1.- No necesitas presentación. Cuentas con una amplia y consolidada trayectoria cinematográfica. ¿Qué te ha llevado a la novela, y más en concreto, a la novela negra?
No voy a ser muy original si cuento que mi primera juventud estaba llena de Chandler, Hammet, Christie, Simenon, Himes… Y más adelante Higsmith, Vázquez Montalbán, Black, Connolly, Madrid, Lemaitre… Encabezo esta mi primera novela con una cita de Michael Connelly…
En mi opinión, el enunciado “novela negra” no es sino la traslación de lo que siempre se ha llamado “cine negro” ¿verdad? Siempre me ha fascinado ese género, hay películas que he revisto más de una docena de veces, secuencias que no me canso de admirar. Quizá por eso, por el rendido respeto que les tengo, nunca me he atrevido a rodar una película “negra”.
Ahora, sin tener que controlar un equipo de cincuenta o sesenta personas, escribiendo en la intimidad, me voy a desquitar.
2.- Sin grandes spoilers… ¿qué van a encontrarse los lectores en NOCHE CÓMPLICE?
En realidad, lo que pretende el escritor no es muy diferente a lo que busca el director de cine: atrapar la atención del lector (o el espectador), sugerirle diferentes líneas de acción incitándole a que escoja, sorprenderle con giros inesperados y motivarle a que no pueda abandonar el relato hasta el final.
3.- A lo largo de tu carrera has peleado siempre por un cierto grado de independencia que asegurase la libertad creativa. ¿Qué diferencias encuentras respecto al hecho de escribir una novela? ¿Siempre pensaste en publicarla?
Dirigir una película es siempre muy complicado, dependes de tantas variables: presupuesto, actores, equipos artísticos y técnico, postproducción… No oculto que para mí siempre ha supuesto un mayor o menor grado de frustración. Escribir en la soledad de tu estudio, no acomodarte en lo hecho intentando mejorar lo escrito, descubrir palabras, adverbios, expresiones… es fascinante. Gabriel García Márquez, de quien fui alumno y amigo decía que disfrutaba tanto con las revisiones que siempre había un momento en que tenía que decirse: “¡Para ya, Gabo, no sigas corrigiendo!”
4.- En Noche cómplice asistimos al desmoronamiento de una vida, casi de la noche a la mañana. ¿Crees que se trata de un hecho extraordinario o que, al contrario, nos puede pasar a (casi) todos?
Me parece que, afortunadamente, (y no puedo dejar de pensar en “Perdición” de Wilder) lo que aquí se cuenta y en la medida en que se relata, no puede sino ser considerado como algo fuera de lo común. La “bala de plata” de que habla Connelly.
5.- Anteriormente has escrito teatro. ¿Qué diferencias principales has encontrado al enfrentarte a una novela? ¿Has disfrutado la experiencia?
A mi manera de ver, escribir para teatro es una experiencia más cercana a la de un guión cinematográfico. Nada comparable a la libertad (pero también el rigor y la disciplina) que lleva consigo parir una novela.
6.- ¿Vendrán otras novelas detrás?
Bullen en mi cabeza un par de ideas que me parecen atractivas. Pero, ni en cine ni en literatura, nunca he admitido ese concepto de “autor que crea para sí mismo”. Si consigo lectores para esta primera novela, seguro que me arriesgaré una segunda vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario