1.- Lo primero, para futuros lectores, ¿quién es Jessyca Mayorgas Arrabal?
Jessyca siempre estuvo ahí, incluso cuando su cuerpo no se correspondía con lo que ella sentía en su interior.
Desde muy pequeña supe quién era realmente pero no comprendía el proceso por el que tenía (y podía) pasar, ya que no existía mucha información, y la que había era muy confusa.
Hoy en día me proclamo una mujer lo suficientemente libre como para vivir de la manera que me gusta, aunque siempre hay nuevos caminos por descubrir.
2.- Ahora, háblanos de esta novela que rompe con muchos de los cánones del fantástico:
Lunangel.Lunangel surgió como una idea fugaz un día que estaba sentada en un parque relajada bajo los rayos del sol. Yo siempre voy con la música a todos lados y ese día estaba escuchando la banda sonora de ‘El Señor de los anillos’.
Fue entonces cuando miré el hueco vacío que tenía al lado y me imaginé a una señora sentándose ahí y ofreciéndome la posibilidad de cambiar aspectos negativos de mi vida. Eso, de algún modo, me inspiró y comencé a escribir un cuento que quedó en una idea.
Pasaron los años, comencé a estudiar farmacia y continué pensando en la idea de que yo, como mujer transgénero y apasionada del género fantástico, no había tenido ninguna figura literaria a la que sentirme cercana. Eso se unió con el concepto que imaginé en ese parque y comencé a reescribir el cuento que, poco a poco, se fue transformando en la novela que es hoy en día.
Como curiosidad, hubo un pasaje importante donde cierto personaje de cabellos y ropajes rojos hace su primera aparición y eso es, casi enteramente, sacado de un sueño que tuve. Al despertar lo recordaba con todo lujo de detalles y decidí escribir un cuento sobre ese personaje, su hogar y sus productos alquímicos.
La idea final de escribir Lunangel siempre ha sido y será que si existe otra Jessyca en la misma situación que me encontraba yo pueda leerlo y sentirse cercana con una heroína transgénero que se aparta de todo lo que el paradigma de la sociedad nos dice que tiene que ser un personaje femenino transgénero.
3.- Dices que algunos de tus libros imprescindibles son de Tolkien, Alicia o el ciclo Artúrico. ¿Qué dirías que tiene la fantasía que gusta tanto?
Creo que es una vía de escape muy rápida y sencilla (siempre que esté bien hecho) para las tribulaciones del día a día o incluso las cargas más pesadas que nos atribuimos muchas veces sin necesidad.
En mi caso he sido una niña y adolescente muy marcada por el acoso escolar y fuera de clase. Llegar a casa y leer cualquier historia fantástica ya sea en formato de novela o videojuego me ayudaba a evadirme unos minutos o unas horas de aquello que me hacía daño.
Está claro que lo primero que hay que hacer en casos graves es acudir a un profesional de la salud mental, pero en aquella época yo ni me lo planteaba y la fantasía era lo primero que me salvaba de aquella oscuridad.
Nos da, además, el poder de desarrollar nuestra propia imaginativa, de no suprimir al niño que llevamos dentro. Le damos alas y continuamos explorando aquello que cuando somos pequeños nos parece tan magnífico.
4.- Mencionas que desde siempre has tenido un cierto temor hacia la idea de publicar. ¿Cuál es el motivo?
Como digo, he sido marcada muy fuertemente por el acoso de niños, adolescentes y adultos desde muy pequeña por el simple hecho de haber nacido transgénero.
A base de palos, como se dice normalmente, me hicieron aprender que yo no valía nada y esa idea se quedó grabada fuertemente en mi mente.
Ya sea en clase o en un trabajo he tenido el temor de hacer algo, ya que si lo hacía seguramente lo hacía mal. Ese concepto se extrapolaba a la posible publicación de mi novela.
Comenzó con la primera que escribí con unos dieciséis años, ‘Gaera: el trono de cristal’, un batiburrillo de ideas sin pulir. Algunos amigos la leyeron y me dijeron que les gustaba, pero jamás me planteé ponerme en contacto con alguna editorial ya que temía ese fracaso.
Más tarde, con unos veintiocho años, escribí ‘Arcano XVIII’, una novela de suspense paranormal. Esta vez sí contacté con una editorial, pero la mala suerte quiso que esa empresa dejara de existir. Me lo tomé como una señal de mi “saboteador interno” y decidí no continuar con la idea de publicarla.
Finalmente llegó Lunangel. Y mi parte oscura y negativa me repetía una y otra vez que no era lo suficientemente buena como para publicarla. Pero entonces conseguí el apoyo de mucha gente que leyó los primeros capítulos y me animaron a continuar. Eso me hizo creer más en mí hasta que, por fin, Atlantis vio algo en mí que mucha gente ve y así es como hoy en día mi novela (y las futuras que haya) se pueden leer desde cualquier parte.
5.- El género fantástico forma parte de tu vida desde siempre. ¿Tienes idea de cómo se va a desarrollar tu carrera? ¿Te planteas otros géneros?
Tengo muchísimas ideas y ganas de continuar con historias del género fantástico. Creo que es donde mejor me desarrollo.
Me encantaría participar en algún cuento junto con ilustradores con los que me sienta afín. ¡Quizá hasta una versión ilustrada de Lunangel!
La idea de crear guiones también me llama muchísimo la atención y es algo que siempre quise explotar. Ver a personas reales leer y llevar a cabo acciones escritas por mí es como un sueño.
Como he hecho con Lunangel, donde le he dado ese protagonismo más sano a una persona transgénero, me gustaría continuar escribiendo historias donde se normalice las vidas de personas de la comunidad LGTBIQ+. Y, aunque yo no lo sea, también me gustaría escribir historias de personajes racializados con todo el respeto y admiración.
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