Ediciones Atlantis presenta 'Malencia de Álima', del escritor J. M. M. Martínez, una excelente novela negra costumbrista que retrata las miserias y atrocidades de un pequeño pueblo en la época franquista.
1. ¿Quién es J. M. M. Martínez?
Un escritor de 24 años que intenta seguir el camino que le dicta su corazón. Parecerá la típica frase hecha carente de significado real, pero para la gente de mi generación se ha convertido en nuestro gran desafío. Hemos vivido tres grandes crisis (2008, 2012 y 2020) que cada una ha supuesto un cambio en la concepción de lo que hay que hacer en la vida para toda la sociedad española. La gente de mi generación se ha visto guiada en nuestra madurez por una serie de lecciones bien intencionadas: “haz una carrera”, “estudia algo con salidas”, “sé funcionario”, “compite”, “sé mejor que los demás”, “gana dinero”, “consigue un trabajo bien remunerado”, “ve a lo seguro”. Todo para tener una vida fácil y de éxito, condenando a una generación a no hacer lo que realmente quiere hacer, por su bien.
Hay una lección de Joseph Campbell que me gusta recordar, cuando en “El poder del mito”, explica el sentido de la simbología de la rueda de La Fortuna: “La Fortuna es una rueda que gira sin parar, si persigues la fortuna te situarás en el exterior de la rueda y bien estarás arriba y bajarás o bien estarás abajo y subirás, pero si te sitúas en el eje de la rueda, por mucho que gire, jamás te moverás”. Ese eje es obedecer a tu corazón, donde no hay buena, ni mala suerte, porque estás siguiendo lo que realmente amas.
Hace tiempo me hice esta pregunta: ¿me situaré en el exterior de la rueda, pensaré en el éxito, en la fortuna? ¿o me situaré en el eje, pensaré en mi felicidad, en hacer lo que amo? Y aquí me hallo en mi hogar, cerca de mi gente y haciendo lo que amo, que es crear historias.
2. ¿Qué se van a encontrar los lectores en tu novela ‘Malencia de Álima’?
La respuesta sencilla sería un thriller psicológico, pero he intentado que la novela esté plagada de sensaciones auténticas, de las verdades que vagan entre nosotros. Primero la mirada de los pueblos, donde una historia sucede y cientos de miradas observan y en cada mirada es una historia diferente.
Por otro lado, el germen social que creaban esas sociedades rurales estancadas en normas que ya ni tan siquiera eran útiles y de su época, con la excusa de seguir una espiritualidad que realmente evadían. Generando conflictos entre quienes querían conservarlos, quienes querían cambiarlos, quienes se veían perseguidos por los deseos de la carne y quienes querían trascender a aquellas normas.
Y por último, el interiorismo que los personajes de Malencia de Álima merecen, llenos de demonios internos procedentes de su pasado, que intentan esconder pero como decía el Gran Gatsby: “así vamos, barcos a contracorriente, incesantemente arrastrados hacia nuestro pasado”.
3. ¿Estás de acuerdo con la etiqueta de novela negra costumbrista? ¿Qué encuentras en el ambiente rural para haber situado tu primera novela en tal contexto?
En cierta manera sí, aunque creo que he intentado escapar todo lo posible de las estructuras arquetípicas del género. He intentado que la historia fuera más allá y no fuera la típica historia que te lleva a un final factible, sino un viaje a través de las vidas y mentes de los protagonistas de aquella época, de las cuestiones que se hacían entonces y que, aunque de otra manera, nos siguen pareciendo actuales.
Al ser mi primera obra me he esforzado en contar una historia que estuviera dentro de mí, que estuviera desesperado por contar y que llevara partes de lo más profundo de mi ser y qué mejor situación que la vida en un pueblo de Murcia, que es donde he pasado toda mi vida, qué mejor que el ambiente de Aljucer.
4. Detectamos una voz preocupada por cuestiones sociales y políticas. ¿Cuánto de denuncia hay en ‘Malencia de Álima’?
Poco para lo que suelo tratar en mi vida las cuestiones sociales y de política, la gente que me conoce lo sabrá. Tiene pequeñas pinceladas de política.
Por un lado, porque los problemas de falta de libertad no han cambiado tanto, nos seguimos viendo supeditados a lo que el amo quiera concedernos, en la actualidad los amos. No hay capacidad de ser nosotros quien nos demos esas libertades. Por otro lado, porque nuestro país vivía la misma división absurda fomentada por quien estaba en el poder, para retroalimentarse de él, ya sabes, siempre hay que señalar a un enemigo y ponerte como solución a él, para así ascender, aunque seas exactamente lo mismo pero con otra careta.
También, porque en la vida todo tiene algo de política, que esta es la lucha por el poder, del que lo tiene por conservarlo, del que no lo tiene, por alcanzarlo.
5. ¿Has llegado a la novela negra para quedarte?
No me consideraría un autor de género, aunque he de admitir que la novela negra siempre me ha enganchado con facilidad.
Hay una parte de mi cerebro del que me vienen historias interesantes, las cuales me gustaría poder disfrutar y poco a poco se van construyendo casi sin que sea consciente de ello, y al final tengo una necesidad casi de asfixia por contar aquello que está en mi cabeza.
Pero nunca hay un género común, lo que sí suele ser común es la búsqueda de las verdades que hay en nuestro interior y en nuestra humanidad.
6. ¿Algún nuevo proyecto en mente?
Demasiados. Actualmente estoy con la escritura de un guion de un largometraje de ciencia ficción-terror en el que la humanidad se ve abocada a la extinción y los superviviente se ven forzados a la construcción de una nueva mitología que les enseñe a sobrevivir y no tener remordimientos de conciencia por lo que tengan que hacer por seguir viviendo.
También llevo tiempo desarrollando una trilogía de ciencia ficción en un mundo futurista donde existen dos sociedades en conflicto, pero para esa historia todavía me queda mucho que aprender antes de escribirla.
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