Buenos días,
Os dejamos este extenso y elaborado post, escrito por el autor de 'Relatos de la Gran Guerra', Daniel L-Serrano Páez "Canichu", que estuvo firmando ejemplares en la Feria del Libro de Madrid el pasado 1 de junio.
Ha escrito Juan
José Millás en un artículo reciente en El País un toque de atención sobre lo
solicitadas que estaban las casetas de la Feria del Libro de Madrid donde
firmaban sus libros montones de cocineros, deportistas, cantantes, “youtubers”
y otras personas que al terminar la feria lo que no harán será pensar en el
siguiente libro, mientras las casetas de los escritores estaban desiertas o con
menos interés del público. Estos, dice él, seguirán escribiendo y pensando en
el siguiente libro, pues ellos son los escritores. Venía a lanzar él en cierto
modo la idea de una relativa necesidad de unidad entre los escritores, editores
y demás para defender la esencia de lo que debiera ser una feria del libro
respecto a la literatura. En nuestras épocas las ferias de libro ya no son
tanto una defensa de la cultura y en concreto de la cultura escrita de la
literatura, si no un lugar donde promocionar y vender libros. Se venden libros
como productos, no tanto como literatura. Sea como sea la reflexión de Millás,
las estadísticas de ventas de este año en la Feria del Libro de Madrid nos
indican que este 2016 se ha vendido un 9% más respecto al año pasado. Lo que en
principio nos hace pensar que hay salud, relativa, en el interés por leer y por
leer además en libro de papel. A menudo se nos dice que los libros electrónicos
son el futuro y que se venden cada ve más, pero pienso yo sencillamente que la
promoción de esos libros es a menudo fuertes campañas comerciales de los
productores de aparatos electrónicos, los mismos que el día de mañana nos dirán
lo desfasados que están nuestros modelos de lectores de libros electrónicos
para que los vayamos reemplazando. No son la panacea de la ecología, como
también nos han hecho creer, en unos tiempo donde el recalentamiento del
planeta se debe a las muchas emisiones de CO2
al ambiente, emisiones que en parte generan el consumo de recursos energéticos,
incluida la generación de la electricidad que necesitan las baterías de estos
aparatos; baterías que a la par tienen un consumo limitado de tiempo de vida y
que contienen una gran cantidad de contaminantes dañinos y difíciles de
eliminar. Pienso además que la crisis económica de 2008, que aún padecemos,
contribuyó en mucho en la eliminación de la compra de libros como gasto
personal, o que aquellos que tuvieron que volver a las casas de sus padres o
que alquilaron habitaciones o pequeños pisos tampoco disponían de espacio para
poder disfrutar de los libros en papel. La economía, no el abandono del papel
por sí mismo, es lo que ha provocado este desequilibrio papel-formato
electrónico. Pero este año se ha vendido un 9% más en la Feria del Libro de
Madrid y eso nos indica algo en un año que se ha generado algo más de empleo,
si bien ha sido empleo precario de corta duración y bajos sueldos. La gente,
con dinero en su bolsillo por primera vez en mucho tiempo, aunque escaso, ha
comenzado a darse caprichos de ocio, aunque sepa que mañana volverá el
desempleo a su hogar. Y si ese capricho de ocio es en libros, lo han gastado en
libros de papel y no en libros electrónicos.
En ese 9% más de ventas he tenido
la fortuna de ser uno de los autores que ha vendido en la Fería del Libro de
Madrid. Fue el 1 de junio, en la caseta de la Librería Salamanca, de la mano de
la editorial Atlantis con mi libro “Relatos de la Gran Guerra”, sobre relatos
de ficción antibélica ambientados en la Primera Guerra Mundial. Lo cierto es
que no creo que Juan José Millás ande descaminado en cuanto a los intereses de
muchos lectores actuales, sin embargo yo tuve la fortuna de ver agotarse todos
los ejemplares de mi obra que se encontraban a la venta en ese momento. Firmé
una gran cantidad de libros, si bien yo no conté con enormes colas de personas
a la espera. Fue una firma constante sin parar, eso sí, y conversando con quien
se acercó. En la hora y media que estuve en mi caseta asignada pude ver incluso
a personas que eran conocidas para mí y que venían de treinta a cuarenta
kilómetros más allá de la ciudad de Madrid.
Firmar mi primer libro publicado,
que no el primero escrito, en esta feria me resulta altamente gratificante. No
todo el mundo comienza la publicación de sus libros con esta acogida,
especialmente lo escribo por el interés que ha suscitado a bastante lectores
interesados. Curiosamente me encuentro una gran cantidad de casos de personas que
encuentran en la Primera Guerra Mundial un algo romántico que en su época era
impensable. Veo igualmente, ahora que han pasado las semanas desde la
presentación del libro en Alcalá de Henares, cómo diversas librerías venden mi
libro recomendándolo junto al de “Cuentos de la Gran Guerra” que escribió
Blasco Ibáñez en el comienzo del siglo XX. No sé qué pensaría él de tal unión
de nuestras obras, pero a mí me resulta ciertamente halagador, no lo voy a
negar, aunque Blasco Ibáñez siempre será uno de los grandes entre los grandes,
por ello me halaga el ego, claro está, aunque yo sé dónde está él y dónde estoy
yo.
Conocí en la feria a Eugenio
Piñeiro, que publica en la misma editorial que yo, Atlantis, “El heraldo del
caos”. Un hombre de pocas palabras pero directas, franco. También me parece de
especial valor el poder tener estas relaciones entre nosotros, más o menos
compañeros de algún modo. Es por todo esto que mi experiencia en la Feria del
Libro de Madrid me ha resultado buena y me ha dado alegrías. No puedo decir
menos que espero que este sea el peldaño de una buena trayectoria, y sé que
suena mal decirlo uno mismo, pero fíjese el lector que he dicho que espero que
sea, no he dicho nada más, y en expresar esperanzas e ilusiones no hay nada que
suene mal, pues no es vanagloria, sino el deseo de compartir sueños por
cumplir. Y es precisamente, el fijarse bien en lo que se lee de lo que va la
lectura y con ella los procesos que se alimentan con ello mediante los cuales
vamos formando formas de entender y de pensar. Os invito a todos a la lectura,
siempre, y a la diversión que nos da todos y cada uno de los mundos que los
escritores y escritoras os compartimos.
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