Mi relación con los libros y el mundo de la palabra escrita, es la historia de un sueño. La historia de un niño solitario e incomprendido, que encontraba en los libros una válvula de escape y un refugio a una realidad en la que sentía que no encajaba de ninguna de las maneras. Es el sueño de un adolescente, donde en su mente hervía un mundo de historias deseando ser plasmadas negro sobre blanco, como respondiendo a una necesidad física por hacerlo.
Es la historia de un joven escritor que había perdido la ilusión, la inspiración, las ganas por seguir creando historias, por forjar un mundo entre las páginas de sus libros, hasta que en el año 2011, llegó el amor a su vida y con él, de nuevo el anhelo por plasmar en sus obras el sentimiento que comenzaba a florecer en su corazón.
La fama, el dinero, el reconocimiento… son para mi algo relegado a un segundo plano, en mi vida y en mis libros no es ninguna excepción. El premio por crear mis historias es compartirlas con la mujer que amo, que las disfrute, que vibre con cada una de las líneas de esas obras, que se emocione y nadie mejor que ella entienda, todo el significado que esas palabras encierran.
Lo hermoso de ser escritor es ver la sonrisa y el brillo en los ojos de un niño cuando he tenido ocasión de hacer un cuentacuentos, es que alguien que ha pagado una cierta suma de dinero por una de tus obras disfrute de cada palabra de tu obra y te pida más con la carita de un niño al que su madre le sirve su postre favorito o te pregunte a ver cuándo vas a escribir la precuela, la secuela, la continuación, la segunda parte, la trilogía etc. del mundo que has creado.
Ser un escritor apenas en ciernes en este mundo es muy duro, es un camino complicado, con muchas veces más decepciones que alegrías, cuando la respuesta no es la esperada, cuando la inversión de tiempo, dinero, sudor y lágrimas, no da sus frutos, como un agricultor que mima durante meses su cosecha para que al momento justo de recolectar la fruta, esta fuera arrasada por el pedrisco.
Pero en el camino, tengo la fortuna de tener a quienes tengo a mi lado en cada paso, para curar mis heridas, para levantarme la moral, para hacer que siga tirando para adelante, yendo a por un nuevo libro, a seguir buscando donde hacer una firma, de que mis libros puedan llegar a los más lectores posibles.
Y si algo me llevo de la Feria del Libro de Madrid de este año 2017, a escasamente unos días de su cierre para cuando escribo estas líneas, es sin duda el apoyo tan enorme de quienes han estado ahí conmigo.
Primeramente mi agradecimiento va a Ediciones Atlantis por darme esta oportunidad de estar firmando ejemplares de mi primera novela publicada “Cor Draconis”, por darme la oportunidad de estar junto a Enfermera Saturada y Geronimo Stilton, compartiendo caseta y sueño literario.
Me quedo con la presencia de mi amor al pie del cañón conmigo en cada segundo de la firma, animándome a dar el paso de decidirme a aceptar a participar en la feria y para quien nadie mejor que ella conoce mi obra.
Me quedo con todos vosotros, Tere, Gema, Rubén, Maite, Marina, Raquel, Enrique “Micromor” por vuestro apoyo incondicional, por todos ejemplares vendidos y firmados, porque por vosotros tuvo sentido esa firma, porque por vosotros tiene sentido haber estado ahí. Y por también aquellos que sin estar de cuerpo presente, estuvisteis conmigo, por eso gracias a Esther, Guillermo, Miguel, Lina… para todos aquellos que mucho antes ya disfrutasteis de mi obra, Tomás, Françesc, Mª José, Fina, Patri, Felix, Estefanía, Tatiana… y tantos otros, de corazón a todos vosotros y en especial a mis padres, José Antonio y Maria José, por regalarme la vida y la literatura en las venas. Nos vemos en los libros.
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