«Debería estar muerto, sin embargo sigo aquí, recorriendo el largo camino que me llevará hasta ella, el único ser vivo que me ama a pesar de mi gran secreto, a pesar de que todo el mundo desea mi muerte. Es por ella por lo que he sobrevivido a todo: para crear un futuro en libertad».
¿Qué hay de Nekane en
En la piel?
Sobre todo la necesidad de luchar por lo que uno quiere, sea
como sea, a pesar de que al resto del mundo no le agrade o no lo comprenda.
¿Te sientes
identificada con algún personaje?
Todos aquellos que escriben y crean personajes siempre dejan
una parte de sí mismos en ellos. Y todos mis protagonistas no son más que una
extensión de mí, un yo en un mundo alternativo o en un universo hipotético. Lo
cierto es que me identifico más con Itamar, lo creé basándome en mi parte más
incomprendida, salvaje y testaruda. Le tengo un cariño especial porque además
es mi primer personaje serio.
¿Cómo ha sido el
proceso creativo de la novela?
Empecé con esta historia hace mucho tiempo, tenía más o
menos catorce años y la versión inicial apenas se parece a la versión que la
gente puede leer ahora. Vino por un sueño – siempre suelo empezar a escribir a
partir de sueños, imagino una escena y luego todo explota en mi cabeza – y
luego poco a poco empecé a crear la historia, los personajes y los problemas
que podían aparecer en medio de la trama. La acabé con diecisiete años y ahora
tengo veinticinco, así que creo que he tenido bastante tiempo para repasarla.
¿Cuál es el tipo de
público que se puede sentir más atraído?
Lo cierto es que lo han leído personas de entre los catorce
a los sesenta años más o menos, y todos parecen bastante satisfechos con lo que
han descubierto en el libro. No creo que tenga una edad recomendada.
¿Cuál fue el último
libro que has regalado?
La cosa es que los libros me los suelen regalar a mí.
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