1.- ¿Qué te motivó a escribir Acándita? ¿Hubo algún evento o idea específica que te llevó a desarrollar esta historia?
La obra nace del sentimiento de desamparo que me invadió ante la separación de mis padres. En ese momento, todo lo que había sido algo seguro para mí se desmoronó, obligándome a salir de ese cálido refugio que otorga la estabilidad del hogar. Pasados unos años, todo se estabilizó, pero dentro de mí quedó la sensación de que algo muy preciado me había sido arrancado. Partiendo de esta premisa, me lancé a escribir una novela que pudiera plasmar con tinta aquellos eventos que habían marcado mi vida con lágrimas.
2.- La novela puede recordar a Metrópolis y a grandes distopías como 1984 o Un mundo feliz. ¿Qué influencia han tenido estas obras en Acándita?
De hecho, 1984 fue la primera distopía que leí y me enamoró por completo. Hasta ese momento leía novelas juveniles y de fantasía, pero todo me parecía muy lejano. Me adentraba en senderos hacia lo desconocido, vivía todo tipo de amores y desamores, luchaba contra dragones y me convertía en mago, pero era consciente en todo momento de que aquello era algo irreal, un mundo que difícilmente yo podría llegar a experimentar. Sin embargo, cuando comencé a leer distopías, me di cuenta de que hablaban de algo que yo también notaba, que podía ver con mis ojos y tocar con mis manos, como era la destrucción sistemática del individuo dentro de la maquinaria del Estado. En las noticias podía escuchar como las libertades se iban degradando paulatinamente, y entonces sonreí, pues había encontrado un tipo de novela que sentía viva en mi día a día, que no hablaba de viajes imposibles, sino de algo totalmente concebible dentro de unos años.
3.- ¿Qué aspectos de la sociedad actual crees que se reflejan en Acándita?
Desde el primer momento quise plantear la novela como una crítica a la destrucción de la familia tradicional. El reduccionismo de la paternidad, convirtiendo a los padres en simples progenitores que anteponen sus intereses a los del hijo que acaban de concebir es algo más presente que nunca. Trato de expresarlo a través de una preselección de los progenitores en función de su afinidad genética, donde el afecto y sentimiento quedan relegados a un segundo plano. Si bien es cierto que mis ejemplos son llevados al extremo, la prueba la tenemos con la elevación del perro de la categoría animal a la de hijo putativo, llegando a comer en la misma mesa que los humanos.
Por otro lado, el neocapitalismo llevado al extremo deriva en la destrucción del individuo ante un nuevo ser, cuyo valor es el de la plusvalía. Esta deshumanización, hace que sean simples engranajes de una gran maquinaria que se sustituye sin ningún tipo de miramientos una vez se estropean. El trabajo artesanal cargado de alma ha sido sustituido por una producción en cadena sin personalidad. De igual modo que el arte ha dejado de buscar emocionar, para unirse a corrientes de moda y sacar un beneficio de él. Las ciudades han abandonado los estilos adornados, como el barroco o el renacentista, para buscar la practicidad y abaratar costes. La suma de todos estos factores generan la ciudad de Acándita.
4.- El protagonista pasa de ser un ciudadano obediente a un rebelde en busca de la verdad. ¿Cómo fue el proceso de construir su evolución y qué desafíos enfrentaste al desarrollarlo?
Principalmente me basé en mi propio paso desde la adolescencia hasta la persona que soy a día de hoy. Analicé aquellas cuestiones que me parecían inmutables en ese momento, como eran la concepción estrecha del mundo y la búsqueda de un saber más elevado. Partiendo de esta premisa, quise que el protagonista experimentase la sensación de asombro ante un mundo que sobrepasa cualquier concepción que hubiera podido tener. De igual modo, el abandono de la seguridad de sus paredes le obliga a tener que enfrentarse a la realidad de un mundo en el cual debe de trabajar, amar, reír, llorar y sufrir. Teniendo todo esto en mente, desde el primer momento tracé el marco de desarrollo del personaje con aquellos eventos que le permitirían evolucionar, hasta convertirse en un hombre completo.
