Jesús López, autor de 'La encrucijada de las libélulas' nos descubre algunos de los misterios que esconde Galicia en esta interesante entrevista

Ediciones Atlantis presentaba este jueves en El Puerto de Santa María, La encrucijada de las libélulas, una novela escrita por Jesús López cargada de magia y misterio, ambientada en la Galicia del Siglo XVIII. Incluimos las fotos de la presentación. 


¿De qué trata la novela?

La novela trata de un viajero inglés del siglo XVIII que quiere recorrer Europa para investigar todo tipo de leyendas, supersticiones y costumbres populares antes de que desaparezcan, ya que la llegada de la Ilustración iba a provocar que este tipo de pensamientos y conocimientos fuesen poco a poco quedándose arrinconados hasta quedar prácticamente extinguidos.

Decide iniciar el viaje comenzando por Galicia. Primero porque se le antoja una tierra repleta de magia y misterios, pero sobre todo porque está seguro que allí podrá encontrar unas joyas antiguas muy especiales que tienen forma de libélulas talladas en piedra lapislázuli. Ya que él persigue una leyenda que dice que quién encuentre las cuatro libélulas descubrirá una encrucijada donde cambiará su destino.

El problema es que en Galicia le aguardan aventuras, magia a raudales y también personas que siempre deseó conocer. Pero también muchísimos peligros, tramas muy oscuras y situaciones donde deseará no haber ido nunca en busca del misterio.

¿Por qué Santiago de Compostela? ¿Por qué Galicia?

Primero porque Compostela tiene algo más que un importante centro histórico lleno de monumentos, y es una especie de atmósfera mágica que la envuelve, haciendo posible que el lector puede recrear en su mente el clima que yo intenta narrar a lo largo de todo el libro.

Esto no es algo único de Santiago, ocurre en otras ciudades como Granada, Córdoba, Toledo o Salamanca. Pero además de esto, la ciudad transmite una ambigüedad que casa perfectamente con el corazón argumental de mi libro. Ya que por una parte, para la Galicia del siglo XVIII, era una ciudad dinámica, donde se movía la cultura y las ideas. Pero también, a su vez, tenía la conexión con la naturaleza que existía en cualquier aldea gallega.

Siempre me ha llamado la atención Galicia, y mucho más después de documentarme para escribir esta novela. Yo la veo como una especie de “Parque Nacional de la Antropología”, al igual que Doñana, pero en vez de con pájaros, con mitos, leyendas y supersticiones. Por eso, puestos a hacer viajar a mi personaje a un sitio repleto de magia, qué mejor que mandarlo a Galicia.

¿Por qué en el siglo XVIII?

Pues porque nosotros somos hijos directos del siglo XVIII. Este siglo fue la clave para el gran cambio que vendría después, con la Revolución Industrial. Ya que en esta época se sienta los pilares de pensamiento que harán posible todos los cambios tecnológicos que han cambiado mucho más el mundo en los últimos 200 años, que desde el Neolítico.

La Ilustración introduce una herramienta esencial y de un poder infinito a la hora de organizar las sociedades humanas, que es la Razón. Hasta el XVIII eran los mitos y las supersticiones las herramienta con las que el hombre se relacionaba con la naturaleza. Mientras que con la Ilustración será la racionalidad la base para cualquier acción humana, y esto es lo que ha creado el mundo moderno, desarrollado y tecnológico que hoy conocemos.

Pero a mi no me interesa tanto los beneficios que ha traído la Ilustración, sino aquello que dejamos por el camino con el cambio de mentalidad. Me refiero a esa mirada mágica de todo lo que nos rodeaba y de esa relación directa que teníamos con la naturaleza. Una forma de situarnos en el mundo que hoy nos cuesta entender, y que a mi me resulta muy atractiva como material literario.

¿Cómo era la ciudad de Compostela en el contexto de la novela?

