Ediciones Atlantis presenta este jueves en la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, 'Nadie salió a despedirme', una novela urbana del autor cacereño residente en Madrid, Emilio Díaz Casero que trata de acercar y humanizar a esas personas que un día lo tuvieron todo y hoy viven y duermen en la calle, desconocidos e invisibles para la mayoría.
Nadie salió a despedirme está inspirada en un hecho real, ¿Qué te hizo empezar a escribir sobre ello?
Surgió como una tarea de clase de escritura creativa. Se trataba de esbozar solo unas líneas para una posible novela. Luego, vi que sobre esa idea podría contar una historia y desarrollar una novela. Está inspirada en un hecho real, un hombre con una vida acomodada que por diversas circunstancias acaba durmiendo en la calle. A partir de ahí surgió la historia, aunque los personajes principales y sus circunstancias vitales son inventados.
¿Cuánto tiempo te ha llevado escribirla?
Aproximadamente dos años, el último, con una dedicación más intensa.
¿Quién crees que disfrutará más con su lectura?
La novela trata varios aspectos de la sociedad actual, por lo que puede ser interesante para cualquier persona con inquietudes sociales en un mundo tan desigual como el que vivimos. Estas diferencias se plasman crudamente en el tremendo contraste que se da en la plaza Mayor de Madrid, dormitorio habitual de muchos indigente y de nuestro protagonista.
La novela muestra a las personas que por diversas circunstancias viven y duermen en la calle. Desconocidos e invisibles para la mayoría, la novela trata de acercarlas y de humanizarlas. Se adentra también en algunas causas de su caída en desgracia como la adicción al juego, origen de muchos problemas familiares y personales, interesándose asimismo por las personas voluntarias que les ayudan con comida, ropa y amistad.
¿De dónde nació ese afán de escritura?
Siempre me ha gustado escribir y lo he hecho para volcar mis reflexiones o compartir mis sentimientos en momentos importantes de mi vida. Pero mis obligaciones profesionales me han impedido dedicarle la atención que necesitaba. Una vez jubilado, he encontrado tiempo para prepararme y dedicarme a ello.
Un libro de tu infancia sería…
Leía libros de aventuras, historietas y tebeos. Recuerdo las aventuras de El Cachorro, El Cosaco verde o El Javato y libros ilustrados de La isla del tesoro, Capitanes intrépidos, Sandokan o La vuelta al mundo en ochenta días.
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