Ediciones Atlantis publica “El invierno en las espaldas” el libro del autor Eduardo Piqué Sánchez. Una novela que llevará al lector por las distintas etapas de la vida de su protagonista, que tiene el ‘carpe diem, como filosofía de vida. Descubre más sobre esta novela con esta entrevista que hemos realizado a su autor.
¿Quién es Eduardo Piqué Sánchez?
Es un profesor nacido en el Madrid de los años cincuenta que siempre ha manifestado su vocación por la docencia, la lingüística, la literatura y el cine en particular, sin dejar de lado otras artes como la música ni su interés por viajar conociendo otros lugares, otros paisajes y otras culturas. Por eso ha intentado siempre moverse en la medida de sus posibilidades por diversas localidades de la geografía española, francesa o suiza en lo que a su actividad profesional se refiere y por otros sitios que considera que tienen aliciente para ser visitados. Las dos ciudades que más le han marcado han sido indiscutiblemente Madrid y París, la primera por ser su lugar de nacimiento y en la que más tiempo ha pasado, y en la que se encuentra profunda y gratamente arraigado a pesar de sus ausencias. La segunda, no sólo por su encanto en muchos sentidos sino porque en ella también vivió momentos importantes que de una o de otra manera forjaron en cierto modo su persona. No olvida tampoco los días pasados en algunas poblaciones de Francia (Besançon y Avignon, la Ciudad de los Papas, en la que pasó cuatro años inolvidables de su vida) o de Suiza (Lausanne y Ginebra) ni tampoco la vecina y entrañable Alcalá de Henares.
Ha sentido siempre inclinación por la escritura y ha publicado algunas cosas. Sus publicaciones en forma de libro son: Método de trabajo para una enseñanza activa de la Lengua, Notas para un estudio sintáctico de la obra narrativa, El comentario de texto en la Enseñanza Secundaria, El problema de la transitividad en el español actual, Didáctica de la Lengua y Literatura: cuestiones prácticas, Cuentos de la edad joven y El invierno en las espaldas, que presenta ahora. Tiene publicados algunos libros y artículos de carácter didáctico, literario, y poesía.
Llegado ya a estas alturas de su vida, piensa que puede ser un buen momento para contar lo que sin duda va a ser la mayor parte de ella, aunque todavía tendrá mucha guerra que dar. Todo ello con optimismo. Como él mismo dice en su libro tiene en su haber “un balance positivo de su pasado, un presente vivido serena y felizmente y un futuro en el que confiar”.
¿A quién va dirigida esta obra?
En principio a todo el que quiera leerla. No hay ningún público en especial. No creo que deba haber limitaciones en este sentido porque nunca sabemos con exactitud a quién puede interesarle lo que uno escribe. No obstante serán las personas más allegadas y que conocen mejor al autor, sus amigos y amigas fundamentalmente los que puedan sentirse más atraídos por su lectura.
¿Qué tiene de autobiográfico “El invierno en las espaldas”?
Todo, sin excepción. Es un libro de carácter claramente autobiográfico. Por eso, al leer la biografía del autor y la sinopsis de la novela, se observa un evidente paralelismo entre ambos. Desde la primera página en la que el autor nos explica cómo se ha ido gestando el libro hasta el final, en el que haciendo una reflexión nos expone su manera de pensar sobre varios aspectos, pasando por lo que es el propio cuerpo del texto, que es en realidad la vida del protagonista pero acompañada al mismo tiempo de la presencia de otros personajes – todos ellos reales – que al igual que éste aparecen con otros nombres distintos al verdadero por razones de discreción. Su infancia, adolescencia y parte de su juventud en el Madrid de aquellos tiempos (años 50, 60,70), su traslado a una bonita localidad de la Costa Brava, los años vividos en París y otras localidades de Francia y Suiza así como los transcurridos a efectos profesionales y algo más que profesionales en la agradable ciudad de Alcalá de Henares son pura realidad. El invierno en las espaldas no es sino un vivo reflejo de todo ello.
¿De dónde nació ese afán de escritura?
Es difícil responder con precisión a esta pregunta. La redacción siempre ha sido uno de mis ejercicios preferidos ya desde la edad escolar. Pero una cosa es escribir sin más y otra muy diferente hacerlo con el ánimo de publicarlo. Eso es algo que vino ya mucho después cuando me decidí a enviar a una editorial unos poemas que luego incluyeron en la antología Promesas poéticas de hoy y cuando aparecieron una serie de artículos que escribí sobre Madrid en una revista profesional de agentes comerciales de nuestra Comunidad. Después empecé a publicar algunas colaboraciones en revistas profesionales de educación (Escuela Española, La escuela en acción, Comunidad Escolar), algunos libros sobre enseñanza de la Lengua y Literatura y un libro de relatos breves. Lo que no hay que olvidar nunca es el papel decisivo de mis profesores sobre todo en los primeros años y de todas aquellas personas que supieron valorar lo que yo escribía y que siempre me animaron a seguir haciéndolo.
Si pudieras cambiar algo en este mundo a través de tus relatos, ¿qué sería?
Sería muy pretencioso por mi parte intentar cambiar cosas en este mundo a través de mis relatos pero algo hay de eso. Siempre he creído en la función social – que no es la única – de la literatura. En mi caso este horizonte es bastante más modesto. Yo sólo pretendo compartir mi elemental experiencia de la vida, mi pensamiento y en algunos casos mi sentimiento con la idea de que pueda servir de algo a la persona que lo lea. Transmitir mi idea sobre las cosas que se deben apreciar y desechar, huir de la envidia, de la falsedad, de las comparaciones constantes con los demás que nos llevan a ser infelices, de los complejos y acercarnos a todo lo contrario. Mal podemos cambiar algo en este mundo si no empezamos primero por la persona.
¿Cómo crees que puedes sorprender al lector?
Si lo de sorprender lo entendemos en el sentido de “sorpresa”, la verdad es que nunca he pretendido sorprender a nadie. Si es en el sentido de “agradar”, eso ya es otra cosa. Creo sinceramente que el primer factor para “sorprender/agradar” al lector es la amenidad. Hay que empezar por ser amenos y no aburrir al que nos lee incitándole a abandonar nuestro libro. Por eso me enfado conmigo mismo cada vez que veo una repetición innecesaria en alguno de mis escritos. Tras la amenidad viene el enganche, cuando además de distraer conseguimos atraer el interés de quien lee por lo que hemos escrito. En pocas palabras: entretener, interesar y hacernos comprensibles.
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