Compostela era una ciudad muy interesante en el siglo XVIII, ya que tenía mucha vida pero también un ambiente social que hacía muy difícil la convivencia. A nivel político existía un complicado juego de poderes entre las dos instituciones que gobernaban y se disputaban la ciudad: el Ayuntamiento y el Arzobispado. Ambos estaban siempre la tuya sobre la mía, intentando quitarle privilegios al contrario y cargar sobre el oponente los problemas de la ciudad.

Este afán de dominio y protagonismo se expresaba a través de la arquitectura. Tanto los edificios religiosos (como iglesias, monasterios o la propia catedral) como los civiles, hacían por sobresalir a nivel estético, mandando a construir impresionante portadas barrocas y neoclásicas.

Santiago era una de las ciudades que más oportunidades ofrecía dentro del deprimido panorama gallego. Pero también era un lugar muy peligroso, sobre todo por la noche. Por lo que había que tener cuidado, porque entre las epidemias y los robos, no era precisamente una ciudad para andarse sin cuidado.

La verdad es que la ciudad tenía un tono cultural elevado, gracias a los comerciantes, artesanos, estudiante de la Universidad o los religiosos. Pero también era una ciudad repleta de superstición y fanatismo. Más aún en épocas como la que retrato en mi novela, en las que existían crisis muy agudas que llevaban al pueblo al límite de la locura.

¿Cómo son los principales personajes?

Aubrey es un joven inglés que le ha tocado vivir a caballo entre dos épocas: la Europa del Barroco y la de la Ilustración. Por una parte cree firmemente en los avances que la racionalidad van a traer a la sociedad. Pero por otro lado, siente una atracción incontrolable por conocer todo tipo de misterios. Por eso decide realizar un viaje que se ajuste a sus inquietudes.

Tiene una mirada muy apasionada y mágica del mundo que le rodea. Es un tío muy entusiasta, pero también a veces muy imprudente e inmaduro. Por ello, a lo largo de su viaje no solo se las tendrá que ver con los peligros que le esperan en el camino, sino que además tendrá que ser precavido con su peor enemigo: que es él mismo.

Bieito es uno de los personajes más adictivos de la novela, él es un buscavidas de navaja rápida y pocos escrúpulos, pero con un código de conducta que lo salva de ser como el resto de rufianes y criminales que aparecen en mi libro. En un personaje gris en toda regla, hay veces que lo adoras y otras veces que lo único que sientes hacia él es un profundo desprecio.

Su camino se cruza con Aubrey, y entre ellos surgirá una curiosa amistad que aportará muchísimo a los dos y además dará a lugar a escenas memorables con la que el lector se lo pasará en grande.

Raxoi Losada es el arzobispo de Santiago de Compostela, él es uno de los personajes de la novela que está basado en una figura histórica real. Este arzobispo, al igual que Aubrey, debió de sentirse a caballo entre dos épocas que se confrontaban por a ver quién seguía dominando en la Iglesia: si las fuerzas más reaccionarias y conservadoras o las figuras que defendían reformas y aperturismo. El arzobispo Raxoi fue un hombre muy culto y bienhechor, sabemos que se volcó por completo en el progreso de Compostela. Pero también era un hombre con un poder inmenso, tanto patrimonial como jurisdiccional. Y además tenía muchísimos enemigos, dentro como fuera de la Iglesia. Por ello, en la novela se verá envuelto en distintas conspiraciones y tramas muy oscuras.

Andoriña es una joven dama que se gana la vida comerciando con libros a través del camino de Santiago. Como el resto de personajes, es una contradicción con patas. Pues a pesar de que vive por y para la cultura letradas de las élites, su mundo interior está mucho más cercano al universo mágico de los bosques y aldeas.

Aparentemente es una joven débil y excéntrica, pero en realidad es uno de los personajes más poderosos y sensatos que existen en la novela.

¿Qué ha sido lo más difícil a la hora de escribir la novela?

Teniendo en cuenta el volumen de documentación con la que he trabajado, el primer reto ha sido ser capaz de manejar tantísimos datos, sabiéndolos clasificar, sintetizar, depurar e insertar en la novela, no perdiendo nunca la sensibilidad con el lector.

