Pedro Fernández Puig: "Esta novela me ha supuesto imaginar mi juventud en la época actual, y en ese sentido empatizar con la de hoy en día".

Ediciones Atlantis presenta 'El Fuerte de La Galea' del escritor Pedro Fernández Puig, una novela que conecta con sensibilidad el mundo de los jóvenes y el de los adultos.

1.- De nuevo una novela que engancha al lector, y mucho. Esta vez, con el sistema educativo como telón de fondo. ¿Qué les espera a los lectores?

Creo que va a depender de la edad, ya que en una misma novela se combinan dos perspectivas. Por un lado, espero que la gente joven pueda comprender mejor el mundo adulto, enfrascado en solucionar las incidencias y los problemas de cada día, preocupados por el futuro.

Por otro, confío en que la gente adulta recuerde lo que sentía en su adolescencia, e imagine qué hubiera sido de aquella con los medios tecnológicos actuales, los móviles o Internet. Es una misma novela con dos perspectivas, según quién la lea. 

2.- ¿Qué ha significado para ti trabajar en los sentimientos y las emociones de los jóvenes actuales?

Supone recordar cosas ya olvidadas, tanto buenas como malas. Te das cuenta de que cada época es diferente, pero los sentimientos de esas edades son los mismos a pesar del tiempo que nos distancia. La amistad, los estudios, las relaciones con la gente, los exámenes, los miedos. Generalmente a esa edad todo es inmediato, no se piensa en el futuro ya que no tienes la experiencia vital suficiente, salvo que te eduquen y te preparen para ello. Pero sobre todo me ha supuesto imaginar mi juventud en la época actual, y en ese sentido empatizar con la de hoy en día, y relativizar el uso que hacen de la tecnología.

3.- El peligro de un mal uso de Internet, y el problema de los móviles debido a la frecuente falta de control de los padres, está muy presente en la novela. ¿Cómo ves este tema?

La tecnología es un simple medio, y por ello el resultado positivo o negativo de su uso depende precisamente de que este uso sea correcto o incorrecto. Sin embargo, creo que nos enfrentamos a un elemento todavía desconocido, con demasiados intereses económicos, y en el que quienes deberían marcar las reglas -los adultos- desconocen por lo general qué es bueno y qué es malo. A veces intentan ser “modernos”, y fomentan un uso educativo lamentable, y en otras ocasiones creen que tienen que ser rigurosos, y limitan sin sentido su uso recreativo o social. Las consecuencias se verán en los próximos años, pero es necesario encontrar un equilibrio.

4.- ¿Cuándo y cómo surge la idea inicial que da pie a la obra?

Llevaba mucho tiempo con ideas para escribir en relación a los tiempos de instituto, pero actualizados a la juventud de hoy en día. Por otro lado, las ruinas del Fuerte reivindicaban una historia, pero no me encajaba hacer una novela histórica, no iban por ahí mis sentimientos.

De pronto ambas situaciones tomaron sentido con un mismo simbolismo; la juventud, los muros del Fuerte, la edad adulta, y el estado en el que las instituciones permiten que permanezca el Fuerte, en ruinas, abandonado. El pasado y el futuro podían tener relación, y de ahí surge la novela, que acabé a principios de este año 2020.

5.- Para aquellos que no lo conozcan, háblanos de ese Fuerte de La Galea, casi un personaje principal en la novela.

El Fuerte de La Galea, o también llamado “Castillo del Príncipe” es un elemento histórico fundamental de la costa vasca que, sin embargo, está abandonado a su suerte. En cualquier otro país sería motivo de reforma, museo y visita turística obligada por su significado y su pasado. Construido en el siglo XVIII, resultó derruido y reconstruido de nuevo varias veces por causa de diversas épocas de guerra, pasando por él franceses e ingleses. Su situación actual debería avergonzar a quienes tienen la responsabilidad sobre la historia y la cultura de Bizkaia en general, y del municipio de Getxo, en particular.

6.- ¿A quién crees que va dirigida más especialmente esta novela?

Por un lado a las personas adolescentes, que por su juventud tienen que labrarse un futuro, para que despierten y -sin dejar de ser jóvenes- decidan qué quieren para su vida. Por otro lado, a aquellas personas ya adultas que nos dirigimos hacia una segunda etapa de madurez, para que no olvidemos aquellos años de adolescencia, y seamos más Peter Pan y más Niños Perdidos. A los primeros les toca ser adolescentes, pero un poco más responsables. A los segundos nos toca seguir siendo responsables, pero un poco más adolescentes.


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