El principal problema que encontré fue luchar por no caer en lo obvio o típico. Quería que su desarrollo fuese humano y creíble. Debido a esto, tuve que modificar gran parte de la novela en reiteradas ocasiones para que pudiera encajar con la esencia que quería que transmitiera el personaje en sus distintas etapas.
5.- El protagonista encuentra la puerta con el cartel Desidia, que parece simbolizar un punto de inflexión en la historia. ¿Por qué elegiste ese nombre y qué representa dentro de la novela?
Desidia es la palabra que se usa muchas veces en el ejército para referirse a abandonarse uno mismo o una persona que no quiere esforzarse ni sacrificarse, que busca siempre la manera de estar lo más cómodo posible haciendo lo menos que pueda.
Dentro de la novela quise que esta palabra fuese lo primero que leyese el protagonista antes de su momento de inflexión. Esto se debe al propio contenido de la palabra. Leerlo y ser consciente de lo que significa, hace a uno abrir los ojos hacia lo que ha sido su vida, llevar a cabo un examen de conciencia, y asumir que se ha acomodado en lugar de vivir con toda la intensidad que podría haberlo hecho. Una vez baja las escaleras, está abandonando ese mundo y esa vida, es un paso hacia las profundidades de un nuevo ser que está a breves instantes de nacer.
6.- La novela plantea el conflicto entre la libertad individual y el destino impuesto por la sociedad. ¿Cuál es tu postura personal sobre este dilema? ¿Crees que la literatura puede influir en cómo lo percibimos en el mundo real?
En mi opinión, el individuo vive en la sociedad pero no es la sociedad, me explico. La sociedad se construye sobre un conjunto de normas que permiten la convivencia y determinan la libertad individual, el bien y el mal. Coincido con esta visión que busca crear un marco común donde todos lleven a cabo una castración simbólica de sus libertades, es la única manera de poder dormir sin temer lo que sucederá mañana. Ahora bien, cada individuo tiene sus propias habilidades, costumbres, rasgos e ideas que deben de ser respetadas. La identidad del individuo nunca puede ser determinada por la sociedad, de lo contrario seríamos una mente colmena y no una sociedad humana. Esta es precisamente la lucha que trato de transmitir en la obra, la pelea contra un mundo que trata de imponer no solo su verdad sobre el mundo, sino también de determinar la manera en la que uno debe de vivir y de pensar, destruyéndonos hasta llegar al punto de que nos consideremos a nosotros mismos como poco más que una pieza más de nuestra empresa por la que debemos de dar la vida.
La literatura es el espacio donde los cuerpos descansan y los corazones vuelan. Es un rincón íntimo de cada persona, donde puede abandonar todos los problemas del día y soñar despierto. Viajar al espacio o adentrarse en las profundidades de la tierra están al alcance de unas pocas páginas. Pero también es la oportunidad para poder tener una mirada crítica del mundo, cuestionar todo aquello que se nos ha vendido como la única verdad, y de este modo evitar caer en la filosofía del absurdo. La literatura es la más poderosa de las armas, pues bajo la apariencia de un simple libro, puede esconderse la tecla capaz de cambiar la vida de una persona por completo.
7.- Acándita mezcla acción e intriga con profundas reflexiones filosóficas. ¿Cómo lograste equilibrar ambos elementos para que la historia no resultara ni demasiado densa ni demasiado superficial?
La clave fue contar con personas dispuestas a leer los distintos borradores que iba escribiendo. Cuando uno escribe pone en ello su corazón, pero siempre tiene la duda sobre si aquello es bueno, malo, divertido o aburrido. Si bien es cierto que uno nunca está satisfecho con su novela, pues siempre piensa que podría haberlo hecho mejor, el contar con personas que ofrezcan una visión externa permite añadir, quitar o corregir aquellas partes que para el escritor pueden resultar obvias al tener toda la novela en la mente, pero que realmente son confusas par el lector que todavía no sabe qué sucederá. Ahora bien, hay que tener en cuenta que la esencia de la novela se debe de mantener fiel a nosotros. Es muy tentador modificar aspectos clave de la novela porque a una persona no le convence, pero hay que tener en todo momento que esa novela es nuestra manera de abrirnos en canal hacia el mundo, no de escribir algo que le guste al mundo.
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