Otro reto ha sido saber llevar al lector al clima que yo quería, evitando que la novela pareciese una obra de fantasía, o, el extremo contrario, una novela histórica costumbrista. Ya que quería que hubiese en todo momento una atmósfera de misterio, misticismo y también algo de suspense. Pero también quería que la novela transmitiera verosimilitud en cada descripción, cada diálogo o cada personaje.

¿Qué te ha sorprendido más durante la fase de documentación?

Una de las cosas que más me llamaron la atención, fue el Voto de Santiago. El Voto era una especie de impuesto extraordinario que se recaudaba en muchos territorios de España, tenía como destinatario el arzobispado de Santiago de Compostela. Lo increíble viene de la justificación que se daba a este impuesto, y es que, supuestamente, en la Batalla de Clavijo (siglo IX, inicios de la Reconquista) dice la leyenda que el apóstol Santiago apareció en el campo de batalla ayudando a las tropas cristianas para vencer a los moros. Y como gracias a él salieron victoriosos, a partir de ahí todos los reinos cristianos de España le debían un regalo anual en forma de impuesto al arzobispado de Compostela.

Esta estafa no duró cuatro días, pues llegó nada menos que hasta inicios del siglo XIX. Y no eran cuatro duros, precisamente. El año que menos se recaudaba se llegaba hasta los dos millones de reales, y había años que se podían alcanzar cifras de hasta nueve millones de reales.

Y por decir algo positivo, te podría decir que lo que más me ha impresionado es la inmensa riqueza antropológica que tiene Galicia. De siempre había escuchado los típicos arquetipos de las meigas, la Santa Compaña o los trasgos, y yo creía que hasta ahí llegaban las leyendas. Sin embargo, tienen muchísimas más criaturas mágicas, supersticiones, leyendas y mitos. Prácticamente detrás de cada árbol, río, encrucijada o cruceiro tienen un espíritu o una leyenda.

¿Por qué crees que un lector de tu novela podría recomendar su lectura a un amigo?

Primero, porque es una novela muy original, no abundan mucho las novelas históricas en el siglo XVIII, y menos aún tratando los temas que yo trato, y con el tono y el equilibrio que he trabajado.

Hay que decir que, por encima del misterio, la historia o los conceptos que se pueden tratar, mi libro es sobre todo una novela de aventuras. Tanto por todo lo que ocurre como por el ritmo y la tensión narrativa que en todo momento le doy.

Además, a lo largo de los capítulos se aprende un montón de cosas muy interesantes y bonitas acerca de las costumbres de las aldeas, el mundo de la magia y la superstición gallega, el modo de vida rural gallego, el bandolerismo, la vida cotidiana en una ciudad del Antiguo Régimen y multitud de palabras preciosas que utilizan los gallegos para hablar de la naturaleza.

¿Qué tienen en común Jesús López y el joven Aubrey?

Aubrey y yo compartimos una mirada mágica y entusiasta del mundo que nos rodea. Sobre todo, lo que más me identifica con el personaje es esa fascinación que siente por la mitología, las tradiciones antiguas y la relación del hombre con la naturaleza.

¿Alguna anécdota que nos quieras contar?

Mi viaje a Compostela fue esencial para captar detalles muy valiosos que añadir a las descripciones. A través de sus calles uno tiene una serie de percepciones muy especiales. Desde la propia piedra de sus iglesias, los soportales, la lluvia, el olor ambiente o la musicalidad del idioma gallego. Compostela tiene algo mágico que la hace especial, es como si estuviese repleta de misterios. Esta idea ya la tenía antes de ir, pero después de mi viaje la pude sentir de forma nítida y transformarla en material para la novela.

Si te pregunto por un libro de tu infancia…¿Cuál es el primero en el que piensas?

“Cuentos de la Alhambra” de Washington Irving. Leer de pequeño esta novela me ayudó a interiorizar mi experiencia tras visitar la Alhambra. Una experiencia que, sin duda alguna, sentó las bases para mi forma sentir los edificios antiguos desde una óptica literaria.
 


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