Ediciones Atlantis publica este viernes en Bilbao, ‘Croma’, una novela de ciencia ficción escrita por el autor vasco Iñaki Torres en la que sus protagonistas lucharán por defender su libertad ante un gobierno pretendidamente democrático que decide implantar, con el consentimiento de todos, un chip cerebral para garantizar la salud y protección ciudadanas con la intención de anular la privacidad del individuo y poder ejercer más fácilmente su control.
La presentación será acompañada de un show cooking con catering, contextualizado en la ciencia ficción, género de la novela, por el cocinero Txetxu González.
¿Cómo surgió la idea para escribir esta novela?
Creo que, como dice uno de los personajes, la mente se está mecanizando peligrosamente. Supongo que la industrialización, primero, y luego la influencia reciente de la informatización, están teniendo mucho que ver.
Las personas nos estamos instrumentalizando, convirtiendo en cosas. El hecho de que la palabra “funcionar” sea desde hace algún tiempo tan importante en las relaciones personales, no creo que sea por casualidad.
La idea de que, en un futuro no muy lejano, un gobierno pretendidamente democrático decida implantar, con el consentimiento de todos, un chip cerebral para garantizar la salud y protección ciudadanas, pero que en realidad tenga la intención de anular la privacidad del individuo para poder ejercer más fácilmente su control, no resulta muy descabellado.
Se encuentra además en la línea de esa mecanización, que se sirve de la comodidad o pasividad (o servidumbre maquinal) a la que parece que todos aspiramos.
¿Qué puedes destacar de los personajes?
Me llama la atención la situación en que nos dejan las máquinas cuando de pronto dejan de funcionar: el coche se para en medio de la carretera, el ordenador se bloquea… Nuestra reacción no tiene desperdicio: nos subimos por las paredes. Aunque sea sólo por un momento, perdemos la cabeza, literalmente. Es como los niños cuando algo les sale mal.
Estamos tan acostumbrados a que el mundo se encienda o apague (o que cambie) con un simple clic de ratón, que ya no concebimos que la realidad sea de otra forma. No nos cabe en la cabeza que haya algo ahí fuera que no tenga absolutamente nada que ver con nuestros deseos.
Llevamos fatal que exista una cosa que se llame “problema”. El problema es el gran agitador. Tiene la capacidad de trastornarnos, pero es sobre todo un reto. Es como el monolito que encuentran los hombres-mono en 2001 Odisea en el espacio. Está ahí, inamovible, lo queramos o no. Lo miramos por un lado, por el otro…, y entonces, descubrimos algo.
Los personajes de Croma se encuentran en una situación así. No pueden cambiar el hecho de que se haya implantado el syn, y ya nadie pueda (o quiera) ser realmente libre. Nadie, a excepción de ellos, que han conseguido por el momento burlar el control del gobierno, pero que saben que en cualquier momento puedan ser detenidos e implantados.
Lo interesante es que cada uno de ellos, al enfrentarse a ese reto según sus diferentes formas de ser, se verán obligados a pensar, y valorar, lo que para ellos es la libertad. Si serán capaces de defenderla o no. Porque, como se dice en algún momento, puede resultar un peso que no se puede ni tirar ni llevar.
¿Cómo crees que puedes sorprender al lector?
El lector puede identificarse con las tribulaciones de los personajes (eso espero), y hacer suya la pregunta de qué pueda ser eso que llamamos libertad (todos los discursos políticos y sociales están saturados de esta palabra, pero sólo unos pocos la personalizan de verdad).
No me gusta el estilo engolado de muchas novelas actuales, porque resulta hueco. Al contrario, la novela tiene que recuperar un estilo más directo y apasionado. En mi opinión tiene que ser menos narcisista y sobre todo menos apegado al pasado (ese pasado historicista y rancio), para comprometerse más con la realidad interior.
En Croma he intentado, no sé si con acierto o no, que el lector vuelva a descubrir esta maravillosa realidad personal tan escurridiza, y a preocuparse por ella.
¿Sigues escribiendo?
Actualmente estoy escribiendo otra novela. Se titula Odds.
La presentación va a tener lugar en tu estudio de arte, en la que los asistentes podrán disfrutar de un show cooking y catering contextualizado en la ciencia ficción, ¿Cómo se consigue unir Pintura, Cocina y Literatura?
Sí, uno puede preguntarse qué será eso que las une. Porque parecen vehículos que viajan en distintas direcciones.
Veamos. En principio, la pintura puede ser muy física (sobre todo si trabajas la materia), igual que la cocina. Con la cocina tenemos el sabor, el olor, el color…, o sea, las sensaciones. El color hace que se entrecruce con la pintura, y al hacerlo, entra en la esfera de la emoción (opino que la pintura que tiene que ser explicada es otra cosa que pintura). Con esas vibraciones, la pintura empieza a ser pensada. Y entonces entramos en la dimensión de la idea, o sea, de la palabra.
Es curioso, pero todo eso al mismo tiempo (sensación, emoción y pensamiento), da lugar a otra cosa, que de momento no creo que tenga nombre.
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