forma y dinámica usando principalmente la forma futura de los verbos, recurriendo a las formas de presente únicamente cuando quiero transmitir el punto de vista de un personaje o expresar algo general en el tiempo.

Y por una pequeña sorpresa al final de la saga... que no sería posible sin esta forma verbal. 

-¿Qué esperas del libro tras publicarlo?
 Que resulte una lectura dinámica, fluida y familiar, con el toque de distinción que ofrece leer un texto escrito en futuro. He intentado usar un lenguaje común y sencillo, fácil de entender, para que cualquiera pueda disfrutarlo sin perderse nada.

Y en cuanto al efecto que cause, espero que permita a la gente sumergirse en la historia como un personaje más, o como el propio narrador. Ofrecer un lectura amena y emocionante, que haga que no leas, sino que vivas. Permitir que la imaginación se ponga en marcha y no se detenga, porque al mezclar lo fantástico con lo común, cualquier cosa puede pasar cuando menos te lo esperas. Y eso, para los que adoramos salir con la imaginación por delante, no es leer un libro, es vivir una historia.
 Si he conseguido algo remotamente parecido o no, tendrán que ser los propios lectores quienes lo decidan, pero el ánimo y la pasión que le he dedicado han quedado fundidos a la historia, y eso es algo que no se puede cambiar.


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